¡°Mamita, soy pandillero¡±
Cinco grandes bandas latinas suman en Madrid m¨¢s de 250 miembros activos
El precio que pag¨® Luis Giler por abandonar una banda latina de Madrid fue una paliza. "Un d¨ªa fui a mi madre y le dije: 'Mamita, soy pandillero. Quiero salirme, pero para hacerlo me van a pegar... ?T¨² qu¨¦ prefieres?", relata este ecuatoriano de 19 a?os y exmiembro de los ?etas, una de las cinco principales bandas latinas que existen en la Comunidad de Madrid y que re¨²nen 250 miembros. "Mi madre prefiri¨® que me pegaran. Acab¨¦ en el hospital, pero no me arrepiento. Ya hace cuatro a?os que no ando con esa gente", explica frente a una discoteca de La Cubierta de Legan¨¦s, una de las zonas de la Comunidad donde m¨¢s reyertas se producen los fines de semana, seg¨²n fuentes policiales.
En Madrid existen dos grandes corrientes de pandillas, seg¨²n la Brigada Provincial de Informaci¨®n de la Polic¨ªa Nacional. La de ra¨ªz dominicana, formada por Trinitarios y Dominican Don¡¯t Play (DDPs); y la ecuatoriana, que son los Latin King, Forty Two, y los ?etas, la que Giler decidi¨® abandonar en 2012 tras una trifulca con los Trinitarios. "Yo era ?eta juramentado, pero estar en una banda no llevaba a nada. La mayor¨ªa son adolescentes que van borrachos o drogados y no se lo piensan", relata este joven residente en Parla sobre la violencia de estos grupos.
"La raz¨®n de ser de las bandas radica ¨²nicamente en la rivalidad con otras, en perpetrar robos con violencia e intimidaci¨®n y en el trapicheo a peque?a escala", explica Ricardo Gabald¨®n, inspector jefe encargado de la Polic¨ªa Nacional en Madrid de las tribus urbanas. En la Comunidad de Madrid existen entre 250 y 300 miembros activos de pandillas, una tercera parte de los que hab¨ªa entre 2003 y 2004, la ¨¦poca de mayor actividad de estos grupos.
La mayor¨ªa son hombres de nacionalidad ecuatoriana y dominicana, seguidos en menor medida por colombianos y espa?oles. Para ingresar en las bandas, seg¨²n los expertos y los expandilleros, hay que pasar una serie de pruebas que van desde tener que robar algo a recibir una paliza colectiva durante unos segundos. "Tiene que ser un robo f¨¢cil, en un chino o en una gasolinera. No vas a robar en un banco", explica un expandillero.
Giler recibi¨® una paliza para salir; Fernando Montero la recibi¨® para entrar. "Me apalearon entre varios", cuenta este ecuatoriano de 18 a?os que lleg¨® a Madrid con 10. "En el colegio lo pasaba mal, me hac¨ªan bullying. Me llamaban panchito. Un chico me propuso entrar, me dijo que me proteger¨ªan¡±, relata Montero, ex Latin King. "Una vez dentro, la cosa cambia. Hay mucha droga, mucha violencia, mucho maltrato. Una banda rival me intent¨® apu?alar. Me sal¨ª cuando naci¨® mi hija, hace 11 meses. Lo hice por ella...".
"Me apalearon entre varios para poder entrar en la banda"
Las bandas latinas llegaron a Madrid en 2001, cuando se constituy¨® La Sagrada Tribu Am¨¦rica Spain, una rama de los Latin Kings llegada desde Ecuador. En la actualidad esta banda apenas tiene actividad, pero sirvi¨® de inspiraci¨®n para los DDPs y los Trinitarios, las dos m¨¢s activas hoy en d¨ªa. La proliferaci¨®n de estos grupos se debe a la llegada de adolescentes latinoamericanos por la reagrupaci¨®n familiar, seg¨²n la polic¨ªa y los expertos en inmigraci¨®n.
"Cuando ven¨ªan, se sent¨ªan desplazados. La banda se convirti¨® en un espacio de acogida, en una segunda familia para j¨®venes provenientes en su mayor¨ªa de familias desestructuradas", dice Carles Freixa, antrop¨®logo y experto en grupos juveniles violentos. "Creen que es un juego de ni?os y cuando quieren salir ya es demasiado tarde", explica Giler mientras ense?a todas las cicatrices en la cara y la espalda que le han quedado tras su etapa como pandillero. Montero, por su parte, relata: "Sal¨ªamos por los barrios. ?bamos a Vallecas, a Villaverde¡ Hab¨ªa muchos problemas con los Trinitarios. Ten¨ªamos que ir a golpearlos".
Zonas de acci¨®n?
La bachata, la salsa y el merengue se escuchan por las ventanas de los bares y hogares de Cuatro Caminos, en Tetu¨¢n. En este distrito, donde est¨¢ asentada la mayor¨ªa de la poblaci¨®n dominicana de Madrid, j¨®venes de bandas se camuflan entre sus vecinos. La mayor¨ªa de ellos son del propio distrito y cada d¨ªa se re¨²nen en parques del barrio, donde pasan inadvertidos.
En el parque del Poeta Leopoldo de Luis, en el distrito de Tetu¨¢n, zona trinitaria seg¨²n la polic¨ªa, los ni?os corretean y juegan al f¨²tbol mientras un grupo de j¨®venes fuman y beben cerveza en un banco. A uno de ellos lo conocen como Chimbala. "Pana, aqu¨ª de bandas no encontrar¨¢s nada", dice este dominicano vestido con una camiseta de los Miami Heat, un equipo de la NBA. Al final, en confianza, Chimbala explica que hace un mes sali¨® de la c¨¢rcel. "Pas¨¦ un a?o en prisi¨®n preventiva. Hubo una reyerta el a?o pasado en el metro y ahora me piden tres a?os", explica mientras se l¨ªa un pitillo.
La actividad pandillera se centra en algunos de los distritos m¨¢s humildes de la capital: Vallecas, Villaverde, Usera y Tetu¨¢n. En los ¨²ltimos a?os, seg¨²n Gabald¨®n, muchas bandas se han desplazado a los municipios de extrarradio como Parla, Alcal¨¢ de Henares y Legan¨¦s, al ser m¨¢s baratos que la capital. "Una particularidad de Madrid es que solo frecuentan los parques de sus barrios. No buscan expandirse. Solo salen para enfrentarse con otras bandas", explica Freixa.
"En Villaverde hay un caldo de cultivo enorme"
Villaverde es uno de los distritos con m¨¢s presencia de bandas con hasta tres grupos (DDPs, Trinitarios y Latin King), seg¨²n fuentes policiales. "Hay un caldo de cultivo enorme y no hay pol¨ªticas de prevenci¨®n", explica una educadora social que reivindica mediaci¨®n policial y pol¨ªticas sociales para acabar con estos conflictos callejeros. "Una vez pregunt¨¦ a unos ni?os de ocho a?os del barrio c¨®mo quer¨ªan que se llamasen sus equipos de f¨²tbol. Ellos me respondieron: 'Trinitarios, DDPs, Latin King¡ una locura", se lamenta la educadora.
En un parque al lado del colegio de Los Rosales (Villaverde), tres j¨®venes beben ron y esnifan rayas de coca¨ªna:
¡ª"?Qu¨¦ dices, que hay bandas latinas aqu¨ª?", exclama uno de ellos.
¡ª"Eso no son bandas, eso son ni?os que juegan a pandillas", responde un chico llamado Jos¨¦. ?l fue testigo en 2005 del asesinato de Manu G. C., un joven de 17 a?os muerto a cuchilladas por un dominicano en la colonia de Oroquieta.
"Lo apu?alaron tres veces, una en el coraz¨®n"
¡°Hubo una pelea. Manu se dio la vuelta y ras ras ras...[gesticula como si apu?alase]. Un tipo lo acuchill¨® tres veces, una en el coraz¨®n. Yo ten¨ªa 12 a?os. Cuando lo vi, me qued¨¦ paralizado. Empec¨¦ a llorar y vomit¨¦ en un ¨¢rbol. Jam¨¢s lo olvidar¨¦", relata. Jos¨¦ admite haber tenido relaci¨®n con grupos neonazis de la zona y asegura que las bandas latinas ahora se ven m¨¢s en Usera, Carabanchel o Campamento.
En Madrid cada a?o hay en torno a 300 detenciones por participaci¨®n en reyertas, apu?alamientos y homicidios. La ¨²ltima muerte fue la de un adolescente espa?ol de 15 a?os, el pasado 6 de marzo, en una pelea entre los DDPs y los Trinitarios en los aleda?os de la Puerta del Sol. Hac¨ªa tres a?os que no se produc¨ªa un homicidio de este tipo en la capital. Seg¨²n Gabald¨®n, esto no se debe a un repunte de la actividad de las pandillas: "Las bandas mantienen per¨ªodos de mayor o menor intensidad. Pero la realidad es que las reyertas han disminuido durante los ¨²ltimos a?os". Otras fuentes policiales, sin embargo, s¨ª hablan de un repunte de violencia y alertan de que pr¨¢cticamente cada fin de semana se produce un enfrentamiento con peligro de apu?alamiento. "Es un fen¨®meno que ha venido para quedarse", explican mandos policiales.
Un expandillero que prefiere no ser identificado y que frecuenta el barrio de Campamento ingres¨® en los ?etas con 12 a?os. Pertenece a ese 2% de miembros de bandas latinas que seg¨²n Gabald¨®n son de origen espa?ol, una cifra mucho mayor, seg¨²n otras fuentes policiales y expertos. "En mi familia las cosas no andaban bien. Me maltrataban. Quer¨ªa salir de casa. Dentro de la banda me sent¨ªa libre", relata este joven de 18 a?os que ahora trabaja como limpiador cerca de la plaza de Castilla. Abandon¨® la banda hace un a?o. "Cuando empec¨¦ a ver apu?alamientos lo dej¨¦. Me afect¨® mucho", dice con voz seria desde un vag¨®n del metro ligero direcci¨®n Boadilla del Monte. "Pero ahora quiero volver a entrar. Antes no ten¨ªa nada. La banda es mi vida. Meterme dentro es como volver a nacer".
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