Una sociedad encantada de haberse conocido
Los universitarios disponen de facilidades para contratar ¡®negros¡¯ para sus trabajos de fin de grado
La combinaci¨®n de problemas es notable y la soluci¨®n, bastante efectiva. Si en el camino se liquidan algunos de los fundamentos sobre los que se deber¨ªa sostener una sociedad competitiva y equitativa, pues mala suerte. Las cosas andan mal, as¨ª que conviene buscarse un apa?o: ese es el lema. El asunto, en este caso, es el del trabajo de fin de grado, al que est¨¢n obligados para obtener la licenciatura los estudiantes de cualquier carrera desde que se puso en marcha el Plan Bolonia.
Los engorros son varios. En primer lugar, los tiene el alumno. Preparar un trabajo en el que te juegas la carrera es sin duda una complicaci¨®n. Los que elaboraron el plan pretend¨ªan a trav¨¦s de esa prueba confirmar un nivel m¨ªnimo de escritura y lectura, de uso de bibliograf¨ªa y capacidad de defender un proyecto, de resolver problemas pr¨¢cticos, elaborar s¨ªntesis, construir argumentos, plantear hip¨®tesis y soluciones, etc¨¦tera. Lo l¨®gico, en fin, para salir al mercado con los recursos necesarios para enfrentarse a un trabajo concreto.
Claro que conseguir todo eso tiene incontables pegas. La m¨¢s evidente: que igual ni siquiera hay mercado de trabajo (as¨ª que para qu¨¦ tanto esfuerzo). Pero es posible que la preparaci¨®n no haya sido buena. Los alumnos se quejan de que muchos profesores no les explican bien el trayecto y las maneras para llegar a buen puerto, as¨ª que carecen de las herramientas, se sienten perdidos. Y tiemblan de pensar en el horror del suspenso.
Los padres tampoco quieren arriesgarse. Han hecho esfuerzos para que sus chavales lleguen hasta ah¨ª, ya est¨¢n realmente a punto, para qu¨¦ correr riesgos in¨²tiles: si hace falta hacer un ¨²ltimo esfuerzo econ¨®mico, pues se hace. Y est¨¢n, adem¨¢s, los profesores en paro o los que tienen enormes dificultades para llegar a fin de mes. Una ayuda nunca viene mal.
Afortunadamente, ya lo habr¨¢n sospechado, este pa¨ªs tiene soluciones para cada problema. Solo hace falta buscar en Internet. Hay un mont¨®n de lugares donde los padres preocupados podr¨¢n encontrar soluci¨®n para sus hijos afligidos, am¨¦n de colaborar en salvar de la ruina a algunos diligentes profesores en aprietos econ¨®micos. Los presupuestos pueden ajustarse, van de los 300 a los 500 euros por la preparaci¨®n de un trabajo de fin de grado original, y se garantiza confidencialidad absoluta y que el servicio final estar¨¢ exento de plagio alguno. ?Se acabaron los afanes de ¡°copiar y pegar¡±!: ahora hay tipos impecables que te ofrecen la trampa limpia de toda sombra.
Una sociedad tan diligente (y tan imaginativa), que no tiene la menor vacilaci¨®n en diluir los inconvenientes del Plan Bolonia (ese l¨ªo de escribir y leer y hacer una presentaci¨®n), es la misma sociedad que se rasga las vestiduras con la corrupci¨®n y el mal gobierno. Esa sociedad, tan encantada de haberse conocido y que tan obsesivamente se mira a s¨ª misma como un dechado de virtudes, es la que celebra cada esc¨¢ndalo que le sirve la televisi¨®n como si fuera un gol de su propio equipo. Esa sociedad, vaya, necesita un cap¨®n.
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