Subjetivamente
Las m¨¢s divinas: Patsy y Edina. El m¨¢s personaje: Bertrand Piccard. El m¨¢s inconfesable: 'Stalkear' en las redes
Las m¨¢s divinas: Patsy y Edina
S¨ª, queridas, antes de Sarah Jessica (Parker), de Amy (Schumer) y de Lena (Dunham) ya ten¨ªamos dos ¨ªdolos petardo-feministas que, adem¨¢s, nos mataban de risa en la tele de los noventa. Dos mujeres de mediana edad que se comportaban como adolescentes dips¨®manas con cero grado de responsabilidad laboral, en un universo dominado por la lucha contra los kilos, el culto a la moda en su versi¨®n m¨¢s mamarracha y el champagne. Patsy y Edina o, lo que es lo mismo, Joanna Lumley y Jennifer Saunders, han vuelto, como si fueran dos personajes de Alejandro Dumas, 20 a?os despu¨¦s. Y esta semana han parado la circulaci¨®n con el estreno en Londres de Absolutely Fabulous, la pel¨ªcula. Fieles a su credo, no hab¨ªa Dios que reconociera a Eddie; el bistur¨ª, que hace milagros.
El m¨¢s personaje: Bertrand Piccard
?Se puede cruzar el Atl¨¢ntico en un avi¨®n solar y dar la vuelta al mundo sin una sola gota de combustible y con emisiones cero? Este es el reto que se ha impuesto Mar Bertrand Piccard, psiquiatra aventurero o aventurero psiquiatra. Su ADN ayuda: es hijo de Jacques Piccard, el aventurero que explor¨® la fosa de las Marianas, y nieto del cient¨ªfico y explorador suizo, inventor del batiscafo, en quien se inspir¨® Herg¨¦ para su tintinesco Profesor Tornasol. Bertrand Piccard, a bordo del Solar Impulse 2, ha tomado el relevo. Con parada en Sevilla.
El m¨¢s inconfesable: Stalkear en las redes
?Ay! El verbo se las trae, pero lo m¨¢s que podemos hacer es espa?olizarlo con un estalquear que tiembla el misterio. Estalquear es espiar v¨ªa redes sociales ¡ªvulgo, cotillear¡ª las idas y venidas de un ex, un compa?ero de trabajo o incluso un hijo aficionado a las pellas. Estalqueando nos enteramos de que un compa?ero de trabajo que dice que tiene 40 de fiebre est¨¢ en el S¨®nar y que ese ex que tanto lloraba, llora, pero de emoci¨®n entre una rubia y dos mojitos. Estalquear siempre deja un regusto amargo y culpable.
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