?C¨®mo acaba una matem¨¢tica siendo trabajadora humanitaria?
En el planeta, 130 millones de personas necesitan ayuda urgente para sobrevivir. En el D¨ªa Mundial de la Asistencia Humanitaria, nos acercamos a la realidad de quienes se dedican a esa tarea
En el mundo, 130 millones de personas no tienen m¨¢s opci¨®n que esperar a que les llegue ayuda urgente para comer o curar sus heridas. Para sobrevivir. Sin ella, el cambio clim¨¢tico y los conflictos amenazan cada d¨ªa su existencia. Es el dato que ha querido destacar la ONU con motivo de la celebraci¨®n del D¨ªa Mundial de la Asistencia Humanitaria que cada 19 de Agosto, desde 2008, conmemora el ataque contra la sede de la ONU en Bagdad en 2003 y en el que murieron 22 personas. Esta edici¨®n tiene por lema Una Humanidad, y se centra en las conclusiones de la Cumbre Humanitaria Mundial que se celebr¨® en Estambul en mayo.
No eran los primeros, ni fueron los ¨²ltimos. Cada a?o, aumenta el n¨²mero de asesinatos y ataques a cooperantes en servicio. En 2013 se alcanz¨® la cifra r¨¦cord de 474 v¨ªctimas en 264 incidentes violentos, casi el doble que en 2012. En 2015, 287 sufrieron alg¨²n tipo de agresi¨®n: 109 murieron, 110 fueron heridos y 68 secuestrados, seg¨²n los datos que recopila anualmente el Aid Workers Security Report. Sud¨¢n del Sur, Afganist¨¢n, Somalia, Yemen y Siria son, en ese orden, los puntos negros donde el personal humanitario lo tiene m¨¢s dif¨ªcil, y no solo por el peligro que ellos mismos corren, sino tambi¨¦n por la imposibilidad en la pr¨¢ctica de cumplir su funci¨®n: ayudar. Buen ejemplo de ello es la situaci¨®n de malnutrici¨®n severa que se ha encontrado M¨¦dicos sin Fronteras en el estado de Borno (Nigeria) debido a la ausencia total de asistencia en las zonas controladas por Boko Haram. Unos 500.000 desplazados por la violencia de este grupo terrorista necesitan de forma urgente comida, agua potable, refugio y atenci¨®n m¨¦dica, alerta la organizaci¨®n. El 15% de los ni?os sufre desnutrici¨®n aguda. Y m¨¢s: la paralizaci¨®n de los programas de vacunaci¨®n ha derivado en la reaparici¨®n de nuevos casos de polio tambi¨¦n en Borno, dos a?os despu¨¦s de que el pa¨ªs africano saliera de la lista de end¨¦micos.
En 2015, 287 trabajadores humanitarios fueron v¨ªctimas de ataques: 109 murieron, 110 fueron heridos y 68 secuestrados
Con todo, hay quienes deciden dedicar su vida e a salvar la de otros: de los refugiados que se la juegan en el Mediterr¨¢neo, a los que el hambre consume en Sud¨¢n del Sur o a los que la sequ¨ªa ha dejado sin m¨¢s sustento que el aire que respiran en Malawi. Estos son apenas tres ejemplos de las crecientes crisis que proliferan y se cronifican por todo el mundo. Y con ellas, se multiplican el n¨²mero de v¨ªctimas y la necesidad de dinero para atenderlas. Mientras llegan las soluciones que anulen las amenazas, la asistencia necesita de m¨¢s fondos. Un reto que se plante¨® en la Cumbre de Estambul, donde se evidenci¨® que de los 20.000 millones de euros solicitados el a?o pasado, ni siquiera se recaudaron la mitad.
Pero no todo lo consigue el dinero. La otra pata de la ayuda son las personas.Son m¨¦dicos, pilotos, enfermeros, ingenieros, misioneros, periodistas, profesores... y matem¨¢ticos, soci¨®logos o nutricionistas. ?C¨®mo acaba una matem¨¢tica espa?ola en Uganda? ?Para qu¨¦? Estas son las historias en primera persona de tres trabajadores del Programa Mundial de Alimentos, el encargado de llevar comida all¨ª donde la poblaci¨®n carece casi por completo de cereal que llevarse a la boca.
Alba Collazos: una matem¨¢tica en Uganda
Trabajo para el Programa Mundial de Alimentos (PMA) desde el 21 de abril de 2014. Empec¨¦ como consultora de monitoreo y evaluaci¨®n en Kampala, la capital de Uganda. En ese momento y lugar vi mi sue?o profesional cumplido: trabajar para una agencia humanitaria de la ONU.
Esta oportunidad me llev¨®, en octubre de 2015 casi dos meses a Juba (Sud¨¢n del Sur) y viendo el trabajo que se hac¨ªa all¨ª, el tama?o de la operaci¨®n, los n¨²meros y los proyectos me qued¨¦ fascinada por el reto. Me ofrecieron unirme a ellos y en febrero 2016 me traslad¨¦ a Juba. Me encanta mi trabajo, el pa¨ªs, la gente, el proyecto. Me siento realizada en Sud¨¢n del Sur, en terreno, pero sobre todo en el PMA.
Soy matem¨¢tica y poder aplicar mis conocimientos t¨¦cnicos en un proyecto de ayuda humanitaria y m¨¢s en emergencias me llena como persona. Adem¨¢s me siento muy identificada con la organizaci¨®n, su visi¨®n sus objetivos y, sobre todo, los que la componemos. He tenido una suerte espectacular uni¨¦ndome a esta agencia de la ONU que creo no tiene igual ni comparaci¨®n con otras.
Hago monitoreo y evaluaci¨®n de los proyectos y, aunque nuestro puesto no est¨¢ principalmente en terreno, veo el terreno con sus n¨²meros. Nos encargamos de monitorear que la entrega de comida, vales y met¨¢lico se hace adecuadamente en relaci¨®n a cantidades, calidad, tiempos, seguridad, informaci¨®n, buenas pr¨¢cticas y sensibilizaci¨®n, igualdad entre hombres y mujeres, y que todo se desarrolla de acuerdo a unas pautas de respeto, dignidad y protecci¨®n preestablecidas.
No monitoreamos tanto el qu¨¦ repartimos si no c¨®mo lo hacemos. Desde mi modesta oficina-contenedor puedo imaginarme a las madres, embarazadas, ni?os y ni?as, conversando con los entrevistadores y recibiendo su raci¨®n, o a los cr¨ªos en el colegio comiendo ma¨ªz y jud¨ªas. Nuestros encuestadores est¨¢n a pie de terreno y nos lo relatan con los cuestionarios que dise?amos juntos. Desde el dise?o de las preguntas estamos pensando en las personas a las que servimos. "?Ser¨¢ muy largo? ?Entender¨¢n esta pregunta? ?Obtendremos la informaci¨®n que queremos con esta otra? ?Nos dir¨¢n la verdad las mujeres?".
En Uganda s¨ª tuve la oportunidad de ir m¨¢s a terreno. Y visitar las comunidades. Y ver las bolsas de Plumpy Sup en el suelo. Despu¨¦s de 13 horas de viaje en coche, llegas a caba?as en el medio de la nada y te preguntas: ¡®?C¨®mo sobreviven aqu¨ª?¡¯ Y luego te respondes durante la entrevista porque adem¨¢s de la fortaleza de estas personas hay restos de la ayuda de WFP por todas partes.
Actualmente, dada la situaci¨®n de inseguridad en Juba y alrededores, estoy evacuada en Kampala (Uganda), mi antigua oficina. Trabajo en la distancia muy intensamente e intento ver los retos y logros de nuestros beneficiarios a trav¨¦s de los n¨²meros. Pero tengo muchas ganas de volver. Casi nadie fuera de mi trabajo cree que est¨¦ bien de la cabeza, pero los que trabajan conmigo en el PMA entienden c¨®mo me siento. Trabajo en un pa¨ªs en emergencia porque me gustan los retos dif¨ªciles y el ritmo de trabajo alto. Me gusta que mi esfuerzo se traduzca en comida, vales y met¨¢lico que llega adecuadamente a los m¨¢s vulnerables. Y me gusta estar lo m¨¢s cerca posible de la primera l¨ªnea.
Emilio Jos¨¦ Guz¨®n: un nutricionista en Ecuador
Me llamo Emilio Jos¨¦ Guz¨®n Gonz¨¢lez y trabajo en el Programa Mundial de Alimentos de la ONU en Ecuador. Soy castellanoleon¨¦s, en concreto palentino. Estudi¨¦ nutrici¨®n humana y diet¨¦tica en la Universidad de Valladolid, pero siempre he tenido vocaci¨®n humanitaria, y desde joven me fui encaminando en desarrollar mi carrera para erradicar el hambre y la desnutrici¨®n humana en el mundo. Me licenci¨¦ en tecnolog¨ªa de los alimentos en la Universidad Complutense de Madrid, donde pude interaccionar con la ONG internacional Acci¨®n contra el Hambre y recibir formaciones espec¨ªficas. Aprend¨ª franc¨¦s durante mi Erasmus en la Breta?a francesa.
Mi primera experiencia en cooperaci¨®n fue en Guatemala, donde a mis 22 a?os, tras mi a?o Erasmus, recib¨ª una beca como voluntario de las universidades de Madrid para trabajar un tiempo en una zona denominada ¡°corredor seco¡±. All¨ª me dediqu¨¦ al tratamiento de ni?os con desnutrici¨®n aguda, con familias en situaci¨®n de extrema pobreza y tambi¨¦n capacitando en nutrici¨®n a madres y j¨®venes mujeres ind¨ªgenas. Viaj¨¦ por Centroam¨¦rica conociendo m¨¢s su cultura y, posteriormente, realic¨¦ mi maestr¨ªa en Alicante en nutrici¨®n cl¨ªnica y comunitaria, tras lo cual ingres¨¦ en Acci¨®n contra el Hambre trabajando como voluntario en la sede de Madrid durante nueve meses. Monitoreaba y evaluaba los indicadores de salud p¨²blica y nutrici¨®n del Sahel africano.
Despu¨¦s de esto, con la situaci¨®n de crisis que viv¨ªa Espa?a, volv¨ª a mi tierra y con esperanza busqu¨¦ trabajo. Una buena amiga me habl¨® de una plaza en nutrici¨®n como UNV (United Nations Volunteer) que hab¨ªa en Ecuador con el Programa Mundial de Alimentos. La ech¨¦ e hice una buena entrevista, consegu¨ª el trabajo y me vine a Ecuador. Aqu¨ª ejerzo como educador nutricional y nutricionista, capacito a muchas personas de diferentes programas dentro del PMA (refugio colombiano, vulnerables y emergencia tras el terremoto). Dise?amos estudios, evaluamos procesos¡ y por ahora hasta aqu¨ª puedo leer.
Solo un apunte m¨¢s: a veces no sabemos a d¨®nde nos llevar¨¢ perseguir nuestros sue?os, pero nos hace crecer como seres humanos y, en ese camino hacia no se sabe d¨®nde, somos felices haciendo lo que nos sentimos llamados a hacer.
Patricia Natividad: una soci¨®loga en Ecuador
Trabajo en el Programa Mundial de Alimentos (PMA) en la provincia de Imbabura, en la sierra norte de Ecuador, una zona en la que los niveles de desnutrici¨®n de los ni?os y las ni?as son muy elevados. Al estar pr¨®ximos a la frontera con Colombia (a dos horas en coche), tambi¨¦n trabajamos con refugiados que llegan escapando de una realidad violenta y buscando una oportunidad desde la cual poder construir una nueva vida.
En concreto, doy seguimiento y participo en las charlas nutricionales que mensualmente damos a un grupo de 341 familias en 13 comunidades, cuyas madres est¨¢n embarazadas o acaban de tener a sus beb¨¦s. Con las charlas revisamos los carnets de salud de las madres y los beb¨¦s para confirmar que hayan ido al centro de salud ese mes y entregamos canastas de alimentos a cada familia, al tiempo que les animamos a cultivar sus terrenos para que se puedan proveer de hortalizas.
Otra parte de mi trabajo consiste en ayudar a las asociaciones de productores agr¨ªcolas de la provincia para abrir nuevos circuitos de comercializaci¨®n de sus productos y obtener un precio m¨¢s justo por ellos. Esto conlleva el fortalecimiento de las asociaciones, para que se organicen mejor y optimizar sus capacidades en cuesti¨®n de administraci¨®n y finanzas.
Tambi¨¦n en los programas de comidas escolares, en los que colaboramos con el Ministerio de Educaci¨®n de Ecuador, incorporamos productos de peque?os agricultores, y mi trabajo tambi¨¦n incluye controlar su calidad y realizar el seguimiento de las escuelas.
Estudi¨¦ Sociolog¨ªa en la Universidad de A Coru?a y con la idea clara de encaminar mi futuro hacia la cooperaci¨®n me traslad¨¦ a Granada, donde curs¨¦ un M¨¢ster en Desarrollo y Cooperaci¨®n Internacional. Las pr¨¢cticas del m¨¢ster me llevaron a trabajar con la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional para el Desarrollo (AECID) en la sierra andina sur de Ecuador, atra¨ªda por la posibilidad de aprender sobre la gobernabilidad local impulsada desde las comunidades andinas, quienes vienen organiz¨¢ndose y trabajando de forma comunitaria desde hace siglos.
Posteriormente, una beca de la Cooperaci¨®n Galega me llev¨® a Mozambique para trabajar tambi¨¦n en gobernabilidad mano a mano con la AECID. Despu¨¦s pas¨¦ un tiempo en Nicaragua, participando en programas de salud sexual y reproductiva, g¨¦nero y seguimiento a proyectos de ONG de desarrollo. Como dicen en Ibarra (ciudad de la sierra norte de Ecuador): ¡°siempre se vuelve a la ciudad blanca¡±. Por lo que hace tres a?os regres¨¦ a Ecuador y actualmente resido en esta ciudad.
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