El hombre que tiene la receta para ser feliz
El psic¨®logo de Harvard Dan Gilbert desmonta la f¨®rmula del matrimonio con dinero y ni?os
El psic¨®logo estadounidense Dan Gilbert conoce la receta de la felicidad. Y es infalible. Este investigador de la Universidad de Harvard recuerda el caso de Moreese Bickham, un ciudadano negro de Luisiana (EE UU) que en 1958 vio c¨®mo dos polic¨ªas vinculados al Ku Klux Klan llegaban al porche de su casa y le met¨ªan un tiro en el est¨®mago. Pese a la herida, Bickham, a sus 42 a?os, logr¨® coger un arma y defenderse. Mat¨® a los dos agentes. Actu¨® en defensa propia, pero fue condenado a muerte por las racistas instituciones del sur de EE UU de hace medio siglo. Pas¨® m¨¢s de 37 a?os en prisi¨®n, 14 de ellos en el corredor de la muerte. Encerrado 23 horas al d¨ªa en completo aislamiento. Hasta que, por las presiones de la sociedad civil, fue liberado en 1996. Al salir, sobre su tiempo en la c¨¢rcel dijo: ¡°No lamento ni un minuto. Fue una experiencia gloriosa¡±.
Gilbert, nacido en 1957, sonr¨ªe antes de contar otro caso, el de Ronald Wayne. Junto a dos amigos, llamados Steve Jobs y Steve Wozniak, fund¨® en 1976 una empresa para fabricar ordenadores: Apple. En seguida, por miedo a que el proyecto acabara en bancarrota, vendi¨® sus acciones por 800 d¨®lares. ¡°Ahora valdr¨ªan 62.000 millones de d¨®lares¡±, exclama Gilbert. ¡°Nunca me he arrepentido de mi decisi¨®n¡±, ha declarado Wayne, un ingeniero retirado que vive feliz cerca de Las Vegas.
Moreese Bickham, encarcelado de manera injusta durante 37 a?os en EE UU, calific¨® la experiencia en prisi¨®n como "gloriosa"
El psic¨®logo de Harvard contin¨²a su relato, durante su primera conferencia en Espa?a, impartida en el centro cultural CaixaForum, invitado por la Obra Social ¡°la Caixa¡±. No hay entradas desde 15 d¨ªas antes. Gilbert es una estrella de la oratoria. Sus charlas TED, disponibles en internet, han sido vistas por m¨¢s de 20 millones de personas. ¡°Anthony Weiner era un famoso pol¨ªtico, joven, guapo y brillante. Estaba en la cumbre del ¨¦xito. Mucha gente pensaba que podr¨ªa llegar a ser presidente de EE UU. Pero ten¨ªa una mala costumbre: hacerse fotos de su pene y envi¨¢rselas a j¨®venes mujeres que no eran su esposa¡±, prosigue Gilbert.
¡°No es una gran idea si quieres ser presidente de EE UU¡±, bromea. Cuando fue cazado en 2011, Weiner cay¨® en desgracia, hundi¨® en el estupor a su familia y dimiti¨® de su puesto de congresista. Su carrera pol¨ªtica estaba arruinada. Pero un a?o despu¨¦s, en una entrevista, Weiner confirm¨® que aquellos sucesos le hab¨ªan cambiado, para bien. Era otro, una persona mejor. ¡°2011 fue el mejor a?o de mi vida¡±, manifest¨®.
Gilbert ya casi tiene la receta de la felicidad en la punta de la lengua. Muestra una ¨²ltima fotograf¨ªa. Aparecen unos jovenc¨ªsimos John Lennon, Paul McCartney y George Harrison, acompa?ados por un cuarto m¨²sico que no es Ringo Starr. Es Pete Best, el primer baterista de The Beatles. Abandon¨® el grupo en 1962, justo antes de que se convirtiera en un fen¨®meno planetario. ¡°Soy feliz con mi estilo de vida¡±, ha sostenido Best, que sigui¨® tocando la bater¨ªa en Liverpool y hoy es un alegre abuelo.
"Los seres humanos sobredimensionan constantemente lo infelices que ser¨¢n ante la adversidad", afirma Gilbert
Al investigador estadounidense se le iluminan los ojos, porque ya tiene los cuatro ingredientes de la felicidad: ¡°Dimite de tu puesto de trabajo en medio de un esc¨¢ndalo, humillando a tu pareja si es posible, ingresa en prisi¨®n de manera injusta, vende por un pu?ado de d¨®lares tu participaci¨®n de 62.000 millones en una empresa y nunca, nunca, te conviertas en un miembro de The Beatles¡±.
Parece una receta estrafalaria, pero a los cuatro protagonistas de la historia les ha funcionado. En realidad, Gilbert no habla de c¨®mo ser feliz, ni de por qu¨¦ la gente no es feliz, sino de por qu¨¦ la gente no sabe lo que les har¨¢ felices. ¡°Los seres humanos infravaloran su propia resiliencia: no se dan cuenta de lo f¨¢cil que ser¨¢ cambiar su visi¨®n del mundo si ocurre algo malo. Constantemente sobredimensionan lo infelices que ser¨¢n ante la adversidad¡±, reflexiona en un encuentro con la prensa en Madrid.
El cient¨ªfico compara esta capacidad de adaptaci¨®n con ¡°un sistema inmune psicol¨®gico, similar al que defiende al cuerpo de g¨¦rmenes y enfermedades¡±. Estas defensas de la mente, como las del cuerpo, son m¨¢s fuertes en unas personas que en otras. ¡°Mi mujer jam¨¢s enferma y yo pillo todos los resfriados. Lo mismo ocurre con el sistema inmune psicol¨®gico. Hay personas que son resilientes ante la peor tragedia. Otras personas se entristecen a la m¨ªnima. Pero lo interesante es que la inmensa mayor¨ªa de los seres humanos son del primer tipo¡±, proclama. ¡°El 75% de las personas vuelven a ser felices en los dos a?os posteriores al peor trauma que te puedas imaginar¡±.
El cient¨ªfico compara la capacidad de adaptaci¨®n con ¡°un sistema inmune psicol¨®gico, similar al que defiende al cuerpo de g¨¦rmenes"
El psic¨®logo de Harvard sabe que se mueve en un terreno cenagoso: el de la millonaria industria de la felicidad, una ametralladora de charlas, cursos de coaching y libros de autoayuda. Un mundo lleno de charlatanes y farsantes. ¡°Desconozco sus motivaciones, pero en la industria de la felicidad hay mucha gente que est¨¢ equivocada¡±, reconoce Gilbert diplom¨¢ticamente.
?l es diferente. Sus investigaciones se publican en las mejores revistas cient¨ªficas. Uno de sus experimentos consisti¨® en una aplicaci¨®n para tel¨¦fono m¨®vil que preguntaba peri¨®dicamente a 5.000 personas de 83 pa¨ªses c¨®mo se sent¨ªan, qu¨¦ estaban haciendo y si estaban pensando en otra cosa diferente a la que estaban haciendo. Sus resultados, publicados en la revista Science, mostraron que las personas piensan en cosas que no est¨¢n ocurriendo casi tanto como en cosas que est¨¢n delante de sus narices. Y los datos revelaron que esa ¡°mente errante¡± les hac¨ªa, a menudo, infelices.
¡°La industria de la felicidad es una buena idea, pero debe basarse en la ciencia. Es muy f¨¢cil dar a la gente recetas para su vida. Ha ocurrido durante miles de a?os. Cada cura, cada rabino, cada orador motivacional, cada camarero, cada taxista tienen una opini¨®n sobre la felicidad. ?Qu¨¦ opiniones son acertadas y cu¨¢les no? Solo hay una manera de saberlo: la ciencia¡±, zanja.
El laboratorio de Gilbert mide los sentimientos de miles de personas para intentar desmontar afirmaciones que se dan por ciertas. ¡°Nuestro cerebro nos da mala informaci¨®n sobre c¨®mo de felices o infelices seremos en futuras circunstancias. Si preguntas c¨®mo de feliz ser¨¢s si te quedas ciego, la mayor parte de nosotros dir¨¢ que ser¨¢ infeliz durante mucho tiempo o el resto de su vida. Pero si medimos la felicidad de las personas que de verdad se han quedado ciegas, veremos que son perfectamente felices. Y observamos este patr¨®n en todas las circunstancias¡±, relata.
"?Ganar la loter¨ªa nos har¨¢ felices para siempre y quedarnos ciegos nos har¨¢ infelices? Ninguna de las dos cosas es cierta"
¡°Uno piensa: esto ser¨¢ terrible o esto ser¨¢ maravilloso. Pero luego lo medimos y vemos que no hay nada ni tan maravilloso ni tan terrible. ?Ganar la loter¨ªa nos har¨¢ felices para siempre y quedarnos ciegos nos har¨¢ infelices? Ninguna de las dos cosas es cierta¡±, resume.
Gilbert, autor del libro superventas Tropezar con la felicidad, tambi¨¦n ha participado esta semana en un curso de verano de la Universidad Complutense de Madrid, organizado por el matem¨¢tico Jos¨¦ Manuel Rey y el psic¨®logo Carmelo V¨¢zquez. Ha impartido la misma charla que en CaixaForum, titulada ¡°Felicidad: lo que tu madre no te cont¨®¡±.
La conferencia parte de la base de que una madre siempre recomienda a sus hijos que se casen, que ganen dinero con un buen puesto de trabajo y que a su vez tengan hijos. A lo largo de la charla, Gilbert tumba asunciones relacionadas con estos tres supuestos ingredientes de la felicidad. Las personas casadas son en promedio m¨¢s felices que las solteras, incluso que las parejas de hecho. Pero el divorcio supone un extra de alegr¨ªa. La felicidad de los hombres se dispara tras una ruptura. Y la de las mujeres tambi¨¦n lo hace al cabo de un par de a?os, seg¨²n sus datos.
¡°?El dinero no compra la felicidad? S¨ª la compra. No hay ni un estudio que muestre que un euro extra hace disminuir la felicidad¡±, sostiene Gilbert. Pero hay un matiz. Cuando eres pobre, un poquito m¨¢s de dinero supone una inmensa felicidad. Un millonario, en cambio, necesita una enorme cantidad de dinero para aumentar, tan solo un pel¨ªn, su felicidad.
"Intentar ser m¨¢s feliz es como bajar de peso. No hay ning¨²n secreto"
¡°Hay un punto de inflexi¨®n¡±, subraya Gilbert, a partir del cual ganar m¨¢s dinero apenas te hace m¨¢s feliz: 60.000 euros al a?o, seg¨²n los estudios realizados en EE UU. ¡°No existe apenas diferencia entre ganar 60.000 euros y ganar 60.000 millones¡±, sentencia. La explicaci¨®n es muy sencilla, seg¨²n muestra en otro gr¨¢fico. Las cuatro actividades cotidianas que m¨¢s felicidad aportan son gratis: practicar sexo, hacer ejercicio, escuchar m¨²sica y charlar. La que m¨¢s, con mucha diferencia, es practicar sexo. Y los estudios muestran que una escapada a Par¨ªs hace m¨¢s feliz que comprar un coche deportivo. ¡°Invertir en experiencias es mejor que invertir en cosas materiales¡±, se?ala Gilbert.
As¨ª que el matrimonio y el dinero tienen una relaci¨®n compleja con la felicidad. ?Qu¨¦ pasa con los hijos, el tercer consejo de una hipot¨¦tica madre cl¨¢sica? El psic¨®logo de Harvard es directo: ¡°Los ni?os son como la hero¨ªna¡±. La droga da placer, pero destruye el resto de fuentes de felicidad de una persona, como la familia y amigos. Con los hijos, argumenta Gilbert, ocurre lo mismo. Los padres dejan de practicar sexo, salir con los amigos o acudir a conciertos. ¡°Muchas madres me dicen que sus hijos son su mayor fuente de felicidad y yo les respondo que tienen raz¨®n. Si solo tienes una fuente de felicidad, es tu mayor fuente de felicidad¡±, espeta el investigador.
El cient¨ªfico ofrece por fin su verdadera receta para ser feliz, a la vista de los datos cient¨ªficos. ¡°La felicidad es un asunto de qu¨ªmica del cerebro. La gen¨¦tica influye, pero las circunstancias tambi¨¦n. Intentar ser m¨¢s feliz es como bajar de peso. No hay ning¨²n secreto para bajar de peso: comer menos y hacer m¨¢s ejercicio. Con la felicidad ocurre lo mismo. Hay unas pocas cosas que se pueden hacer y, si se hacen todos los d¨ªas religiosamente, el promedio de felicidad ir¨¢ subiendo¡±, comienza.
¡°Por ejemplo, pasa m¨¢s tiempo con la familia y los amigos. Es un consejo aburrido, pero es cierto. Somos el animal m¨¢s social del planeta, se mida como se mida, as¨ª que no sorprende que la mayor parte de nuestra felicidad proceda de las relaciones sociales. Cuida tu salud f¨ªsica, haz m¨¢s ejercicio. Es otro consejo aburrido, pero tambi¨¦n es cierto¡±, contin¨²a Gilbert, con gestos para acentuar que sabe que no est¨¢ descubriendo la p¨®lvora. ¡°Si me dijeran que permaneciera a la pata coja diciendo qu¨¦ nos hace felices en la vida, solo dir¨ªa ¡°otras personas¡± antes de caerme al suelo¡±.
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