Hay algo peor que abortar: ir al juez adem¨¢s de abortar
El caso contra el doctor Mor¨ªn dej¨® al descubierto la vulnerabilidad de las mujeres y los agujeros de la ley del aborto
Este es un pa¨ªs donde nadie sospechaba que la Guardia Civil pudiera una ma?ana citarte a declarar como imputada tras haberle sido practicado un aborto, pero esa es probablemente otra de las certezas que se han volatilizado en el deterioro de la vida institucional que sufre Espa?a. Ha habido hitos muy graves en la escala de Richter de este deterioro, como los que han alcanzado a la Casa Real, al presidente de la Generalitat o a los dos grandes partidos de la democracia. Pero el que afecta a un centenar de mujeres an¨®nimas que fueron citadas a declarar sobre su aborto ¡ªprimero como imputadas, luego como testigos¡ª en dos juicios consecutivos es uno muy especial, porque ata?e a la calidad legislativa, judicial y en ¨²ltima instancia democr¨¢tica de un pa¨ªs. Y porque es material muy sensible al afectar especialmente a la vulnerabilidad de la mujer.
En 2006, agentes de la Guardia Civil irrumpieron en las cl¨ªnicas del doctor Mor¨ªn en Barcelona e iniciaron un procedimiento que arranc¨® con petici¨®n de 309 a?os de c¨¢rcel por parte de la fiscal¨ªa por abortos ilegales, que desemboc¨® en su absoluci¨®n en 2013 y que ahora, tras repetirse el juicio por orden del Supremo, ha concluido en una condena a un a?o y medio de c¨¢rcel por 11 abortos ilegales. El detonante fue un reportaje con c¨¢mara oculta en la televisi¨®n danesa que la organizaci¨®n E-Cristians us¨® para querellarse contra las cl¨ªnicas de Mor¨ªn. En el primer juicio, los magistrados rechazaron el testimonio de los periodistas por tratarse de una grabaci¨®n il¨ªcita. Pero esa es una de las razones que llev¨® al Supremo a anular la sentencia y a obligar a repetir el juicio. La otra era esta: Mor¨ªn se acogi¨® a su derecho a no declarar y los magistrados no permitieron que la fiscal¨ªa leyera las preguntas preparadas. El Supremo dio la raz¨®n a la fiscal¨ªa.
Todo ello nunca debi¨® pasar: la anterior ley permit¨ªa el aborto en tres supuestos, incluido el grave peligro para la vida o la salud f¨ªsica o ps¨ªquica de la embarazada, y ese fue el argumento que se us¨® masivamente para abortar. Las cl¨ªnicas de Mor¨ªn debieron hacerlo con rigor. Aquello qued¨® al descubierto y se convirti¨® en una grieta por la que grupos cat¨®licos y de derechas colaron y alimentaron su discurso reaccionario contra las legislaciones del aborto en general. Fueron d¨ªas duros para los avances democr¨¢ticos en Espa?a. Y se puso adem¨¢s en evidencia una mala praxis que las mujeres en situaci¨®n de embarazo no deseado no tienen por qu¨¦ sufrir. No hab¨ªa en las cl¨ªnicas de Mor¨ªn abortos fuera de plazo o de riesgo, como se divulg¨® en esos momentos, sino una falta de control psiqui¨¢trico de ese peligro para la salud de la embarazada, que se documentaba con apenas un test.
Ante tales desprop¨®sitos, Zapatero impuls¨® la ley que permite el aborto en plazos determinados sin justificaci¨®n, una legislaci¨®n avanzada que Gallard¨®n estuvo a punto de derribar. Por fortuna, sigue en pie. Treinta y un a?os despu¨¦s de la primera ley, es alarmante que las mujeres hayan sido tan vulnerables. Porque hay sin duda algo peor que abortar, y es ser llamado por un juez o la Guardia Civil adem¨¢s de tener que abortar.
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