Crimea, la obsesi¨®n de Putin
CRIMEA. Rusia. Para siempre¡±, ¡°Sebastopol. Rusia. Para siempre¡±. Acompa?ada por estos lemas, una enorme foto de Vlad¨ªmir Putin jalona las carreteras de la pen¨ªnsula del mar Negro que Mosc¨² se anexion¨® en 2014. Con una mano apoyada en la barbilla, el presidente ruso esboza una sonrisa que hace pensar en La Gioconda.?Los carteles se repiten y son el testimonio de una firme voluntad, la de integrar de forma irreversible a Rusia el territorio que Catalina la Grande conquist¨® en 1783. La incorporaci¨®n al imperio de los zares acab¨® con 300 a?os de dominio t¨¢rtaro, la etnia de religi¨®n musulmana que hab¨ªa establecido en la pen¨ªnsula su janato,?un reino gobernado por un soberano, o jan,?y sometido a las ambiciones enfrentadas de otomanos y rusos. En 1954, en una redistribuci¨®n territorial interna, los dirigentes de la URSS transfirieron Crimea desde la rep¨²blica federada de Rusia a la de Ucrania y como parte de este pa¨ªs fue reconocida por la comunidad internacional, incluida la misma Rusia, en 1991, al desintegrarse el Estado sovi¨¦tico.
Mosc¨² basa su dominio actual de Crimea en el refer¨¦ndum del 16 de marzo de 2014, realizado bajo control militar ruso y no reconocido por la Asamblea General de la ONU. Seg¨²n los organizadores, un 96,7% de los votantes se pronunci¨® por integrarse a Rusia. El grueso de la poblaci¨®n de Crimea (2,28 millones de personas, seg¨²n el censo de Mosc¨² de 2014) est¨¢ repartido en tres grupos: los rusos (1,49 millones, el 65,3%), los ucranios (350.000, el 15,1%) y los t¨¢rtaros (280.000, el 12%). De las tres comunidades, la t¨¢rtara es la m¨¢s antigua, pues sus ra¨ªces en la pen¨ªnsula llegan al siglo XIII.
La adaptaci¨®n a las nuevas realidades var¨ªa de una comunidad a otra. Los rusos descubren que la Rusia real no es el pa¨ªs con el que hab¨ªan so?ado, lo que no significa que se arrepientan de su elecci¨®n. ¡°La gente aqu¨ª estaba muy ilusionada con Rusia, pensaba que la vida ser¨ªa mejor, pero no ha sido as¨ª¡±, afirma, en una cena casera, una pareja de intelectuales de Sebastopol. Mis anfitriones se quejan de la subida de los precios, de la burocratizaci¨®n de los servicios sanitarios, de los m¨¦dicos que dejan el trabajo tras ver reducidos sus sueldos. Critican que los funcionarios se han multiplicado y que la corrupci¨®n y la especulaci¨®n inmobiliaria contin¨²an e incluso, dicen, han aumentado.
En la primera foto, una pareja observa el monumento por el asedio de Sebastopol. En la segunda, cartel de Vlad¨ªmir Putin. Dice: ¡°Crimea. Rusia. Para siempre¡±.EMINE ZIYATDINOVA
Antes del refer¨¦ndum, los pol¨ªticos de orientaci¨®n prorrusa tranquilizaron a t¨¢rtaros y ucranios con promesas (posteriormente incumplidas) como las garant¨ªas de que podr¨ªan usar sus lenguas a la par que el ruso como idiomas oficiales. Transcurridos m¨¢s de dos a?os, las comunidades de ucranios y t¨¢rtaros se han visto debilitadas por el ¨¦xodo de miles de sus miembros al territorio continental de Ucrania. En cambio, Rusia, como un amante retornado tras larga ausencia, afirma su presencia en Crimea con pasi¨®n, a veces con narcisismo y tambi¨¦n con celos de lo que no controla, incluidas las tradiciones y la identidad de las otras comunidades locales. Las autoridades, de hecho, han impuesto el pasaporte ruso a los habitantes de la pen¨ªnsula, que en su mayor¨ªa conservan tambi¨¦n el ucranio. Quienes se negaron a convertirse en rusos son hoy extranjeros, pr¨¢cticamente sin derechos, en su propio territorio.
Rusia ha creado en la pen¨ªnsula un nuevo distrito federal compuesto por dos entidades administrativas independientes, la Rep¨²blica de Crimea propiamente dicha (capital, Simfer¨®pol) y la ciudad de Sebastopol, que es la sede de la flota rusa del mar Negro. Los monumentos a la gloria rusa est¨¢n a la orden del d¨ªa. En Simfer¨®pol, en junio, se inaugur¨® un monumento a los soldados que en 2014 aseguraron la anexi¨®n y se dedicar¨¢ una estatua a Catalina la Grande. En Sebastopol se erigir¨¢ un monumento al pr¨ªncipe Grigori Potemkin, el estadista que conquist¨® estas tierras para la emperatriz.
Del templo ortodoxo de Alexandr Nevski de Simfer¨®pol ha desaparecido el agradecimiento a los mecenas ucranios que financiaron la restauraci¨®n durante a?os y en su lugar hay un letrero para reconocer al nuevo patr¨®n: el presidente Vlad¨ªmir Putin. Los pol¨ªticos locales, muchos de los cuales cambiaron de chaqueta tras servir en la Administraci¨®n ucrania, se refieren a su antigua patria como a un ¡°pa¨ªs vecino¡± y hostil. La amnesia dominaba tambi¨¦n en el Foro Econ¨®mico de Yalta, que el pasado abril invitaba a invertir en empresas expropiadas, como si sus antiguos due?os jam¨¢s hubieran existido. ¡°Crimea est¨¢ condenada a desarrollarse porque es el proyecto personal de Putin. Habr¨¢ que resistir un tiempo, pero el mundo acabar¨¢ por reconocernos como parte de Rusia¡±, afirmaba Sergu¨¦i, un empresario de Simfer¨®pol que se jactaba de burlar las sanciones con ayuda de firmas que se registran en Rusia o la pen¨ªnsula para actuar como puente con compa?¨ªas de la UE.
En Crimea discurren en paralelo un proceso de desamarre?de Ucrania y otro de amarre?a Rusia. El aeropuerto de Simfer¨®pol, desde donde antes se volaba a Nueva York o a Estambul, se comunica hoy solo con el territorio ruso, aunque el n¨²mero de conexiones se ha multiplicado y se han tenido que habilitar nuevas instalaciones para el turismo masivo barato que Mosc¨² incentiva.
Viajar desde Ucrania continental a Crimea es fatigoso y complicado. El tren Kiev-Simfer¨®pol dej¨® de funcionar en diciembre de 2014 y la ¨²nica forma directa de llegar por tierra es por los inc¨®modos puestos fronterizos?enfrentados (ucranios y rusos) en el istmo de Perekop. Vejatorios registros, inquisitivos interrogatorios, permisos especiales y horas de espera caracterizan la experiencia, y los taxistas que cubren el trayecto aseguran dar sobornos regulares en uno y otro lado.
En oto?o de 2015, Ucrania cort¨® el suministro de electricidad y mercanc¨ªas a Crimea. Rusia respondi¨® a los bloqueos organizados por activistas radicales proucranios y t¨¢rtaros mediante el abastecimiento por el estrecho de Kerch, que separa el mar Negro del mar de Azov, en el extremo oriental de la pen¨ªnsula. Los alimentos, los materiales de construcci¨®n y la maquinaria llegan en trasbordador desde la regi¨®n rusa del Kub¨¢n. Desde all¨ª llegaron tambi¨¦n los generadores el¨¦ctricos para las ciudades el pasado invierno.
Para liberarse?de Ucrania, Rusia construye un puente sobre el estrecho de Kerch. A finales de abril, los obreros trabajaban febrilmente y los camiones vert¨ªan tierra y escombros para afianzar los pilares sobre los que se apoyar¨¢ el puente, de 19 kil¨®metros. De cumplirse las previsiones, el puente estar¨¢ listo a finales de 2018 para el tr¨¢fico automovil¨ªstico y a mediados de 2019 para el ferroviario. Una empresa de Arkadi Rotenberg, amigo de la infancia y compa?ero de yudo de Putin, es responsable de las gigantescas obras con miles de trabajadores.
El cord¨®n umbilical?de Crimea con Rusia tiene precedentes. En 1943, por orden de Hitler, los ocupantes alemanes de la URSS comenzaron a construir un puente sobre el estrecho de Kerch, pero el avance del Ej¨¦rcito Rojo les impidi¨® acabarlo. En 1944, tras el retroceso alem¨¢n, Stalin orden¨® continuar las obras, pero el puente fue destruido por los hielos poco despu¨¦s de su inauguraci¨®n. El puente de Kerch, como s¨ªmbolo de amistad, figuraba entre los proyectos que Putin y su aliado V¨ªktor Yanuk¨®vich, expresidente de Ucrania, avalaron en el Kremlin en diciembre de 2013. Dos meses despu¨¦s, la revoluci¨®n del Maid¨¢n culmin¨® en un ba?o de sangre, Yanuk¨®vich huy¨® de Ucrania, y Rusia, temerosa de perder una posici¨®n geoestrat¨¦gica clave en el mar Negro, se apoder¨® de Crimea.
Rusia necesita tiempo y dinero para sustituir a Ucrania en Crimea. Para compensar el bloqueo el¨¦ctrico, ha tendido cuatro cables de alta tensi¨®n submarinos por el estrecho. El gran desaf¨ªo es, sin embargo, el agua. En abril de 2014, Ucrania ceg¨® el canal del norte de Crimea, una de las grandes obras de las Juventudes Comunistas (el Komsomol) realizada en los sesenta. El canal, de 400 kil¨®metros, regaba con el agua del Dni¨¦per toda la ¨¢rida zona norte de la pen¨ªnsula y aseguraba el 35% del consumo humano. Los intentos de restablecer el suministro han fracasado, afirma en Simfer¨®pol Igor Weil, el jefe del comit¨¦ de gesti¨®n de agua. ¡°Intentamos negociar con Kiev, les enviamos documentos y siempre hab¨ªa algo que no les gustaba. Ni siquiera pusieron precio¡±, dice indignado.
El agua del Dni¨¦per se pierde hoy en el mar, mientras en Crimea los arrozales se han secado y los cereales han reemplazado a las frutas y hortalizas en la tierra sedienta. En el distrito de Nizhnegorski, por donde pasa el canal, los responsables de la gesti¨®n de agua temen una irreversible degradaci¨®n del suelo. De momento, recurren a los r¨ªos, los embalses y a los recursos subterr¨¢neos, de los que Weil calcula que tienen para 50 a?os. Pero Sergu¨¦i Ch¨ªnov, el responsable del regad¨ªo en Nizhnegorski, advierte que el agua puede volverse salada, y la ingeniera Nadezhda Kulikova califica de ¡°imprescindible¡± el canal, en el que trabaj¨® durante 46 a?os. ¡°Esta agua era para casos de cat¨¢strofe, y la cat¨¢strofe ya lleg¨®¡±, dice Kulikova junto a una de las tres estaciones de bombeo subterr¨¢neo en construcci¨®n para abastecer a las ciudades del este de la pen¨ªnsula. ¡°El agua que sacamos no se restablecer¨¢ en decenas de a?os y todo lo que saquemos ser¨¢ poco¡±, sentencia.
Los rusos de Crimea veneran a Putin, pero se quejan de sus dirigentes locales, en parte militares y en parte supervivientes de la d¨¦cada de los noventa, caracterizada en Crimea por una enconada lucha por el reparto de las esferas de influencia entre diversos clanes. Entre los militares est¨¢n dos vicealmirantes, Oleg Bel¨¢ventsev, el representante de Putin al frente del distrito federal de Crimea, y el gobernador de Sebastopol, Sergu¨¦i Meniailo, exvicejefe de la flota del mar Negro. Entre los supervivientes?figura Sergu¨¦i Axi¨®nov, hoy primer ministro de la Rep¨²blica de Crimea. En una liga aparte est¨¢ el empresario e inventor Alex¨¦i Chaly, el l¨ªder de la rebeli¨®n antiucrania en Sebastopol y el personaje m¨¢s carism¨¢tico de la pen¨ªnsula. Chaly dimiti¨® como jefe del Parlamento en Sebastopol, tras enfrentarse a Meniailo, a quien Mosc¨² se niega a cesar. El gobernador ha repartido a los militares terrenos arrebatados a sus propietarios. Inseguros sobre el futuro, un oficial jubilado de la flota de Ucrania y su esposa, conocidos de esta corresponsal, han emigrado a Israel tras renunciar al sue?o de construir un hotelito familiar en una parcela de su propiedad, que ahora creen amenazada por las arbitrariedades del gobernador.
Meniailo y la fiscal de Crimea, Natalia Pokl¨®nskaya, son los antih¨¦roes locales para muchos. Al primero le atribuyen un tosco autoritarismo soldadesco, y a la segunda, una inflexibilidad miope. Contra Meniailo protestan los empresarios de Sebastopol, que ya en agosto de 2015 mandaron a Putin una carta avalada por 22.500 firmas. La comisi¨®n investigadora creada entonces no ha tenido consecuencias para el gobernador, que este a?o la ha emprendido con Oleg Nikol¨¢ev, el due?o de un exquisito restaurante. ¡°Me persigue porque soy del equipo de Chaly y quiere destruirme porque cree que as¨ª los otros empresarios se le someter¨¢n¡±, dice Nikol¨¢ev. El empresario ha puesto en circulaci¨®n un autob¨²s amarillo que, con el nombre de Lobos y Ovejas,?desaf¨ªa al gobernador y despacha men¨²s populares por las calles de Sebastopol.
Tras el refer¨¦ndum, los dirigentes de Crimea nacionalizaron las propiedades del Estado ucranio en la pen¨ªnsula y continuaron despu¨¦s con su celo expropiador. Ejecutadas con ayuda de las denominadas ¡°fuerzas de autodefensa¡± dependientes de Axi¨®nov, las expropiaciones afectaron a los oligarcas ucranios, pero tambi¨¦n se extendieron a los bienes de personas f¨ªsicas y jur¨ªdicas, tanto rusas como ucranias. En abril de 2014, el Consejo de Estado de Crimea (Parlamento local) confisc¨® 242 empresas, con miles de propiedades entre solares, edificios, instalaciones, equipos, hoteles y residencias. Entre las expropiaciones est¨¢ la f¨¢brica de productos l¨¢cteos, la panificadora, la red de autobuses y los estudios cinematogr¨¢ficos de Yalta. ¡°Lo sucedido no es una nacionalizaci¨®n, sino un saqueo. Seg¨²n la legislaci¨®n federal rusa, no se puede expropiar sin decisi¨®n de los jueces, pero las autoridades de Crimea han establecido sus propias normas para quedarse con cualquier propiedad y sin ninguna compensaci¨®n¡±, afirmaba el abogado Zhan Zapruta.
Entre los saqueadores?que ¡°se reparten Crimea¡± est¨¢n los reto?os de bandas nacidas en los noventa, dice Leonid Grach, antiguo l¨ªder comunista de la pen¨ªnsula y uno de los candidatos de Mosc¨² para dirigir la rebeli¨®n contra Ucrania en 2014. Grach ha denunciado la nacionalizaci¨®n del sistema de cooperativas (16.000 socios) y advertido del peligro de desmembramiento de la empresa de vinos Massandra, una de las joyas locales, controlada ahora por la Administraci¨®n presidencial rusa.
En junio, el Gobierno ruso comenz¨® a reaccionar ante el saqueo y orden¨® a los dirigentes de la pen¨ªnsula que elaboraran un mecanismo para devolver la propiedad incautada a las personas f¨ªsicas y jur¨ªdicas expropiadas. Si esto sucede, es previsible que los altos tribunales del Estado, adonde han ido a parar los recursos de casaci¨®n de los expoliados, dicten sentencias a favor de estos.
Para disfrute de los dirigentes rusos, el Kremlin gestiona hoy las dachas donde residieron los l¨ªderes del Estado sovi¨¦tico como Josef Stalin, Nikita Jruschov, Leonid Br¨¦znev y Mija¨ªl Gorbachov, y tambi¨¦n el campamento de Artek, donde veranearon ni?os proletarios de todo el mundo. Seg¨²n el alcalde de Yalta, Andr¨¦i Rostenko, Artek est¨¢ siendo modernizado y tiene grandes proyectos. Los vecinos, sin embargo, experimentan dificultades para acceder a sus dominios por una carretera que cruza el campamento y sospechan que esto podr¨ªa ser el pre¨¢mbulo a la construcci¨®n de un puerto deportivo cerrado en una zona ahora p¨²blica. ¡°Putin no ve y no escucha porque a su alrededor se ha construido un muro de burocracia. Le he escrito a ¨¦l, al fiscal del Estado y al jefe del Comit¨¦ de Investigaci¨®n, a todos, pero las cartas vuelven aqu¨ª y van a parar a la fiscal de Crimea, que cumple las ¨®rdenes de los dirigentes locales¡±, dice Grach.
La fiscal, Natalia Pokl¨®nskaya, es presentada por la prensa rusa como una furiosa justiciera y vigilante. Pokl¨®nskaya ha condenado al destierro a los l¨ªderes hist¨®ricos de los t¨¢rtaros de Crimea y ha prohibido las manifestaciones en memoria de la cruel deportaci¨®n de esta comunidad a Asia Central ordenada por Stalin en 1944. La fiscal Pokl¨®nskaya ha perseguido al Medjlis, el ¨®rgano de autogesti¨®n creado por los t¨¢rtaros, hasta conseguir que los jueces lo prohibieran por ¡°extremista¡±. En el sistema de autonom¨ªa de los t¨¢rtaros est¨¢n involucradas m¨¢s de 2.500 personas que pueden ahora ser condenadas hasta a ocho a?os de prisi¨®n.
Las autoridades rusas desconf¨ªan de los t¨¢rtaros incluso ahora que han sometido a la inmensa mayor¨ªa de esta comunidad, para la cual la fidelidad a Crimea, su tierra de origen, es por lo general m¨¢s fuerte que la condici¨®n de ciudadanos de Rusia o Ucrania, pues ninguno de estos dos pa¨ªses eslavos han sido receptivos ante la reivindicaci¨®n de una rep¨²blica aut¨®noma t¨¢rtara en Crimea.
¡°Entre la libertad y la patria, he elegido la patria, que no pienso abandonar. Creo que muchos otros opinan como yo¡±, dice Lilia Budzh¨²rova, una periodista t¨¢rtara que dirig¨ªa el canal de televisi¨®n ATR, desaparecido cuando las autoridades rusas denegaron la renovaci¨®n de su licencia. Budzh¨²rova, con gran autoridad moral en la pen¨ªnsula, se concentra en proyectos para preservar la identidad cultural de la comunidad. En su domicilio, como en el de otros t¨¢rtaros, los cuerpos de seguridad efectuaron un aparatoso (e infructuoso) registro.
Nueve activistas t¨¢rtaros desaparecieron en 2014 y 2015, y a mediados de mayo estaban detenidos 18. Las declaraciones, en ocasiones radicales, de t¨¢rtaros exiliados como Lenur Isli¨¢mov, el propietario del canal ATR, son utilizadas contra los que residen en Crimea. La Administraci¨®n rusa, dicen, ¡°nos convierte en rehenes del comportamiento de los que est¨¢n fuera¡±. ¡°En la II Guerra Mundial, Mosc¨² acus¨® a los t¨¢rtaros de colaborar con los alemanes. Ahora podemos ser acusados de colaborar con el Medjlis [la autonom¨ªa t¨¢rtara]¡±. ¡°Los cuerpos de seguridad registran las mezquitas y, obsesionados con el peligro extremista, arrestan a los que les parecen m¨¢s religiosos y los juzgan como si estuvieran preparando actos terroristas¡±, dec¨ªa Elm¨ª Um¨¦rov, vicepresidente del Medjlis.
El 12 de mayo, fuerzas de seguridad registraron el domicilio de Um¨¦rov en Bashjisar¨¢i, la antigua capital de los janes?de Crimea. A Um¨¦rov, m¨¦dico, le acusaron de pronunciarse contra la integridad territorial de Rusia (por lo que pueden condenarle a cinco a?os de c¨¢rcel) y le han prohibido abandonar Crimea. Poco antes de que le formularan los cargos, esta corresponsal le visit¨® en su domicilio. El caf¨¦ donde nos hab¨ªamos citado en otras ocasiones ya no exist¨ªa. ¡°Lo han cerrado porque los due?os eran parientes de Mustaf¨¢ Dzhemilev¡±, me explic¨® refiri¨¦ndose al l¨ªder hist¨®rico de los t¨¢rtaros, ahora residente en Kiev tras ser vetado en Crimea. Una sola frase bastaba a Um¨¦rov para resumir sus impresiones de los primeros a?os pasados bajo el control de Mosc¨²: ¡°El principio b¨¢sico de la Federaci¨®n Rusa es la lealtad obligatoria¡±.
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