¡®Selfie¡¯ con pistola
Cuando hacemos una autofoto nos apropiamos del espacio y lo convertimos en parte de nosotros, lo integramos en la 'publicidad' de nosotros
Hemos pasado de ser sujetos que ocupan un espacio ¨Csujetos que pertenecen por un tiempo determinado a un espacio determinado¡ª, a ser sujetos que colonizan el espacio y lo proyectan, difunden esa colonizaci¨®n.
No es lo mismo llegar a un lugar y estarse ah¨ª disfrut¨¢ndolo o sufri¨¦ndolo (como har¨ªa cualquiera de nuestros antepasados), que llegar a un lugar, hacerse un selfie y publicarlo en las redes sociales (como hacemos ahora). En nuestro caso, nos apropiamos del espacio y lo convertimos en parte de nosotros, lo integramos en la publicidad de nosotros: lo colonizamos para nuestros intereses.
Primero, tal vez, el ser humano dio un paso: el de apropiarse del lugar por medio de la pintura, pero solo unos pocos ten¨ªan el talento para hacerlo y la colonizaci¨®n de los lugares era escasa. A medida que la tecnolog¨ªa ha hecho posible que capitalicemos el espacio que ocupamos, lo hemos hecho. Cuanto m¨¢s f¨¢cil ha sido esa capitalizaci¨®n ¨Cy al alcance de m¨¢s gente ha estado¡ª, m¨¢s se ha devaluado la imagen de los espacios y de manera m¨¢s barata la hemos utilizado.
De la pintura a la fotograf¨ªa anal¨®gica, de la fotograf¨ªa anal¨®gica al cine, del cine a la televisi¨®n, de la televisi¨®n al v¨ªdeo casero y la fotograf¨ªa digital, y, por fin, los m¨®viles. Cada vez menos valor de lenguaje, menos lenguaje, menos.
Ya hay quien se fotograf¨ªa haciendo cualquier disparate justo antes de accidentarse y morir
Es un proceso en el que nos vamos fundiendo con los sitios que ocupamos. Pasamos de estar enfrente, cuando lo pint¨¢bamos, a que ¨¦ste nos conforme, o sea nosotros, cuando nos hacemos el selfie. El lugar en el que nos encontramos se deval¨²a tanto que llega a desaparecer y solo hay yo yo yo yo en la imagen. No significa esto que el espacio circundante desaparezca de la imagen, lo que significa es que, hasta la porci¨®n del cuadro en la que aparece el entorno, significa yo yo yo yo. Si nos estamos fotografiando delante de La Gioconda o del Gran Ca?¨®n del Colorado, La Gioconda y el Gran Ca?¨®n del Colorado significan ¡°yo¡±, los hacemos parte de nosotros. No tienen sentido, no son, en la imagen, sin yo yo yo yo. Hasta cuando nos fotografiamos con una estrella de f¨²tbol, la estrella de f¨²tbol se convierte en yo yo yo yo, y por eso ese tipo de selfies resultan tan rid¨ªculos, porque el protagonismo se desplaza de quien es conocido por alguna raz¨®n ¨Cel h¨¦roe¡ª a quien no ha hecho nada, pero nada de nada.
Adem¨¢s, el selfie comprime el tiempo y nos transmite un presente a¨²n m¨¢s presente que el presente de la imagen. Me explico: un cuadro en el que el pintor se pinta pintando, no refleja un presente tan presente como el presente que refleja un selfie. Nos fotografiamos fotografi¨¢ndonos, en el momento de fotografiarnos. Es el colmo del instante. Pura actualidad. Vel¨¢zquez pint¨¢ndose pintando tiene una duraci¨®n enorme si comparamos esa duraci¨®n con la duraci¨®n que tiene el yo que se fotograf¨ªa fotografi¨¢ndose. La imagen del sujeto selfie es para siempre un ahora, ese instante; el tiempo ¡°antes¡± y el tiempo ¡°despu¨¦s¡± desaparecen, como hemos visto que desaparece tambi¨¦n el entorno en el selfie. Todo tiende a desaparecer, en el selfie, menos yo yo yo yo.
Como en el mito de Narciso, cabe prever que, en cierto modo, conocernos ¨Cencontrarnos con nosotros, enamorarnos de nosotros¡ª signifique ¡°nuestro final¡±. Narciso muere al fundirse con su imagen. Cae (o se suicida, seg¨²n las versiones) al agua en cuya superficie est¨¢ mir¨¢ndose reflejado. En ese momento, ya no es capaz de ver nada alrededor m¨¢s que su propia imagen. Y el tiempo, su tiempo, permanece suspendido. Tanto el entorno como el tiempo desaparecen tambi¨¦n en su caso.
Si alguien inventase un artilugio mini-c¨¢mara-palo-selfie-con-pistola-incorporada, con el que poder fotografiarnos y dispararnos al mismo tiempo (con el que poder hacernos un selfie en el instante de suicidarnos), no nos parecer¨ªa descabellado. El nihilismo. Ya hay quien se fotograf¨ªa haciendo cualquier disparate justo antes de accidentarse y morir. Y resulta terror¨ªfico observar el enorme parecido que hay entre esos chicos que, en EE UU, entran en su instituto disparando a diestro y siniestro, masacrando a su propios compa?eros y profesores, para terminar abatidos por la polic¨ªa en las pantallas de todo el mundo, y esos j¨®venes europeos que atentan en Par¨ªs o Bruselas ¨CAl¨¢ como coartada¡ª para acabar igualmente muertos, suicidados o abatidos, en las pantallas de todo el mundo.
Nicol¨¢s Melini es escritor
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