Donde los desastres pasan de largo
La provincia de Albay, en Filipinas, sufre con frecuencia casi cualquier amenaza natural imaginable. Pero mantiene una orgullosa d¨¦cada sin v¨ªctimas. Estos son sus secretos
La ¨²ltima vez que Manuel Lama Junior vio a su mujer estaban cogidos de la mano. ?l intentaba evitar que la riada que hab¨ªa sepultado su vivienda se llevase tambi¨¦n a su esposa. Pero no lo consigui¨®. Ambos hab¨ªan aguantado horas en el tejado de su casa con la esperanza de que el agua no les alcanzase y, cuando lo hizo, lucharon contra la furia de la naturaleza hasta que se quedaron sin fuerzas. ?l consigui¨® resistir hasta que la corriente amain¨®, pero tras horas de sufrimiento, sus manos se separaron para no volverse a unir jam¨¢s.
El tif¨®n Durian, en el a?o 2006, fue el ¨²ltimo que se cobr¨® vidas humanas en la provincia de Albay, al sur de Luz¨®n, la mayor isla de Filipinas. Desde entonces, a pesar de las numerosas amenazas naturales que soporta la zona, los sistemas de prevenci¨®n han conseguido que la historia de Manuel y su mujer no se repita.
Enumerar la lista de cat¨¢strofes que azotan con frecuencia a Albay es pr¨¢cticamente hacer un inventario de todo lo que el ser humano puede temer de la naturaleza: un (precioso) volc¨¢n activo con erupciones m¨¢s o menos intensas cada cinco o 10 a?os ¡ªalrededor de una muy potente cada siglo¡ª; una veintena de tifones anuales¡ªque se suman a otras tormentas tropicales menores¡ª; riadas, inundaciones y corrimientos de tierra provocadas por todas estas lluvias torrenciales; y los terremotos y tsunamis que se producen por estar asentados sobre una zona de alta actividad s¨ªsmica.
?Cu¨¢l es el secreto de Albay para permanecer inmune a todas estas calamidades? El gobernador de la provincia lo resume en una frase: ¡°Nuestros vecinos est¨¢n tan acostumbrados a evacuar sus viviendas como a lavarse las manos¡±. Desde hace a?os, una constante observaci¨®n de las previsiones meteorol¨®gicas y un meticuloso plan de desalojo hace que, pese a la pobreza y las dificultades en las que viven muchos de los vecinos de las tres ciudades de esta provincia de un mill¨®n de habitantes (Legazpi, Ligao y Tabaco), lleven esquivando la muerte por estos fen¨®menos desde hace casi 10 a?os.
Uno de los responsables de este logro es Cecil D. Daep, el coordinador del equipo de emergencias de la provincia, lo que llaman el Team Albay. Cuenta, Carlos Gallego, responsable de programas de la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional para el Desarrollo (AECID), que cuando el terrible tif¨®n Haiyan pas¨® por Filipinas en 2013 lo primero que hizo fue asegurarse de que todos sus vecinos en riesgo estaban seguros. Acto seguido, se traslad¨® a Tacloban, el epicentro de la cat¨¢strofe y, a machetazos, pues todos los accesos regulares estaban bloqueados, lleg¨® el primero a socorrer a la poblaci¨®n vecina.
La imagen casi de superh¨¦roe que evocan las historias de Daep y su equipo se desvanecen al descubrir a un se?or humilde de mediana edad, m¨¢s bien bajito y parco en palabras que se pasa el d¨ªa atento a una peque?a estaci¨®n meteorol¨®gica de unos cientos de euros para prever las amenazas que pueden venir del aire, del mar o de la tierra. Con ella y la informaci¨®n que va recabando de distintas fuentes decidi¨® c¨®mo abordar la que ha sido la mayor tragedia de la historia del pa¨ªs, que caus¨® 6.300 muertos: ¡°Cuando se estaba acercando el Yolanda parec¨ªa que nos iba a golpear de lleno. Se esperaban unos vientos y desprendimientos de tierras que iban a hacer necesaria la evacuaci¨®n de m¨¢s de medio mill¨®n de personas. Pero vari¨® la temperatura y cambiamos de plan. Sab¨ªamos que iban a producirse inundaciones y deslizamientos en determinados lugares, as¨ª que sacamos de sus casas a 32.000. El Gobierno dice que hay que invertir millones y no hace falta. Necesitas dinero, pero no tanto. Lo fundamental es un buen protocolo y seguirlo al pie de la letra. A partir de ah¨ª, tenemos la informaci¨®n que nos proporciona la Agencia de Meteorolog¨ªa y esta estaci¨®n de 500 euros. Con ella se puede tomar la decisi¨®n de evacuar a medio mill¨®n de personas¡±.
La teor¨ªa parece sencilla, pero la maquinaria para estas evacuaciones, sean decenas o cientos de miles de personas ha de contar con un engrase perfecto, constantemente actualizado para que llegado el momento nada falle. Son muchos los engranajes que tienen que funcionar para que esto sea as¨ª, pero se podr¨ªa resumir en tres ejes imprescindibles. Tienen que estar siempre juntos; por separado servir¨ªan de poco: infraestructuras suficientes para acoger a la poblaci¨®n evacuada, una planificaci¨®n en red que permita llegar a estos refugios de forma ordenada cuando una cat¨¢strofe amenaza y, por ¨²ltimo, la capacidad para que el mensaje de alerta alcance a toda la poblaci¨®n afectada para que se ponga en marcha. Y estos tres factores los ha conjugado perfectamente Albay.
Enumerar la lista de cat¨¢strofes que azotan con frecuencia a Albay es hacer un inventario de todo lo que el ser humano puede temer de la naturaleza: tifones, terremotos, tsunamis, erupciones volc¨¢nicas...
Gallego pone en valor la planificaci¨®n en red: ¡°Es crucial. Si te pones a construir centros de evacuaci¨®n aqu¨ª y all¨ª, como sucede a veces, es muy posible que en determinados lugares no haya suficientes plazas y en otros sobren. Esta proyecci¨®n tambi¨¦n tiene en cuenta las infraestructuras (carreteras, puentes), de forma que los centros est¨¦n accesibles a tiempos razonables de todas las viviendas¡±. La Cooperaci¨®n Espa?ola, para la que trabaja, ha invertido m¨¢s de 2,5 millones de euros en que este planeamiento pueda ser una realidad. Con ellos se ha contribuido a la creaci¨®n de la Academia del Cambio Clim¨¢tico, que sirve para formar a todo tipo de profesionales y voluntarios implicados en el estudio de los fen¨®menos meteorol¨®gicos y ense?arles reaccionar ante ellos. Este presupuesto tambi¨¦n ha servido para crear cuatro escuelas resistentes a los vientos y lluvias para alojar a las personas que tienen que abandonar sus casas y a crear toda la red log¨ªstica que se usa hoy en d¨ªa para las evacuaciones.
Las escuelas resultan cruciales. Para los filipinos son motivo de orgullo, los edificios que las albergan lucen limpios y bien cuidados, independientemente de si est¨¢n en una zona m¨¢s o menos pobre. Por eso, por su dispersi¨®n por todo el territorio y por la disposici¨®n de los inmuebles se han convertido en refugios temporales ideales. Sin embargo, para que realmente fueran resistentes y aguantasen las embestidas de la naturaleza, ha hecho falta construir instalaciones especiales. A simple vista no tienen nadad de particular, pero tanto su estructura como la orientaci¨®n con respecto a los vientos y la disposici¨®n de las aulas est¨¢ pensada para que soporte los tifones m¨¢s duros.
Normalmente, las estancias en estas instalaciones duran dos o tres d¨ªas, que es lo que suelen tardar las tormentas en desplegar toda su potencia. Pero, ya sea porque las viviendas quedan da?adas o porque se usan para amenazas m¨¢s prolongadas (como la del volc¨¢n May¨®n), en ocasiones los ciudadanos tienen que convivir durante semanas o meses en las aulas. As¨ª conoci¨® Manuel Vana a su mujer, tras enviudar por culpa del Durian.
¡°Ella siempre ven¨ªa con caf¨¦, nos fuimos conociendo y al poco tiempo decidimos vivir juntos¡±, cuenta Lama junto a la casa donde ahora vive con su actual esposa, los dos hijos que han tenido juntos y los cuatro de su anterior matrimonio. Reside a solo unos cientos de metros del lugar donde perdi¨® a su primera mujer, un bonito paraje agr¨ªcola, rodeado de gallinas y con el volc¨¢n presidiendo la escena. Aunque es otra amenaza para su vida, no lo teme. ¡°La leyenda dice que cada nueve a?os el May¨®n celebra su cumplea?os expulsando lava¡±, sonr¨ªe. Pese a que estas erupciones han causado grandes cat¨¢strofes en la zona, lo que realmente le preocupan son los tifones, aunque no le han echado de su tierra. ¡°Hay quien se va a Manila, pero ?qu¨¦ haces con tus hijos? ?en qu¨¦ condiciones se cr¨ªan?¡±, reflexiona este agricultor que tambi¨¦n se gana la vida como alba?il. A pesar de todo, incluso de una tragedia personal como la que vivi¨®, conf¨ªa en los sistemas de evacuaci¨®n: ¡°Cuando se acercan las tormentas, los capitanes de barangay [algo as¨ª como alcaldes de distrito] nos avisan y comenzamos el desalojo. Lo primero que viene a mi mente es avisar a mi familia y recoger todo r¨¢pido, no tratar de salvar los objetos personales. Esto es lo nos que sucedi¨® en 2006; si hubi¨¦ramos tardado menos en desalojar quiz¨¢s [su primera esposa] seguir¨ªa viva¡±.
?Cu¨¢l es el secreto de Albay para permanecer inmune a todas estas calamidades? ¡°Nuestros vecinos est¨¢n tan acostumbrados a evacuar sus viviendas como a lavarse las manos¡±
Cuando esto ocurre ¨¦l, junto a su familia, vuelve al colegio donde conoci¨® a su actual pareja. Pero las escuelas no son el ¨²nico recurso. La base sobre la que se asientan las evacuaciones son las viviendas de particulares. Un 60% de las personas van a casas de otros vecinos, residencias m¨¢s resistentes o en zonas menos amenazadas que les acogen hasta que pasa la tormenta. Daep afirma categ¨®rico que no es tan importante tener much¨ªsimos profesionales al servicio de las emergencias como una poblaci¨®n concienciada. Entre este grupo est¨¢ Chryza Nimo Cua, de 43 a?os, que tiene el s¨®tano de su amplia vivienda de ladrillo y cemento preparado para estas contingencias. ¡°Hemos llegado a acoger a 14 familias, m¨¢s de 40 personas. Me siento feliz ayudando, como hac¨ªan mis padres en esta misma casa¡±, relata.
Una vez m¨¢s, la clave es la coordinaci¨®n. Las familias en hogares vulnerables tienen adjudicado de antemano sus correspondientes escuelas o viviendas particulares de voluntarios que los acogen; nada se deja a la improvisaci¨®n de ¨²ltima hora. ¡°Todo el trabajo es previo. Cuando llega el tif¨®n todo tiene que estar preparado, en ese momento la ¨²nica posibilidad es quedarte quieto y esperar a que pase¡±, cuenta Daep.
El modelo Albay, como se conoce a este aparentemente sencillo pero exitoso sistema, trata de ser replicado en otros lugares de Filipinas y del resto del mundo. Daep pasa buena parte de su tiempo impartiendo charlas, conferencias y cursos de formaci¨®n. Pero es dif¨ªcil llegar a este grado de excelencia, que requiere que todas las administraciones y ciudadanos vayan a una, sin fisuras y sin mirar por los propios intereses partidistas o pol¨ªticos. Una vez dominado el arte de la evacuaci¨®n de personas, la FAO trata de implementar en Albay un sistema para salvar tambi¨¦n a los animales cuando se avecina una cat¨¢strofe. Jos¨¦ Luis Fern¨¢ndez, representante de la agencia de la agricultura y la alimentaci¨®n de las Naciones Unidas en Filipinas, explica que muchos campesinos no quieren dejar al ganado, su principal fuente de subsistencia, con lo que ponen en peligro sus propias vidas. As¨ª, se est¨¢n habilitando zonas para animales cerca de los refugios y transportes especiales para ellos que permitan salvarlos de las cat¨¢strofes y que sus due?os no sean reacios a la evacuaci¨®n.
Todo para que no se vuelva a repetir la tragedia de 2006. Daep explica que entonces los sistemas de evacuaci¨®n ya estaban muy desarrollados ¡ªse ven¨ªa trabajando en ellos desde una d¨¦cada antes¡ª, pero hubo un fallo en el sistema de comunicaciones, que estaba ca¨ªdo por una tormenta anterior. Hoy tienen tel¨¦fonos v¨ªa sat¨¦lite para que esto no suceda. Su lucha se basa en que siga vigente la portada de peri¨®dico que tienen enmarcada en la oficina con un enorme titular: ¡°Cero v¨ªctimas mortales en Albay¡±.
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