Ni caso

Este es EL -en may¨²sculas- fin de semana. O se est¨¢ en el pueblo/la playa (o marchando para all¨¢) o no se es nadie. Bueno, se aceptan piscinas y pantanos. Tambi¨¦n festivales, venga.

No piensen. No trabajen. No miren el correo, no hagan caso de las llamadas perdidas, ni de los cientos, que luego ser¨¢n miles, de mensajes acumulados. Presten especial no atenci¨®n a los grupos de WhatsApp, m¨¢s especial a¨²n a los del trabajo. De hecho, si pueden, v¨¢yanse de los grupos de trabajo. Aband¨®nenlos. Hasta m¨¢s ver.

No hagan dieta, por descontado. Ahora s¨ª que no. No coman cosas que no quieran, no prueben nada que no les apetezca (aunque digan que los XXX est¨¢n muy buenos: es cosa suya, yo este verano tampoco me lanzo, pasen); si no quieren, no cocinen. Ni limpien. La excusa del calor funciona.

No se separen de la sombra por mucho que les digan que va a parecer que no han pisado la playa; no se aparten del sol (protecci¨®n por favor, protecci¨®n) si les apetece coger tono Valentino. No dejen de ponerse ese ba?ador tan bonito por mucha lorcilla que les saque. Pero tampoco hagan burlas por lo bajini cuando al/la de al lado se le note el michel¨ªn. Todo el a?o que si el body shaming, que si no hay peso ideal, que si vivan los cuerpos reales (?los gordos y los flacos no lo son?): ahora pongan en pr¨¢ctica la teor¨ªa. No liguen si no tienen ganas; no paren de flirtear con todos por mucho que les levanten las cejas los de alrededor. Pura envidia.

Y, por supuesto: no hace falta que me hagan caso en nada. Solo hagan lo que quieran. Que estamos todos de vacaciones.