?Investidura cuanto antes?
El Partido Socialista debe aceptar el di¨¢logo que le ofrece el candidato del PP, aun dejando claro que no tiene intenci¨®n de integrarse en una coalici¨®n. Y las fuerzas pol¨ªticas que no pueden formar Gobierno no deben obstaculizar su constituci¨®n
En Cr¨®nica de una muerte anunciada, Garc¨ªa M¨¢rquez empieza cont¨¢ndonos el final, el homicidio de Santiago Nasar. Conocido el desenlace, lo com¨²n ser¨ªa que perdiera inter¨¦s el relato. El genio de Gabo nos lleva a perseguir con el m¨¢ximo inter¨¦s la trama que conduce a este final anunciado.
Tras las elecciones del 26 de junio, todos los responsables pol¨ªticos parecen coincidir en el final: no puede haber unas terceras elecciones. Esto nos llevar¨ªa a la conclusi¨®n de que tiene que haber investidura y, como consecuencia, nuevo Gobierno.
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Como ya hemos perdido ocho meses en esta extra?a situaci¨®n de interinidad, tambi¨¦n parece l¨®gico pensar que cuanto antes se llegue al final, mejor ser¨¢ para todos o, al menos, menos costoso. Por eso, esta reflexi¨®n comienza con un punto de interrogaci¨®n que pretende llevar a una respuesta positiva y r¨¢pida.
El m¨ªnimo esperable ser¨ªa llegar a la investidura de un nuevo presidente de Gobierno y, tal vez, ser¨ªa deseable que de esta investidura saliera un Gobierno capaz de tomar decisiones inaplazables como unos Presupuestos condicionados por los compromisos con Bruselas.
El hecho de que se supere la investidura no significa que el Gobierno que se forme est¨¦ en condiciones de responder a las necesidades b¨¢sicas que tiene Espa?a a nivel interno y en su relaci¨®n con Europa.
No es imaginable que se repita lo que vivimos tras el 20 de diciembre, menos ahora que el PP ha obtenido 14 diputados m¨¢s que la vez anterior y la alternativa se hace poco menos que imposible.
Rajoy deber¨¢ explicar si mantiene su promesa de no seguir con los recortes y bajar los impuestos
Rajoy, al que suponemos candidato del grupo popular a la investidura, pese a las palabras de la noche electoral sobre el discurso m¨¢s dif¨ªcil de su vida, tiene la obligaci¨®n ineludible de ponerse a trabajar en serio. O sea, tiene que salir definitiva e irreversiblemente del ¡°modo reposo¡± porque la t¨¢ctica de esperar y ver, posterior al 20 de diciembre, se agot¨® y los resultados no deben confundirlo.
Es ¨¦l el que tiene que proponer a las fuerzas pol¨ªticas las bases fundamentales de su programa de gobierno. Es ¨¦l el que tiene que intentar un acuerdo con los m¨¢s pr¨®ximos o menos incompatibles, incluyendo las cesiones que todo pacto comporta.
Seguro que ya sabe las exigencias de Bruselas y no puede decidir sin compartir este tema con los interlocutores para la investidura. Ahora es heredero de s¨ª mismo y deber¨¢ explicar si mantiene su promesa de no seguir con los recortes y bajar los impuestos.
Es bastante absurdo el debate sobre c¨®mo se van a pronunciar el Partido Socialista o Ciudadanos o los dem¨¢s si no se sabe sobre qu¨¦ hay que hacer este pronunciamiento.
No se trata ahora de preguntarse por el resultado electoral, sino de aceptarlo democr¨¢ticamente y asumir el lugar en el que cada uno ha quedado. Pero si Rajoy se siente avalado para repetir la jugada, el resultado ¡ªy su responsabilidad¡ª pueden situarnos en una crisis m¨¢s peligrosa que la actual.
El Gobierno tendr¨¢ que estar mucho mas atento a sus obligaciones de control permanente del Parlamento
Como la intenci¨®n de esta reflexi¨®n no es buscar explicaciones de por qu¨¦ y c¨®mo han votado los ciudadanos, sino respetar esa decisi¨®n y sacar las consecuencias l¨®gicas para los intereses de Espa?a, es necesario reiterar las responsabilidades que incumben al presidente del PP para conseguir que se produzca pronto una investidura y, si est¨¢ en condiciones de hacerlo, un Gobierno capaz de tomar decisiones.
La cuesti¨®n territorial; la dignificaci¨®n del trabajo; el sistema de pensiones; el modelo educativo; la regeneraci¨®n democr¨¢tica; la pol¨ªtica europea, incluidas las respuestas al Brexit, a los errores del austericidio o los refugiados, deber¨ªan ser puestas sobre la mesa por el candidato.
Sin duda, esta nueva etapa nos llevar¨¢ a un papel mucho mas relevante de la representaci¨®n del Parlamento y esto significar¨¢ que sea cual sea el resultado de las negociaciones para investidura y Gobierno este tendr¨¢ que estar mucho mas atento a sus obligaciones de control permanente del Parlamento y a la necesidad de un di¨¢logo constante para los procesos legislativos.
Es positivo que se ofrezca di¨¢logo a todos los grupos, aunque se tenga clara consciencia de que algunos de ellos son incompatibles en temas medulares para la gobernanza. Pero del di¨¢logo hay que pasar al pacto, lo que exige renuncias y esfuerzos de aproximaci¨®n a los grupos que se crean m¨¢s compatibles para pasar la investidura y para hacer un Gobierno.
Y si esa exploraci¨®n es exitosa, llevar¨ªa a una investidura apoyada por 169 diputados o 170, si se tratara de PP, Ciudadanos y CC en cualquiera de las formulaciones posibles.
M¨¢s de la mitad del periodo democr¨¢tico ha sido gobernada por Gobiernos minoritarios, con apoyos parlamentarios externos o con acuerdos de geometr¨ªa variable.
Naturalmente, es dif¨ªcil la decisi¨®n para un grupo pol¨ªtico como Ciudadanos, pero no como se dice, por su resultado electoral, sino por su propia concepci¨®n de temas tan importantes como la regeneraci¨®n democr¨¢tica o el sistema electoral, por no citar m¨¢s que un par de ejemplos. La paradoja es que sus diputados actuales son m¨¢s decisivos que los del 20 de diciembre. Pero es el PP el que tiene que moverse sin pretender contratos de adhesi¨®n.
Otra cosa es la consideraci¨®n que se hace respecto del Partido Socialista. Es parad¨®jico que cada d¨ªa lo insulten desde las filas del PP y, al mismo tiempo, traten de cargarle la responsabilidad m¨¢xima sobre la posibilidad de formar Gobierno.
Los ciudadanos podr¨¢n entender que, a estas alturas de mi vida, se haya reafirmado en mi pensamiento la prioridad de los intereses generales de Espa?a y sus ciudadanos sobre cualquier otra. Y es precisamente esto lo que me lleva a pensar que el Partido Socialista ni puede ni debe entrar en coalici¨®n con el PP. Debe ocupar su sitio en una oposici¨®n responsable. Lo cual significa al mismo tiempo exigente y dialogante. Siempre lo ha hecho en asuntos de Estado, incluso asumiendo el protagonismo de pactos concretos como la lucha contra el terrorismo. Pero tambi¨¦n tiene que ocuparse de reconstruir su propio proyecto como alternativa al PP con vocaci¨®n de mayor¨ªa.
En esta situaci¨®n, la soluci¨®n de que haya una investidura para Espa?a, teniendo en cuenta que no hay mayor¨ªa alternativa coherente para hacerlo, pasa por un Gobierno del PP o encabezado por el PP.
O sea, en mi opini¨®n, el Partido Socialista tiene que aceptar el di¨¢logo que le ofrece el candidato del PP, aun dejando claro que no tiene intenci¨®n de formar parte de una coalici¨®n con el mismo. Como ya dije hace unos meses, reitero mi opini¨®n negativa a lo que llaman gran coalici¨®n al mismo tiempo que afirmo la responsabilidad de las fuerzas pol¨ªticas: si no pueden formar Gobierno, tampoco pueden obstaculizar que este Gobierno se forme.
El resultado del 26-J coloca al Partido Socialista ante esa responsabilidad. Excluyendo la coalici¨®n y el apoyo al Partido Popular en la investidura, en caso de necesidad, no debe ser un obst¨¢culo para que haya un Gobierno minoritario.
Conviene advertir que el Partido Socialista solo puede fijar posici¨®n sobre propuestas concretas. Si pretende que las fije sobre el programa electoral del PP, ya deben conocer su oposici¨®n.
El t¨ªtulo de esta reflexi¨®n me lleva a una conclusi¨®n complementaria. Al margen de que tengamos que corregir esta situaci¨®n de espera excesiva para la constituci¨®n de las Cortes, los resultados son tan inamovibles como reconocidos por todos, y esto permite que se trabaje seriamente sin tener que esperar a la constituci¨®n del Parlamento. Deber¨ªamos decir que ya llevamos 10 d¨ªas de retraso y preguntarnos cu¨¢l es la raz¨®n de que Rajoy haya tardado tanto en ponerse en marcha y est¨¦ avanzando tan lentamente. Despu¨¦s de la constituci¨®n del Parlamento, las consultas deber¨ªan llevar a una propuesta de candidato por parte del jefe del Estado para que se cerrara este confuso cap¨ªtulo de la democracia espa?ola cuanto antes. Por eso, la pregunta me lleva a una respuesta afirmativa y a mi juicio necesaria, puede y debe haber investidura antes que acabe el mes de julio, o en los primeros d¨ªas de agosto.
Felipe Gonz¨¢lez fue presidente del Gobierno de Espa?a de 1982 a 1996.
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