Desigualdad e inclusi¨®n en las universidades latinoamericanas
Por, Manuel Alfieri, Agenda Igualdad / CLACSO.
Arturo es chileno, tiene 27 a?os y quiere estudiar antropolog¨ªa, pero no puede hacerlo en su pa¨ªs porque no tiene suficiente dinero. Valeria, tiene 21 y naci¨® en Colombia. Est¨¢ decidida a entrar en la carrera de comunicaci¨®n social, pero no cuenta con el puntaje necesario. Suzan, una brasile?a de 32 a?os, ya se cans¨® de fracasar en el examen de ingreso para la carrera de medicina, donde s¨®lo hay muy pocas vacantes por a?o. Los tres probar¨¢n suerte en otro sitio, muy lejos de casa.
Los casos de Arturo, Valeria y Suzan grafican una situaci¨®n recurrente en Am¨¦rica Latina: la enorme desigualdad en las oportunidades de acceso a la educaci¨®n superior, que excluye a miles de j¨®venes del sistema universitario o los obliga a abandonar tempranamente sus pa¨ªses de origen para poder cumplir el sue?o de formarse profesionalmente.
Chile, Colombia y Brasil
Los altos niveles de desigualdad educativa en Chile han sido motivo de intensos conflictos y debates en el pa¨ªs. All¨ª, la mayor¨ªa de las universidades son privadas e, incluso las p¨²blicas, exigen que los estudiantes paguen altas sumas de dinero para poder estudiar. Arturo Javier Far¨ªas Correa es uno de ellos. Sin posibilidades de estudiar en su pa¨ªs, el joven chileno emigr¨® a la Argentina. En di¨¢logo con Agenda Igualdad, explica que, ¡°sacando cuentas, vivir y estudiar en Buenos Aires, con todo lo que eso incluye, es lo mismo que pagar una carrera en Chile¡±.
Pero las barreras no son s¨®lo econ¨®micas. Una vez que terminan el secundario, los estudiantes chilenos deben realizar la llamada Prueba de Selecci¨®n Universitaria (PSU). ¡°Dependiendo del puntaje que saques en la PSU, puedes estudiar una determinada carrera. La carrera a la que quer¨ªa ingresar, antropolog¨ªa, ped¨ªa un puntaje muy alto y las matr¨ªculas eran muy pocas, por eso no hab¨ªa posibilidad de que estudiara ah¨ª¡±, dice Arturo, que emigr¨® a la Argentina y estudia en la Facultad de Filosof¨ªa y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde adem¨¢s consigui¨® trabajo como empleado de la cafeter¨ªa.
En el caso chileno, las instituciones que matriculan a los estudiantes con mejores puntajes reciben financiamiento estatal a trav¨¦s del denominado Aporte Fiscal Indirecto (AFI). Se trata de un sistema diagramado en los a?os del pinochetismo, con resultados preocupantes en la actualidad: la tasa de matriculaci¨®n universitaria es casi tres veces m¨¢s alta dentro de los sectores econ¨®micos m¨¢s ricos que en los sectores m¨¢s pobres.
El movimiento estudiantil chileno realiz¨® durante los ¨²ltimos a?os masivas manifestaciones para protestar contra las intensas desigualdades del sistema educativo. La fuerza de su reclamo decant¨® en una incipiente reforma impulsada por el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet. Sin embargo, dicha iniciativa, que plantea la gratuidad universal en la educaci¨®n para terminar con el fin al lucro y mejorar la calidad en la ense?anza, presenta avances demasiado lentos, seg¨²n sostienen las federaciones estudiantiles. Como parte de la reforma chilena, en marzo pasado, unos 150 mil j¨®venes de bajos recursos entraron a distintas universidades estatales y privadas sin costo alguno.
El sistema brasile?o es otro de los m¨¢s restrictivos dentro de la regi¨®n. En el pa¨ªs funciona todav¨ªa el llamado ¡°examen vestibular¡±, creado en 1911 y mediante el cual algunas universidades seleccionan sus alumnos. El sistema ha sido substituido progresivamente por Examen Nacional de Ense?anza Media (ENEM), elaborado por el Ministerio de Educaci¨®n y que nacionaliza el proceso de selecci¨®n a la ense?anza superior. Los ¡°vestibulares¡± son procesos selectivos institucionales, mientras que el ENEM establece un puntaje general, para todo el pa¨ªs, mediante el cual las universidades (p¨²blicas y privadas) que adhieren al examen pueden seleccionar a sus alumnos. Naturalmente, las mejores instituciones universitarias exigen los puntajes m¨¢s altos.
Suzan Niz Muzzi explica algunas de las complejidades del sistema: ¡°uno tiene que hacer una ¨²nica prueba de ingreso para la que estudia durante algunos a?os. El curso preparatorio sale unos mil reales mensuales (300 d¨®lares) y, as¨ª y todo, no te asegura el acceso a la universidad. Las vacantes son muy pocas, entre 50 y 80 por curso, y, en algunos, son m¨¢s de 20 mil personas las que quieren ingresar¡±, explica la joven brasile?a, nacida en Minas Gerais.
Hace dos a?os, Suzan lleg¨® a Buenos Aires para estudiar en la Facultad de Medicina de la Fundaci¨®n Barcel¨®, una instituci¨®n privada. Al no contar con un empleo registrado ni con familiares en el pa¨ªs, debi¨® alquilar un departamento por 15.000 pesos argentinos (1.000 d¨®lares), tres veces m¨¢s caro que lo que abona cualquier inquilino nativo. As¨ª y todo, sostiene que el costo de vida es menor que en Brasil. ¡°En mi pa¨ªs, un curso de medicina en una buena universidad privada cuesta 6.000 reales mensuales (cerca de 2.000 d¨®lares), por lo que termina siendo m¨¢s barato estudiar en Argentina, aun pagando un alquiler alt¨ªsimo¡±. Las universidades p¨²blicas brasile?as, a diferencia de las chilenas, son gratuitas. Tambi¨¦n, como en Chile, algunas de ellas son las que poseen los mejores niveles acad¨¦micos. Sin embargo, para los m¨¢s pobres, ingresar en los cursos universitarios m¨¢s disputados se ha vuelto una tarea tit¨¢nica con limitad¨ªsimas posibilidades de ¨¦xito.
En Colombia, la situaci¨®n es parad¨®jica. Si bien el sistema universitario crece a ritmo acelerado, las desigualdades entre los ricos y los pobres son notorias. Entre 2005 y 2010 hubo 400 mil nuevos alumnos en las aulas, pero la brecha de acceso a la universidad entre las clases m¨¢s altas y las m¨¢s bajas se ampli¨® un 80%. ¡°Este hecho se debe a que los estudios superiores son costosos, por lo que se requiere de altos ingresos (¡) con los que no cuentan la inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n¡±, asegura el informe Educaci¨®n Superior en Iberoam¨¦rica, del Centro Interuniversitario de Desarrollo (CINDA).
Valeria Monedero Hinojosa sufri¨® la desigualdad en carne propia, no s¨®lo por motivos econ¨®micos sino por la existencia de un sistema de ingreso muy similar al chileno. ¡°Cuando est¨¢s en el ¨²ltimo a?o del secundario te toman un examen de todas las materias. De acuerdo a eso, te sit¨²an en un determinado puesto entre otros miles de estudiantes que hacen la misma prueba. En mi caso, ocup¨¦ un buen puesto a nivel nacional, pero no me alcanz¨® para entrar a estudiar comunicaci¨®n en la Universidad del Valle, donde hab¨ªa s¨®lo 50 vacantes¡±, cuenta la joven, que luego de la frustrada experiencia se postul¨® para la carrera de bellas artes y el resultado fue el mismo: qued¨® afuera.
Sin desistir de su sue?o, Valeria se anim¨® a dejar su tierra natal y comenz¨® a estudiar comunicaci¨®n social en la Universidad de Buenos Aires.
Argentina: refugio acad¨¦mico latinoamericano
Impedidos de estudiar en sus pa¨ªses de origen, miles de j¨®venes latinoamericanos encuentran en la Argentina una suerte de refugio. All¨ª, a diferencia de lo que ocurre en Chile, Brasil o Colombia, no hay ex¨¢menes de ingreso ni cupos m¨¢ximos por carrera. La ¨²nica condici¨®n impuesta por la ley es que las personas cuenten con t¨ªtulo secundario. Las universidades p¨²blicas son, adem¨¢s, completamente gratuitas.
Durante los ¨²ltimos a?os, y con mayor intensidad en la ¨²ltima d¨¦cada, las oportunidades educativas en Argentina crecieron gracias a la llamada ¡°regionalizaci¨®n de la oferta¡±; es decir, la creaci¨®n de instituciones universitarias en las provincias y en distintas localidades del populoso Gran Buenos Aires. Es el caso, por ejemplo, de la Universidad Nacional de Chilecito, en La Rioja; la Universidad Nacional de R¨ªo Negro; y la Universidad Nacional Arturo Jauretche, en el partido bonaerense de Florencio Varela.
El objetivo fue federalizar la oferta para que la educaci¨®n no quedara reducida al ¨¢mbito de la Ciudad de Buenos Aires. A fines de 2013, en todo el pa¨ªs hab¨ªa 121 instituciones universitarias: 57 estatales y 64 privadas. El a?o pasado, el Ministerio de Educaci¨®n inform¨® que, en algunas de las nuevas universidades p¨²blicas del pa¨ªs, casi el 90% de los estudiantes constitu¨ªan la primera generaci¨®n de universitarios en sus familias.
Sin embargo, y como ocurre en el resto de la regi¨®n, la desigualdad tambi¨¦n est¨¢ presente en Argentina. As¨ª lo sostiene la reconocida especialista Ana Garc¨ªa de Fanelli en el informe Inclusi¨®n social en la Educaci¨®n Superior argentina, del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES). All¨ª, explica que, aunque ¡°los indicadores cuantitativos muestran una cobertura alta¡± y la desigualdad es menor que en otros puntos de Am¨¦rica Latina, todav¨ªa ¡°persiste una brecha significativa en la participaci¨®n seg¨²n el ingreso del hogar¡± y las tasas de abandono son altas ¡°entre los j¨®venes de menor nivel socioecon¨®mico¡±.
A pesar de los l¨ªmites del sistema universitario argentino para volverse m¨¢s igualitario y mantener su calidad, los criterios de acceso abierto y la hist¨®rica defensa de la gratuidad como un principio central de la pol¨ªtica p¨²blica en el nivel superior, lo han transformado en la referencia preferida de buena parte de los miles de j¨®venes latinoamericanos que migran para poder formarse.
Una situaci¨®n que podr¨ªa comenzar a cambiar desde la llegada de Mauricio Macri a la presidencia del pa¨ªs. Despu¨¦s de todo, fue Macri quien, en la campa?a electoral y nada menos que en la propia Universidad de Buenos Aires, sostuvo: ¡°?Qu¨¦ es esto de universidades por todos lados? (¡) ?Basta de esta locura!¡±.
?Qu¨¦ est¨¢ pasando en Latinoam¨¦rica?
Durante los ¨²ltimos a?os, Am¨¦rica Latina experiment¨® un fenomenal aumento en la cantidad de alumnos que ingresan a la educaci¨®n superior. Asociada al crecimiento econ¨®mico y a las efectivas pol¨ªticas sociales desarrolladas en la regi¨®n, la tasa de personas que estudian en el nivel universitario pas¨® del 10% en 1970 al 40% en 2011, seg¨²n datos de la UNESCO. Desde entonces, ha seguido creciendo. Un contexto que explica el boom de apertura de universidades p¨²blicas y privadas, profesorados y centros de formaci¨®n terciaria, entre otras instituciones. Hoy, son m¨¢s de 10 mil instituciones en toda la regi¨®n.
Sin embargo, el ingreso a la universidad sigue siendo sumamente restrictivo en la mayor parte de los pa¨ªses latinoamericanos y afecta especialmente a los sectores m¨¢s pobres de la poblaci¨®n. Eso, al menos, es lo que sostienen distintos organismos internacionales, como la CEPAL, que en su informe sobre Educaci¨®n y desigualdad en Am¨¦rica Latina se?ala que el ¡°acceso a la educaci¨®n postsecundaria est¨¢ reservado a una porci¨®n relativamente peque?a de los j¨®venes¡± de la regi¨®n: cada 27 personas de clase alta, apenas una de clase baja logra recibirse. Del mismo modo, el informe Educaci¨®n Superior en Iberoam¨¦rica, del CINDA, agrega que m¨¢s del 50% de la poblaci¨®n con ingresos altos logra entrar a la universidad, mientras que, cuando se trata de sectores m¨¢s pobres, el n¨²mero se reduce al 5%.
Las altas tasas de desigualdad del continente se reflejan tambi¨¦n en el sistema educativo y, particularmente, en el m¨¢s alto y competitivo nivel de ense?anza.
Pablo Gentili, sostiene que ¡°Am¨¦rica Latina tiene un arrastre de exclusi¨®n, un acumulado de discriminaci¨®n en el ¨¢mbito educativo, que es inmenso. Pasaron casi cien a?os de la reforma universitaria que comenz¨® en C¨®rdoba y que pens¨® un modelo universitario m¨¢s inclusivo, m¨¢s democr¨¢tico, como un espacio de socializaci¨®n del poder para las clases populares, pero a¨²n hoy sigue habiendo una enorme exclusi¨®n de los m¨¢s pobres en las instituciones de educaci¨®n superior¡±.
Hugo Aboites, rector de la Universidad Aut¨®noma de la Ciudad de M¨¦xico y ex integrante del Grupo de Trabajo Universidad y Sociedad de CLACSO, afirma que la desigualdad educativa responde a problemas sociales de fondo y que, al igual que ¡°la inequitativa distribuci¨®n del ingreso, las condiciones de marginaci¨®n, subordinaci¨®n y exclusi¨®n de las mujeres y de los pueblos originarios¡±, tiene ¡°un impacto direct¨ªsimo en las posibilidades de grandes sectores de la poblaci¨®n de ingresar, permanecer y concluir los distintos niveles educativos¡±.
Aboites destaca aquellos problemas ¡°relacionados directamente con el sistema mismo de educaci¨®n superior¡±. Entre ellos, ¡°la falta de pol¨ªticas de gratuidad y de apoyo econ¨®mico (becas) a quienes tienen mayores necesidades, el uso de ex¨¢menes de selecci¨®n y la rigidez del dise?o acad¨¦mico que dificulta el acceso y permanencia de aquellos que trabajan o tienen otras ocupaciones¡±. Algo que es particularmente grave en algunos de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados de la regi¨®n, como los citados Chile, Brasil y Colombia.
Los especialistas consultados por Agenda Igualdad coinciden en afirmar que la tasa de matriculaci¨®n universitaria latinoamericana no podr¨ªa haber crecido a un ritmo tan acelerado si no hubiera sido gracias a las pol¨ªticas implementadas por los gobiernos progresistas que se expandieron por la regi¨®n durante los ¨²ltimos 15 a?os. El crecimiento de las oportunidades de acceso al sistema universitario ha estado asociado, en Am¨¦rica Latina, al abandono de las pol¨ªticas neoliberales y de privatizaci¨®n de los espacios p¨²blicos que promovieron, entre otros, pa¨ªses como Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia, Ecuador y Venezuela, todos ellos con una expansi¨®n del sistema superior verdaderamente impresionante. En Brasil, durante los mandatos de Lula da Silva y Dilma Rousseff, se lleg¨® a duplicar, en menos de una d¨¦cada, la tasa de estudiantes universitarios, pasando de 3 millones y medio de matriculados en la educaci¨®n superior a m¨¢s de 7 millones. Todo esto fue gracias a pol¨ªticas p¨²blicas de inversi¨®n y apoyo al sistema universitario como el Programa Universidad para Todos (PROUNI), las cuotas de acceso al nivel superior destinadas a la poblaci¨®n negra, ind¨ªgena y a los portadores de necesidades educativas especiales, as¨ª como el Programa de Reestructuraci¨®n y Expansi¨®n de las Universidades Federales (REUNI).
Sin embargo, este ciclo de crecimiento y expansi¨®n universitaria comienza a mostrar s¨ªntomas de agotamiento. La profunda crisis econ¨®mica que vive Latinoam¨¦rica, asociada a la llegada al poder de gobiernos extremadamente conservadores, contribuye a pintar un sombr¨ªo panorama para el campo educativo en la regi¨®n.
Pablo Gentili, afirma que la victoria de Mauricio Macri en Argentina y la asunci¨®n del gobierno de Michel Temer tras el golpe institucional contra Dilma Rousseff, en Brasil, provocar¨¢n muy probablemente un retroceso en el a¨²n incipiente proceso de democratizaci¨®n universitaria del continente. As¨ª, advierte que: ¡°los nuevo gobiernos neoliberales de la regi¨®n est¨¢n haciendo una cr¨ªtica profunda a todo lo realizado en la d¨¦cada pasada. Hablan de la ?pesada herencia?. Y lo cierto es que Argentina, con todas sus deficiencias, ha podido construir un sistema universitario con preponderancia de universidades p¨²blicas; un sistema en el que recientemente se crearon nuevas universidades en algunas provincias o en la periferia de la Ciudad de Buenos Aires, a las que muchos trabajadores consiguen mandar por primera a sus hijos a esas nuevas instituciones. Por su parte, en Brasil, el 70% de los nuevos estudiantes son de primera generaci¨®n en el sistema universitario. Esto genera nuevas demandas de financiamiento y de apoyo por parte del Estado: m¨¢s inversi¨®n y m¨¢s intervenci¨®n p¨²blica. Los gobiernos de la Argentina y del Brasil parecen estar percibiendo esto como una ?carga?, como un `lastre populista? que pone en riesgo, supuestamente, la calidad de nuestras universitarias. En Argentina, inclusive, se cuestiona ahora la constitucionalidad misma del acceso democr¨¢tico a la universidad, algo que en m¨¢s de 30 a?os de democracia casi nadie se atrevi¨® a poner en duda. En Brasil, se reducen los sistemas de becas, se cierran los programas de movilidad y se vuelve a discutir la legalidad de las pol¨ªticas afirmativas. En Venezuela, un pa¨ªs que ha tenido una verdadera explosi¨®n de la matr¨ªcula universitaria, la oposici¨®n cuestiona vehementemente las universidades p¨²blicas creadas durante los ¨²ltimos a?os y, no pocas veces, ha sostenido que deber¨ªan cerrarse. En suma, en un escenario de crisis econ¨®mica como el que vivimos y con el crecimiento del conservadurismo pol¨ªtico en la regi¨®n, no creo que el proceso de democratizaci¨®n de las universidades latinoamericanas tienda a fortalecerse¡±.
M¨¢s all¨¢ de la coyuntura pol¨ªtica, Hugo Aboites considera que todav¨ªa ¡°falta ver en qu¨¦ medida la acci¨®n de los gobiernos progresistas ha podido generar condiciones que fortalezcan la conciencia y la organizaci¨®n social en torno a la educaci¨®n¡±. Seg¨²n su mirada, si esa acci¨®n no logr¨® ¡°profundizar el convencimiento necesario para defender y hacer avanzar una educaci¨®n p¨²blica para todos, las perspectivas ser¨¢n a¨²n m¨¢s complicadas¡±.
El acad¨¦mico mexicano sostiene que toda pol¨ªtica destinada a democratizar el sistema escolar, y particularmente las universidades, ¡°debe responder antes que nada al proceso de convertir a los sectores excluidos y subordinados en actores protag¨®nicos de las pol¨ªticas educativa¡±. En ese sentido, propone poner en marcha una ¡°reforma general del sistema educativo, que lo convierta en un canal de participaci¨®n de comunidades, maestros, estudiantes, y donde la educaci¨®n responda a las necesidades de construir ciudadan¨ªa y a los procesos de organizaci¨®n democr¨¢tica de estos grupos¡±, porque ¡°de otra manera, la educaci¨®n seguir¨¢ siendo un proceso ajeno, del gobierno, incapaz de convertirse en un espacio de reconstrucci¨®n social con base en el conocimiento¡±.
Adem¨¢s de la dimensi¨®n pol¨ªtica destacada por Aboites, la CEPAL enfatiza que el acceso a la educaci¨®n superior influye directamente en las posibilidades de conseguir un trabajo digno. Su infome sostiene que ¡°la educaci¨®n postsecundaria es decisiva para contar con mejores oportunidades de inserci¨®n en el mercado laboral¡± y ¡°aspirar a un sueldo por encima del promedio en las econom¨ªas de la regi¨®n¡±. En ese contexto, el ¡°acceso dispar a las oportunidades educativas (¡) reproduce y, eventualmente, ampl¨ªa las inequidades sociales¡±. El informe de CINDA, por su parte, es contundente: ¡°Las personas con mayor nivel de educaci¨®n tienen mejores probabilidades de hallarse empleadas que aquellas personas con niveles inferiores¡±.
En Am¨¦rica Latina, como en el resto del mundo, la posibilidad de graduarse en la universidad es una de las m¨¢s poderosas oportunidades para mejorar las condiciones de vida de las personas. No se trata s¨®lo del acceso a mejores empleos o mejores ingresos. Diversos estudios demuestran que el acceso de personas de bajos recursos al mundo universitario es altamente positivo para el bienestar y el progreso social de una comunidad. La teor¨ªa educativa hace tiempo insiste en que la interacci¨®n pedag¨®gica entre sujetos de distintos ¨¢mbitos sociales ampl¨ªa, m¨¢s que limita, las oportunidades de aprendizaje y mejora los resultados acad¨¦micos de todos. Adem¨¢s, contribuye a fortalecer la educaci¨®n de una ciudadan¨ªa consciente y cr¨ªtica, reflexiva y participativa. En todos los casos, est¨¢ claro que una universidad abierta y democr¨¢tica, de calidad y no excluyente, en Am¨¦rica Latina, puede transformarse en uno de los mejores y m¨¢s efectivos ant¨ªdotos contra la enorme desigualdad que a¨²n persiste en la regi¨®n.
Los avances, hasta ahora, han sido notables, aunque los desaf¨ªos contin¨²an. ?Seguir¨¢n por este camino los pa¨ªses latinoamericanos en la pr¨®xima d¨¦cada?
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