¡®Prime time¡¯ contra el matrimonio infantil en Bangladesh
El 74% de las banglades¨ªes se casa antes de cumplir los 18. El programa m¨¢s visto de la televisi¨®n denuncia esta lacra con un corto sat¨ªrico interpretado por extranjeros
Hace un sol abrasador en una farm house del distrito banglades¨ª de Savar, en las afueras de Dacca. Unos 40 extranjeros residentes en Bangladesh ensayan di¨¢logos en bengal¨ª entre ocas y gallinas que pululan por un patio de tierra. Practican los gestos. Descansan en la espera. Ellos van vestidos con holgadas camisas y lunguis, unas faldillas que cubren hasta los tobillos, y ellas llevan tradicionales saris, m¨¢s alegres o apagados en funci¨®n de la edad; las mejillas de los malos de la trama est¨¢n tatuadas con exageradas cicatrices y cuanto m¨¢s villanos son m¨¢s barba tienen, mientras que las chicas j¨®venes van adornadas con trenzas y mo?os envueltos por lazos de colores. Y luego est¨¢, claro, la estrella principal: la ni?a objeto del deseo, con una mirada inmaculada y coloretes que resaltan su inocencia. Hanif Sanket, el director, se mueve de un lado para otro con la cabeza gacha y los ojos sobresaliendo sobre las gafas, clavados en alg¨²n punto inexacto que solo su mente conoce. No hay tiempo que perder, dice. "Acci¨®n".
¡ªUn momento, paraos¡ª dice Idrish, un miembro del consejo rural a sus asociados mientras observa desde la distancia a Sufia, una chica bonita, adolescente, que camina por una vereda del pueblo junto a varias amigas.
¡ªEse viejo canalla ojeroso ¡ªmurmura con disgusto Sufia a sus compa?eras al sentirse observada.
¡ªDebes tener la edad de su hija... ?pero c¨®mo te mira!¡ª secunda una de ellas.
¡ªSe?or, ?le gusta la chica? Solo tiene que ordenarlo y se la conseguiremos¡ª, le dicen a Idris sus ac¨®litos.
En efecto, al miembro del consejo le gusta la chica, aunque ni siquiera sabe c¨®mo se llama ni cu¨¢ntos a?os tiene, ni de qu¨¦ familia es. Desconoce si ha terminado de estudiar y si tiene aspiraciones o sue?os. Pero Idrish mover¨¢ hilos para casarse con una ni?a de la que se ha encaprichado y a la que saca mucha edad. El consentimiento del resto de las partes implicadas es prescindible para alguien poderoso.
La realidad supera la ficci¨®n
La trama es pura ficci¨®n y corresponde a un sketch de unos seis minutos de duraci¨®n, pero refleja una realidad tan cotidiana como desayunar o dormir. Escruta una de las lacras m¨¢s bochornosas de Bangladesh, un pa¨ªs de 160 millones de habitantes y mayor¨ªa musulmana donde los matrimonios infantiles ocurren desde tiempos inmemoriales. Seg¨²n datos de Unicef, casi tres cuartas partes de las banglades¨ªes se casan antes de cumplir la mayor¨ªa de edad. El pa¨ªs ostenta el dudoso honor de tener la segunda tasa m¨¢s alta de matrimonios infantiles del planeta en esta franja y la primera en menores de 15 a?os. La trama en s¨ª no tiene excesivo misterio, m¨¢s all¨¢ del entusiasmo de los protagonistas. Un d¨ªa de rodaje, cuatro semanas de ensayos intermitentes, actores aficionados, maquillaje expr¨¦s, guiones a menudo aprendidos deprisa y corriendo, extranjeros balbuceando en bengal¨ª. Un popurr¨ª de acentazos variados con dejes de lenguas como franc¨¦s, espa?ol, holand¨¦s, italiano, ingl¨¦s o alem¨¢n.
Es poco probable que alguno de estos actores improvisados gane un ?scar en la pr¨®xima edici¨®n, pero la importancia del corto no radica tanto en el plano art¨ªstico como en ser un potente altavoz, al formar parte del programa m¨¢s popular de la televisi¨®n en Bangladesh. Ittadi (Etc¨¦tera, en castellano), que Hanif Sanket lleva dirigiendo casi tres d¨¦cadas, se emite un pu?ado de veces al a?o y el de esta ocasi¨®n es una suerte de especial de Nochevieja de Televisi¨®n Espa?ola pues es difundido en el punto m¨¢s ¨¢lgido del Eid-ul-Fitr, festival comparado con la Navidad cristiana que corona el final del mes sagrado isl¨¢mico del Ramad¨¢n. Entre 80 y 90 millones de espectadores, m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n, se pondr¨¢n frente al televisor esa jornada para ver las peripecias y sobreactuaciones de los extranjeros residentes en Bangladesh y re¨ªrse con un sketch cargado de s¨¢tira que les transportar¨¢ este a?o, como otros, a un terreno conocido, muchas veces tolerado e impune. ?Agitar¨¢ sus conciencias?
Un corto, m¨¢s efectivo que cientos de proyectos
"Este corto llega a multitudes. Es muy importante para la gente y puede ser m¨¢s efectivo que todos los proyectos financiados por donantes extranjeros, con sentido del humor y utilizando la s¨¢tira, sin ser demasiado moralista, pero poniendo el dedo en la llaga en asuntos muy serios", dice Niels van den Berge, un consultor holand¨¦s residente en Dacca que en el pasado ejerci¨® de diputado por la Izquierda Verde en su pa¨ªs natal y que en Ittadi encarna al malo m¨¢s malo, Idrish, con una mirada siempre agresiva, la obligada cicatriz y una poblada barba anaranjada con henna.
Casi tres cuartas partes de las banglades¨ªes se casan antes de cumplir la mayor¨ªa de edad
"Esta es la historia de un hombre poderoso que quiere casarse con una joven bella probablemente de familia pobre, y esto es algo que pasa en Bangladesh", lamenta. Van den Berge califica de "preocupantes" los matrimonios concertados, que si bien son tradici¨®n con frecuencia se convierten en "matrimonios forzosos". "La parte buena del sketch es que tiene un final feliz, en contraposici¨®n con la realidad. La realidad muchas veces nos dice que el hombre mayor acaba cas¨¢ndose con la ni?a", reflexiona Van den Berge.
¡ªEres tan bonita¡ª dice Idrish a Sufia, entre gestos serviles de sus asociados, mientras se prepara la inminente boda.
¡ª?Y t¨² eres un primate!¡ª responde ella, triste, en una actitud inusual fuera del mundo del celuloide.
¡ª?Joder, no trates as¨ª a tu marido! Dentro de dos d¨ªas ser¨¢s mi esposa.
¡ªSi hace falta, me quitar¨¦ la vida.
Entretanto, muchos lugare?os se oponen al casamiento y se movilizan liderados por el joven Bashir, que ha regresado a la aldea tras terminar la carrera universitaria en la capital. Bashir, a quien desde siempre Sufia ha hecho til¨ªn, llega con ideas m¨¢s modernas sobre las relaciones entre hombres y mujeres. "Paremos la opresi¨®n hacia las mujeres / arranquemos la piel del miembro del consejo", gritan las masas. El pueblo est¨¢ con Sufia y su familia, pero poco le importa eso a Idrish y sus secuaces, que secuestran a la ni?a y a su padre y los acaban llevando a la ceremonia. Una vez all¨ª, entre un mar de l¨¢grimas y mientras el mul¨¢ registra el matrimonio, aparecen sorpresivamente unos agentes de la Polic¨ªa cargando viejos fusiles. De nada sirve que el poderoso del pueblo amenace con transferir a los agentes a un distrito remoto. Ellos, incorruptibles y enteros, algo que no siempre es as¨ª, contestan que le enviar¨¢n antes a ¨¦l a prisi¨®n. Al final Bashir, convertido en h¨¦roe, promete al padre de Sufia casarse con su hija para restaurar el honor de la familia una vez haya cumplido los 18. Y como colof¨®n para una historia complicada pero con final feliz: un baile estilo Bollywood, o mejor dicho Dhallywood, como se conoce a la menos internacional industria cinematogr¨¢fica banglades¨ª.
Sin baile no hay arte ni final feliz
"La experiencia es fant¨¢stica. Acabas agotado pero es muy divertido. Es una situaci¨®n en la que todos ganan. Para muchos es la primera vez delante de una c¨¢mara", dice Monja McKay, una neoyorquina que trabaja desde hace dos a?os en Dacca como profesora de arte dram¨¢tico en una escuela internacional. McKay interpreta el papel de la madre de la ni?a y al tiempo ha aportado dosis de paciencia, ayudando al equipo a preparar la coreograf¨ªa del baile.
El pa¨ªs ostenta la tasa m¨¢s alta de matrimonios infantiles del planeta en menores de 15 a?os
"Casi todo el arte aqu¨ª gira en torno a la danza y el movimiento. Apenas existen programas televisivos o pel¨ªculas que no incluyan baile. Es una parte intr¨ªnseca de su cultura que tiene mucha relaci¨®n con la India, con la religi¨®n (hind¨²)", agrega. Aplaude McKay que Ittadi ponga en la palestra un asunto como los matrimonios infantiles teniendo en cuenta que el p¨²blico est¨¢ nutrido principalmente por clases bajas y medias que van desde rickshawalas (conductores) a vendedores de t¨¦ o amas de casa, es decir, "aquella parte de la poblaci¨®n m¨¢s susceptible de casar a sus hijas a una edad temprana".
"La gente adora este espect¨¢culo. Tengo amigos que han participado en otras ocasiones y aunque hayan dicho solo tres palabras son reconocidos en la calle. La gente repite sus frases. Incluso en zonas remotas como los Chittagong Hill Tracts (en la frontera con Birmania) se han topado con personas que meses despu¨¦s del episodio se acuerdan", afirma. Y sentencia con iron¨ªa: "Yo fui actriz, me sub¨ª a escenarios, pero nunca tuve 90 millones de espectadores en toda mi carrera". El mensaje est¨¢ en camino. La audiencia, aguarda impaciente.
El mensaje social como veh¨ªculo de cambio
Detr¨¢s del fen¨®meno Ittadi se encuentra Hanif Sanket (Barisal, 1958), un h¨ªbrido banglades¨ª de Andreu Buenafuente y Ram¨®n Garc¨ªa, un volc¨¢n inquieto, directo y de distancias cortas. Ingeniero de formaci¨®n, Sanket arreglaba los aires acondicionados de un auditorio cuando un d¨ªa un periodista de la BBC le anim¨® a visitar un plat¨® de televisi¨®n. All¨ª, su improvisada actuaci¨®n cautiv¨® de tal manera que poco tiempo despu¨¦s acab¨® dedic¨¢ndose primero a la interpretaci¨®n y despu¨¦s a Ittadi, un programa que lleva en pantalla en la televisi¨®n p¨²blica de Bangladesh (BTV) 28 a?os, siempre con alt¨ªsimas cotas de audiencia.
Ittadi es inclasificable. Es una variet¨¦ con m¨²sica, espect¨¢culo y drama, con canciones rurales, con sketches varios, con reportajes informativos, concurso, viaje a las maravillas del mundo y, desde hace tres lustros, con el apartado en el que participan los extranjeros como uno de los platos estrella. "No encontrar¨¢s un programa en el mundo como este", dice Sanket, que lo compara quiz¨¢s con el ya extinto late show del aclamado presentador estadounidense David Letterman. En esta edici¨®n especial de Eid han participado unos 800 artistas, incluida la cuadrilla amateur for¨¢nea.
"Ittadi busca proporcionar entretenimiento, educaci¨®n e informaci¨®n al mismo tiempo. Bangladesh es un pa¨ªs muy poblado, con mucho analfabetismo en las zonas rurales. La gente no quiere excesivo debate, sino humor". Y, al calor de ese humor, Sanket inserta sus mensajes. "Cada a?o hablo de un tema social. Busco primero la canci¨®n, que sea popular y tenga gancho", agrega. Entre los temas que ha tocado figuran la corrupci¨®n, las disputas de tierras, la gente discapacitada, la escasez de agua potable, el trabajo infantil o problemas relativos a la maternidad.
"Esta vez escog¨ª los matrimonios infantiles. He estado en contacto con estas situaciones muchas veces y he intentando hacer ver a la gente que arruinan la vida de sus hijas. Las familias ven a veces a las hijas como una carga y sufren la presi¨®n de parientes y vecinos para casarlas cuanto antes. Es nuestra cultura rural, pero creo que est¨¢ cambiando algo y se empieza a comprender la situaci¨®n. Gobierno y oeneg¨¦s est¨¢n trabajando en ello".
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