?Por qu¨¦ el segundo amor es mejor que el primero?
No se escriben tantos poemas sobre ellas, pero las relaciones adultas y serenas contribuyen a su bienestar emocional. Y el sexo es m¨¢s satisfactorio
Si hay un mensaje con el que la cultura popular nos ha taladrado el cerebro de forma un¨¢nime, es el de que solo existe un amor verdadero. Miles de canciones, pel¨ªculas y novelas rom¨¢nticas, con finales tr¨¢gicos o felices, nos muestran un amor idealizado, que rara vez se parece a la realidad. Esta concepci¨®n de los afectos cobra especial fuerza en la adolescencia, momento en el que se suelen sentir por primera vez los cosquilleos del enamoramiento, lo que nos lleva a la no menos representada derivada de esta idea: la primera relaci¨®n nunca se olvida.
Mientras dura, se disfruta la intensidad de las primeras experiencias emocionales. Si a esto se le une que el culto al primer amor convierte en fracaso cualquier separaci¨®n y la tendencia natural a la nostalgia: el pensamiento recurrente de que todo tiempo pasado fue mejor; ya tenemos todos los ingredientes para dejarnos seducir por esta f¨¢bula. Por supuesto, habr¨¢ quien encuentre la estabilidad y la felicidad con su primera pareja, pero, m¨¢s all¨¢ de casos puntuales, la seguridad y la serenidad que concede un amor adulto mejoran la salud emocional y afectiva. Aunque no sea el tema favorito de los poetas.
"El amor maduro es beneficioso porque ha sido trabajado tanto a nivel individual como de pareja", Cristina Callao
Para la psic¨®loga y sex¨®loga Cristina Callao, "el amor maduro es beneficioso porque ha sido trabajado tanto a nivel individual como de pareja. La principal diferencia entre un v¨ªnculo de este tipo y uno adolescente se halla en el nivel de intensidad de nuestras emociones. Los m¨¢s j¨®venes se entregan hasta la saciedad y pierden la perspectiva". Pese a la importancia en nuestra sociedad del mito de Arist¨®fanes, que ense?a que la plenitud individual pasa por encontrar a nuestra media naranja, la experta asegura que un nexo fruct¨ªfero se compone de personas enteras que respetan su espacio y se unen para ser un equipo. ¡°Una pareja ha de multiplicarse; si se fusiona, uno de los dos perder¨¢ su esencia¡±, aclara.
Esta idealizaci¨®n del amor rom¨¢ntico puede llevar, en ocasiones, a que resulte complicado abandonar una relaci¨®n tumultuosa, porque, aunque estos v¨ªnculos no aporten nada bueno, se fortalecen basados en una enso?aci¨®n. ¡°El factor de enganche se debe a que en las relaciones turbulentas hay lunas de miel; es decir, reconciliaciones continuas que permiten que vuelva a florecer el sentimiento de ilusi¨®n y esperanza para poder seguir con ella, pero no deja de ser algo irreal. Uno de los factores que m¨¢s dificulta la situaci¨®n es la idealizaci¨®n, tanto la de la otra persona como la de la relaci¨®n en s¨ª¡±, advierte Callao. Seg¨²n escribe el psic¨®logo y profesor estadounidense Robert Epstein en la revista especializada Scientific American Mind, "desgraciadamente, nos ense?an el amor de una manera poco realista y bastante inaccesible para la mayor¨ªa de gente".
Desterrar el mito del alma gemela
Cabr¨ªa preguntarse, entonces, si esta concepci¨®n del amor que se nos inculca desde la infancia es reprogramable. O, en otras palabras, si a querer se puede aprender o vamos a incurrir una y mil veces en los mismos errores. "La capacidad de confiar, amar y resolver conflictos con los seres queridos se inicia en la infancia, incluso antes de lo que se pueda pensar", dice una revisi¨®n de art¨ªculos publicada en Current Directions in Psychological Science. "Antes de que se pueda recordar, antes de tener el lenguaje para describirlo, y en formas que no son conscientes, las actitudes impl¨ªcitas quedan codificadas en la mente". Sin embargo, aunque que esta configuraci¨®n nos acompa?e toda la vida pueda parecer muy poco halag¨¹e?o, los mismos investigadores, consideran que los "viejos patrones pueden cambiar". Afirman que los nuevos v¨ªnculos tienen la capacidad de modificar estos modelos y, por tanto, el comportamiento frente a las relaciones, de manera que, incluso alguien que no aprendi¨® a amar durante la infancia, puede hacerlo de adulto.
Epstein no duda, seg¨²n en una entrevista realizada por Psychology Today, de que el amor rom¨¢ntico es un proceso de aprendizaje:? ¡°La intimidad emocional y psicol¨®gica lleva tiempo. En los matrimonios concertados, por ejemplo, el enamoramiento llega con los a?os. Hay estudios que demuestran que en los enlaces convencionales, el amor rom¨¢ntico disminuye de forma constante durante la primera d¨¦cada, mientras que en los concertados aumenta, llegando a superar a los primeros en cinco a?os. Hist¨®ricamente, el amor pasional se percib¨ªa como un tipo de locura y el afecto y la pasi¨®n no fueron considerados una base leg¨ªtima para el matrimonio hasta tiempos recientes¡±. Sin embargo, en la actualidad, ocurre justo lo contrario: ¡°Existen determinados mitos que refuerzan la idea de que todos tenemos un alma gemela que est¨¢ ah¨ª fuera esperando a que la encontremos y, una vez juntos, la leyenda asegura que jam¨¢s nos separaremos el uno del otro¡±, advierte.
Seg¨²n una encuesta brit¨¢nica, se disfruta m¨¢s de las relaciones amorosas y sexuales a partir de los 40
Lejos del estigma de fracaso que las acompa?a, para la sex¨®loga, las rupturas son perfectos momentos para la reflexi¨®n: ¡°Debemos preguntarnos qu¨¦ ha salido mal, qu¨¦ nos ha gustado de la relaci¨®n y qu¨¦ no, y si podr¨ªamos haber hecho algo por cambiarlo. Todas estas cuestiones y la actitud que tengamos al respecto ser¨¢n las que nos permitan construir un apego maduro cuando estemos receptivos, de nuevo, para encontrar el amor¡±, explica.
As¨ª, a la hora de enfrentarnos a un nuevo idilio, es m¨¢s probable que sepamos afinar mejor con las caracter¨ªsticas que buscamos en nuestro compa?ero. Para Epstein, la clave es que ambos "alberguen sentimientos reales de respeto mutuo, atracci¨®n y aprecio" y considera que, para mantener el amor en el tiempo, es necesario que ambos sean "personas maduras, honestas, que no est¨¦n a la defensiva, sepan empatizar y compartan el sentido del humor".
Personas felices, relaciones felices
Lo que parece evidente es que cuanto m¨¢s claro tengamos lo que queremos, m¨¢s sencillo nos resultar¨¢ convivir con otra persona en armon¨ªa. Una reciente encuesta, realizada por la Oficina Nacional de Estad¨ªstica del Reino Unido, asegura que la felicidad es mayor a partir de los 30 a?os, porque es cuando la gente se siente m¨¢s exitosa. Adem¨¢s, los encuestados dijeron disfrutar m¨¢s de sus relaciones amorosas y sexuales a partir de los 40. Teniendo esto en cuenta, la madurez supondr¨ªa siempre buenas noticias para cualquier aspecto de nuestras vidas; tambi¨¦n para el amor. Una relaci¨®n adulta coincide con la plenitud de la mediana edad y el Proyecto Europeo para el Envejecimiento Activo y Saludable (SEACW), asegura que durante esta etapa se mejora el control de las emociones ya que ¡°se cuenta con una experiencia y una perspectiva mejor que una persona joven, y tambi¨¦n que otra m¨¢s anciana¡±.
Las posibilidades, por tanto, de que el segundo amor (o el tercero, o el cuarto) sea mejor que el primero son muy poderosas. No solo la experiencia de relaciones pasadas, sino encontrarnos en un momento personal m¨¢s sereno y satisfactorio que en la primera juventud, nos hace enfrentarnos a nuevas relaciones con armas m¨¢s ¨²tiles para conseguir que funcionen. Hemos aprendido de nuestros errores anteriores y sabemos mejor qu¨¦ esperamos de la otra persona. ¡°Para que exista entre los dos un verdadero aprendizaje, m¨¢s all¨¢ del enamoramiento, es vital compartir experiencias positivas y negativas. A este respecto, los amores adultos est¨¢n m¨¢s receptivos que los primeros¡±, remata Callao.
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