Mu?eca
Antes cumpl¨ªan el papel de hijas de sus due?as. Hoy, desarrollan toda una gama de roles, desde ejemplos profesionales hasta ¨ªconos de consumo
A mi hija de cinco a?os le han regalado una mu?eca gigante. Es m¨¢s alta que la ni?a. Lleva un traje a la moda, maquillaje y una pulsera en el tobillo. Su due?a no la ve como una beb¨¦, sino como una amiga madura y experimentada.
- Papi, ?sabes que cuando sea grande voy a ir a fiestas y beber cerveza?
- ?De d¨®nde has sacado eso, cari?o?
- Me lo ha explicado mi mu?eca.
La mu?eca gigante se pasa la vida explic¨¢ndole cosas. Antes, por las noches, frente al televisor, yo me sentaba junto a mi ni?a. Ahora, la mu?eca se interpone entre nosotros, y la ni?a le cuchichea. A veces, parece que me miran y se r¨ªen entre ellas.
- Papi -afirma mi hija-, ?sab¨ªas que cuando sea grande voy a divorciarme?
- Bueno, tienes todav¨ªa un tiempo para pensarlo...
- Me lo ha dicho la mu?eca. Y me quedar¨¦ con los bienes de mi marido. Y con los ni?os.
He tratado de discutir esos extremos, pero, al parecer, la mu?eca gigante goza de m¨¢s credibilidad que yo.
En los viejos tiempos, las mu?ecas cumpl¨ªan el papel de hijas de sus due?as, modelo a escala de la familia tradicional. Hoy, desarrollan toda una gama de roles, desde ejemplos profesionales hasta ¨ªconos de consumo o escaparates de la diversidad cultural. Cada mu?eca es una mujer en potencia: un futuro posible para sus usuarias y sus familias.
He aceptado el cambio con esp¨ªritu abierto y tolerante. Pero de noche, cuando me acerco a besar a mi hija dormida, su mu?eca me mira con desprecio. Creo que voy a pedir una orden de alejamiento contra ella.
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