Por qu¨¦ el pr¨ªncipe Guillermo se agacha siempre que habla con su hijo
Es un m¨¦todo de crianza, se llama 'escucha activa' y va de comprender los berrinches de los cr¨ªos
A la prensa inglesa, siempre tan atenta a los movimientos de su casa real, raramente se le escapa alg¨²n detalle. Lo ¨²ltimo que les ha llamado la atenci¨®n es por qu¨¦ Guillermo de Inglaterra est¨¢ en cuclillas en la gran mayor¨ªa de las fotos en las que aparece hablando con su hijo, el pr¨ªncipe Jorge. En esta posici¨®n le hemos visto en el bautizo de su hija peque?a, Carlota; en un partido ben¨¦fico de polo e incluso junto al presidente Obama, durante su visita al palacio de Kensington. En un v¨ªdeo que se ha vuelto viral en las redes sociales, se ve c¨®mo su abuela, la reina Isabell II, le da incluso un toque de atenci¨®n por saltarse el protocolo durante el desfile a¨¦reo de las Fuerzas Armadas (RAF), que se celebr¨® con motivo del 90 cumplea?os de la monarca el pasado mes de junio: "Stand up William"(ponte de pie, Guillermo), le dijo con cara de pocos amigos. Guillermo lo estaba haciendo de nuevo: se hab¨ªa puesto a la altura del peque?o y, mir¨¢ndole a los ojos, respond¨ªa a todas sus cuestiones sobre las acrobacias de los aviones, tom¨¢ndose su tiempo y sin importarle que el resto de la familia ya se encontrara en pie. ?l no quer¨ªa dirigirse a su hijo desde una posici¨®n superior. No es nada nuevo: se trata de un m¨¦todo de crianza denominado Escucha Activa, una forma respetuosa de tratar a los ni?os que busca que se sientan realmente escuchados. La pedagoga Leticia Garc¨¦s Larrea lo define como ¡°una forma de comunicaci¨®n entre los miembros de la familia que va a permitir desarrollar la empat¨ªa, a la vez que proteger los v¨ªnculos afectivos¡±.
Conc¨¦ntrese y mire a los ojos de su hijo
La primera vez que se hizo alusi¨®n al concepto de "escucha activa" fue en 1957 por los psic¨®logos estadounidenses Carl Rogers y Richard E. Farson y, m¨¢s adelante, el tambi¨¦n psic¨®logo Thomas Gordon escribi¨® el manual para aplicarla: T¨¦cnicas Eficaces para Padres (MEDICI). Para la psic¨®loga y psicoterapeuta Isabel Fuster, m¨¢s que una t¨¦cnica es una postura ante la vida, una forma de escuchar a las personas, de ponernos en su lugar: ¡°Entre adultos, esta comunicaci¨®n parece m¨¢s sencilla (aunque no siempre somos tan emp¨¢ticos como debi¨¦ramos), pero al tratar con ni?os nos encontramos con la dificultad de que el peque?o no entiende el mundo de los mayores, cuyo principal medio de comunicaci¨®n es el discurso hablado. Hasta aproximadamente los 12 a?os, se encuentra en un mundo sensorial y perceptivo diferente del nuestro¡±.
La prueba m¨¢s evidente de que estamos escuch¨¢ndole es el contacto visual. Para ello, es necesario colocarse a la altura de sus ojos porque el ni?o se sentir¨¢ m¨¢s cercano a sus padres, adem¨¢s de ayudarle a empatizar con ellos y transmitirle calma y serenidad. Los que los expertos destacan es el aspecto emocional de esta comunicaci¨®n: escuchar es saber qu¨¦ siente el ni?o, no solo qu¨¦ dice.
"No quiero ir al cole porque no s¨¦ hacer los ejercicios"
Garc¨¦s cuenta c¨®mo los padres, ¡°muchas veces, m¨¢s que educar, pretenden obtener una obediencia inmediata y conveniente: 'no hagas ruido porque me molestas' o 'no te muevas que me pones nerviosa'. Esta necesidad hace que no lleguemos a analizar qu¨¦ es lo que realmente le sucede a nuestro hijo para encontrar el trasfondo de su rabieta. ?Por qu¨¦ no quiere ir al cole? ?Por qu¨¦ patalea y llora al irse de la fiesta de cumplea?os? Si practicamos la escucha activa, quiz¨¢ descubramos que el ni?o tiene miedo de enfrentarse a un examen para el que no ha estudiado lo suficiente o que no pod¨ªa explicar con palabras que no quer¨ªa irse de la fiesta sin despedirse de su mejor amigo".
¡°Detr¨¢s de su mal comportamiento se esconde una emoci¨®n y un ni?o necesita que los padres puedan identificarla. Si un ni?o est¨¢ rompiendo cosas, pegando o insultando, le est¨¢ pasando algo: est¨¢ buscando una soluci¨®n a trav¨¦s de su acci¨®n. Si le amenazamos o castigamos antes de comprenderle, quiz¨¢ haga lo que queremos, pero de una manera manipulada con la que aprender¨¢ a tener miedo en lugar de descubrir qu¨¦ le ocurre y c¨®mo solucionarlo. Un ni?o de 4 o ?5 a?os no comprenden a¨²n las leyes de la responsabilidad ni tienen un pensamiento reflexivo, por lo que volver¨¢ a repetir sus comportamientos¡±, reflexiona la psic¨®loga Isabel Fuster.
Su mal comportamiento con usted no es algo personal
El psic¨®logo norteamericano experto en adolescentes y autor del libro 10 days to a less Defiant Child (10 d¨ªas para un ni?o menos desafiante), Jeffrey Bernstein, explica en su blog de la revista especializada Psychology Today que los padres no deben tomarse nada de forma personal, sobre todo de los adolescentes o preadolescentes. Para el especialista, los adultos tendemos a contestarles y enfrentarnos verbalmente a ellos como si nos estuvi¨¦ramos justificando, sin darnos cuenta de que el joven est¨¢ luchando contra sus propios problemas, que no son nuestros. Uno de los ejemplos con los que ilustra su argumento es el siguiente: un padre de un hijo problem¨¢tico de 12 a?os se pasaba los d¨ªas pregunt¨¢ndole infructuosamente qu¨¦ le pasaba, por qu¨¦ ten¨ªa ese comportamiento; as¨ª, hasta que decidi¨® cambiar el discurso: "Por favor, hijo, necesito entender el motivo por el que te encuentras siempre tan enfadado". Este peque?o cambio dej¨® las puertas abiertas a que su hijo reflexionara sobre ello. Poco despu¨¦s, cuenta Bernstein, comenz¨® a abrirse y compartir sus pensamientos.
¡°Una educaci¨®n condicionante que modifica conductas generando temor al castigo, las amenazas, los gritos o las comparaciones entre hermanos ('mira qu¨¦ grande est¨¢ tu hermano, porque se lo ha comido todo y t¨² no¡') no generar¨¢ h¨¢bitos que permitan desarrollar una voluntad con la que el ni?o aprenda a marcarse sus propios l¨ªmites¡±, afirma Gard¨¦s. Ir a la cama pronto o lavarse los dientes pueden ser reglas que le hagan enfadarse y que sencillamente se niegue a cumplir. Pero las frases amenazantes como ¡°si no te lavas los dientes se te van a caer¡±, van a grabar en su cerebro el estado alterado de los padres y, en ning¨²n caso, la necesidad de una correcta higiene. Fuster insiste en lo importante que es no ceder ante el castigo, por mucho que su vida no sea tan desenfadada como la del pr¨ªncipe y los nervios afloren con m¨¢s naturalidad. ¡°Si al hijo le cuesta mucho lavarse los dientes, mejor es cogerle en brazos y decirle con una sonrisa: 'comprendo que te cueste, pero hay que hacerlo, cari?o¡±, dice.
Esto no es jauja
¡°La escucha activa no est¨¢ re?ida con poner l¨ªmites al ni?o. A sus practicantes a veces les cuesta, pero es necesario que este se frustre, o se convertir¨¢ en un tirano" (Isabel Fuster, psic¨®loga)
No hay que confundir esta t¨¦cnica con un modelo sin l¨ªmites que convierta al ni?o en un tirano egoc¨¦ntrico. Pero, ?es compatible la escucha activa con la disciplina? ?Qu¨¦ ocurre si los padres confunden este tipo de comunicaci¨®n respetuosa y asertiva con la permisividad m¨¢s absoluta, con darles todo lo que quieran? Isabel Fuster lo tiene claro: "El amor no es sin¨®nimo de flaqueza, ni establecer l¨ªmites es sin¨®nimo de dureza. Hay que ponerlos, aunque a veces nos cueste. Cada casa debe tener unos valores y los padres deben hacerlos cumplir desde el amor. Evidentemente, el ni?o se enfadar¨¢ ante las negativas o las obligaciones, pero es normal, tiene que frustrarse, si no tuviera frustraciones ser¨ªa un tirano¡±, recomienda Fuster. Garc¨¦s coincide: ¡°Precisamente, para una familia muy permisiva, es m¨¢s complicado practicar la escucha activa. Los l¨ªmites son necesarios, la cuesti¨®n es c¨®mo los ponemos: est¨¢n para ayudarnos, no para que resulten una imposici¨®n¡±.
El resultado: adultos m¨¢s seguros de s¨ª mismos
?Y qu¨¦ tipo de adulto ser¨¢ un ni?o criado bajo la batuta de la escucha activa? ¡°Es como si se le grabara un modelo de comunicaci¨®n que le dijera: 'As¨ª es como debes ser tratado por el resto de las personas', lo que puede llegar a ser una protecci¨®n frente a todo tipo de acoso, ya que le va a resultar m¨¢s f¨¢cil identificar que el trato que est¨¢ recibiendo no es el que se merece, as¨ª lo rechazar¨¢¡±, indica la pedagoga.
Por el contrario, cuando un ni?o est¨¢ familiarizado con los gritos y amenazas, porque es la manera de comunicarse que ha conocido en su hogar, fuera de casa ser¨¢ m¨¢s propenso a consentir el maltrato, porque no tienen interiorizada ninguna se?al que le indique no debe ser abordado as¨ª. Hay que estar ah¨ª y darle la seguridad que necesita para tomar sus decisiones, "es una protecci¨®n simb¨®lica y, el d¨ªa de ma?ana, aunque sus padres ya no est¨¦n con ¨¦l, tendr¨¢ esa necesidad cubierta¡±, recuerda Fuster. Ese cr¨ªo, ya convertido en adulto, recordar¨¢ a su padre agachado a su nivel, d¨¢ndole a entender que incluso ¨¦l, su sagrado progenitor, desciende de las alturas para tratarlo como merece: en una igualdad muy real.
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