La casa de Luis Cernuda
Con 40 a?os Luis Cernuda ya sab¨ªa lo que era una casa. La suya estaba hecha de reflexi¨®n, palabras e intimidad. Tambi¨¦n de renuncia a tenerla. La describi¨® en el libro Ocnos.
¡°Desde siempre tuviste el deseo de la casa, tu casa, envolvi¨¦ndote para el ocio y la tarea en una atm¨®sfera amiga. Mas primero no supiste (porque eso lo aprender¨ªas luego, a fuerza de vivir entre extra?os) que tras de tu deseo, mezclado con ¨¦l, estaba otro: el de un refugio con la amistad de las cosas. Afuera aguardar¨ªa lo dem¨¢s, pero adentro estar¨ªas t¨² y lo tuyo.
Un d¨ªa, cuando ya hab¨ªas comenzado a rodar por el mundo, so?ando tu casa, pero sin ella, un acontecer inesperado te depar¨® al fin la ocasi¨®n de tenerla. Y la fuiste levantando en torno de ti, sencilla, clara, propicia: la mesa, el div¨¢n, los libros, la l¨¢mpara ¨Catm¨®sfera que llenaban con su olor algunas flores de la temporada.
Pero era demasiado ligera, y tu vida demasiado azarosa, para durar mucho. Un d¨ªa, otro d¨ªa, desapareci¨® tan inesperada como vino. Y seguiste rodando por tantas tierras, alguna que ni hubieras querido conocer. Cu¨¢ntos proyectos de casa has tenido despu¨¦s, casi realizados en otra ocasi¨®n para de nuevo perderlos m¨¢s tarde.
S¨®lo cuatro paredes, espacio reducido como la cabina de un barco, pero tuyo y con lo tuyo, aun a sabiendas de que su abrigo pudiera resultar transitorio; ligera, silenciosa, sola, sin la presencia y el ruido ofensivos de esos extra?os con los que tantas veces ha sido tu castigo compartir la vivienda y la vida; alta, con sus ventanas abiertas al cielo y a las nubes, sobre las copas de unos ¨¢rboles.
Pero es un sue?o al que ya por imposible renuncias, aunque sea realidad de todos a la que no puedes aspirar. Tu existir es demasiado pobre y cambiante ¨Cte dices, escribiendo estas l¨ªneas de pie, porque ni una mesa tienes; tus libros (los que has salvado) por cualquier rinc¨®n, igual que tus papeles. Despu¨¦s de todo, el tiempo que te queda es poco, y qui¨¦n sabe si no vale m¨¢s vivir as¨ª, desnudo de toda posesi¨®n, dispuesto siempre para la partida.
La casa, poema en prosa de Luis Cernuda. De Ocnos (1942) (editorial Taurus)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.