Una Legua de esperanza
M¨²sica y deporte tratan de dar otro aire a un barrio santiaguino marcado por la violencia
¡°Necesitamos iniciativas que compitan de forma pac¨ªfica con la plata f¨¢cil que ofrecen los narcotraficantes y la droga¡±. Gerard Ouisse lo tiene claro: esa ser¨¢ la ¨²nica salida para los ni?os y j¨®venes del barrio santiaguino de La Legua. Hace ya catorce a?os que este sacerdote franc¨¦s fue trasladado a la parroquia de San Cayetano, en pleno coraz¨®n de la que fue durante d¨¦cadas una de las poblaciones m¨¢s estigmatizadas de Chile.
Tan s¨®lo cinco kil¨®metros ¡ªuna legua¡ª separan la c¨¦ntrica Plaza de Armas y la Catedral Metropolitana de Santiago de la poblaci¨®n leg¨¹ina al sur de la capital. La barriada de La Legua fue fundada por obreros salitreros provenientes del norte del pa¨ªs a principios de la d¨¦cada de los a?os treinta y no hizo m¨¢s que crecer debido al d¨¦ficit habitacional existente en la capital. Dos d¨¦cadas m¨¢s tarde naci¨® La Legua Emergencia con la asignaci¨®n de casas de emergencia social a familias que viv¨ªan en asentamientos informales en varias zonas de Santiago.
¡°La Legua ha cambiado mucho en estos a?os, ahora est¨¢ como nunca, muy pesada y violenta. Hace a?os ya hab¨ªa narcotraficantes pero ahora estamos en un contexto dif¨ªcil, porque est¨¢n disparando personas muy j¨®venes¡±, se lamenta Ouisse. El religioso desgrana los principales problemas del barrio. La deserci¨®n escolar. Las familias desestructuradas debido a que muchos progenitores se encuentran en la c¨¢rcel. Las infraviviendas donde a veces viven dos o tres familias en espacios de tres metros por ocho metros con solo una ventana. Los sueldos bajos. La violencia. Y, por supuesto, la llegada de la droga a partir de mediados de los noventa.
En la actualidad, quince mil personas viven en los tres sectores que conforman el barrio: Legua Vieja, Legua Nueva y Legua Emergencia. En este ¨²ltimo se recrudecen la violencia y la presencia de la droga. Unas 1.300 viviendas se organizan alrededor de la Avenida Jorge Canning, la arteria principal atravesada de norte a sur por una decena de pasajes y callejuelas sin salida. Los murales de sus calles y plazas reflejan la lucha obrera que durante d¨¦cadas ha caracterizado a esta poblaci¨®n, principal punto de resistencia de la capital a la dictadura de Pinochet y, por ende, la m¨¢s reprimida por el r¨¦gimen militar.
El semblante del p¨¢rroco cambia, y sonr¨ªe orgulloso cuando recuerda algunas de las marchas por la paz y las actividades organizadas durante la noche. M¨¢s de doscientos vecinos hicieron que se detuvieran las balaceras en el barrio durante unas horas. ¡°Nunca dispararon contra nosotros durante la actividad. No nos resignamos. Para m¨ª, hay esperanza porque en La Legua hay una larga historia de lucha y tengo fe en que lleguemos a cambiar el rumbo¡±, reflexiona Ouisse. Parte importante de esa esperanza est¨¢ puesta en las actividades que m¨¢s de una treintena de organizaciones sociales, culturales y de derechos humanos llevan a cabo en La Legua.
El baile: una ventana abierta al mundo
En una peque?a sala de la iglesia de San Cayetano suena la m¨²sica. Un grupo de j¨®venes ensaya una y otra vez danzas sausau y tamur¨¦, tradicionales del pueblo Rapa Nui de la Isla de Pascua. Es febrero y Chile est¨¢ en pleno verano austral pero, a pesar del calor, el ensayo contin¨²a para la funci¨®n que preparan en la ciudad de Concepci¨®n, la segunda m¨¢s poblada del pa¨ªs. Fabiola organiza a los j¨®venes, templa los nervios y les va dando indicaciones sobre el evento, el vestuario y los tipos de baile que tendr¨¢n que interpretar.
Raipill¨¢n significa en mapuzungun ¡ªlengua de los ind¨ªgenas mapuche del sur del pa¨ªs¡ª ¡®flor con una fuerza sobrenatural¡¯. Y esa fortaleza es la que caracteriza a Fabiola Salinas, que naci¨® y creci¨® en el barrio y decidi¨® fundar hace m¨¢s de doce a?os este grupo de baile folcl¨®rico chileno. En la actualidad participan trescientos ni?os, j¨®venes y adultos de La Legua en once elencos de danza y m¨²sica.
M¨¢s de un tercio de los habitantes del barrio son ni?os y j¨®venes pero unos trescientos est¨¢n fuera del sistema educacional pese a encontrarse en edad escolar. La deserci¨®n escolar en el barrio es elevada y algunos menores sufren trastornos de hiperactividad o d¨¦ficit de atenci¨®n por las situaciones familiares y el entorno en el que viven. ¡°No llegan bien para estudiar porque sus emociones siempre est¨¢n trastocadas, siempre est¨¢n nerviosos, asustados y tambi¨¦n se podr¨ªa decir que acostumbrados a este modo de vida¡± dice Salinas, quien es adem¨¢s profesora de lenguaje en la escuela Su Santidad Juan XXIII. ¡°El requisito para estar en el grupo es que todos los ni?os estudien. Les conseguimos becas, los llevamos a viajar y les mostramos que existe otro mundo mas all¨¢ de La Legua. El barrio no es malo porque aqu¨ª vive gente muy esforzada y que ha sacado el barrio adelante a pulso, pero est¨¢ ese puntito negro que es la droga y otras cosas que nos complican y estigmatizan¡± explica la maestra.
La m¨²sica y el baile les dan autoestima y valores y, sobre todo, les alejan de la violencia y las drogas. Han participado en festivales de danza a nivel nacional e internacional, y tambi¨¦n las madres de los ni?os y ni?as participan con la que confeccionan sus trajes en un peque?o taller en el que muchas de ellas reciben una ayuda econ¨®mica por su oficio de costureras.
Sembrando el futuro del barrio
La comuna de San Joaqui?n, en la que se enmarca La Legua, es una de las m¨¢s empobrecidas de la Regio?n Metropolitana. Tambi¨¦n es el lugar donde hay patrullas de carabineros armados con metralletas y ataviados con chalecos antibalas y cascos en cada esquina. El pan de cada d¨ªa de los vecinos desde que en el an?o 2001 se iniciara un Plan de Intervencio?n estatal, marcadamente policial, cuya efectividad ha sido puesto en duda.
Daniel, V¨ªctor, Jorge y Miguel crecieron y vivieron toda su infancia en La Legua y conocen bien de cerca esta situaci¨®n. Ahora estos j¨®venes leg¨¹inos son tambi¨¦n parte de su motor de cambio a trav¨¦s de la organizaci¨®n Sembrando Comunidad en la que trabajan como voluntarios para romper el paradigma de lo que ha sido la barriada hasta ahora. ¡°El problema es el ejemplo que nosotros le estamos dando a nuestros ni?os. Los menores se encuentran con balaceras y tienen que salir corriendo y entrar a sus casas con miedo. Pero queremos decir que no todo el barrio ni toda la gente es as¨ª, porque tampoco es toda La Legua as¨ª,?afirma Daniel Antileo. "Nosotros trabajamos para superar esas barreras y ayudar a los ni?os a trav¨¦s del deporte, de la cultura, la educaci¨®n y la salud¡±.
En el barrio existen pocos lugares al aire libre donde los m¨¢s peque?os puedan jugar al f¨²tbol tranquilos despu¨¦s del colegio. Sembrando Comunidad les ofrece un espacio donde divertirse libres del entorno de La Legua. ¡°Es como meterles en una burbuja, pero cuando salgan de ella van a tener muchas m¨¢s herramientas para enfrentarse a la vida¡± explica Antileo. El voluntario enumera otros talleres que realizan, que van desde apoyo escolar a los m¨¢s peque?os en materias como historia, matem¨¢ticas, ingl¨¦s o lenguaje hasta talleres de yoga y mapudungun para los adultos.
Antileo se siente esperanzado y quiere que la paz llegue muy pronto al barrio: ¡°Los ni?os crecen viendo un carabinero con la pistola casi apunt¨¢ndoles la cabeza. Lo que pedimos es paz en La Legua, que se acaben las balaceras, que se acabe el narcotr¨¢fico... Pero desde una intervenci¨®n no solo policial, que no basta e incluso es peor, como lo ha sido hasta hoy¡±.
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