Memoria del esperanto
EN LA COMARCA del Alto Pened¨¦s, en la provincia de Barcelona, se puede visitar el ¨²nico museo que existe en Espa?a dedicado al esperanto, la lengua que surgi¨® en 1887 con vocaci¨®n de convertirse en idioma universal y que hoy hablan un mill¨®n de personas en todo el mundo, seg¨²n las estimaciones de la Federaci¨®n Espa?ola de Esperanto (FEE).
Est¨¢ en Sant Pau d¡¯Ordal, un pueblo de poco m¨¢s de 500 habitantes incrustado entre laderas pobladas de vi?edos. A prop¨®sito de su inauguraci¨®n, en 1974, el Ayuntamiento rebautiz¨® la calle donde se encuentra con el nombre de L. L. Zamenhof, en honor al oftalm¨®logo polaco que invent¨® esta lengua, dotada de una gram¨¢tica muy sencilla y que extrae su vocabulario de diversos idiomas, desde el lat¨ªn al japon¨¦s.
El museo atesora una de las bibliotecas m¨¢s completas del mundo, seg¨²n la FEE, y acoge un n¨²mero ingente de platos, sellos, monedas, cerillas o juegos de cartas en las que aparece el s¨ªmbolo de este movimiento: una estrella de cinco puntas ¨Cuna por cada continente¨C y de color verde, en alusi¨®n al significado de la palabra esperanto: el que trae esperanza.
En un espacio discreto se encuentra la fotograf¨ªa del hombre que reuni¨® esta descomunal colecci¨®n: Llu¨ªs Hern¨¢ndez. Nacido en Barcelona, se instal¨® en Sant Pau d¡¯Ordal en 1945 para regentar una farmacia y, gracias a un vecino de la comarca, entr¨® en contacto con el esperanto a finales de los cincuenta.
No se puede decir que ese fuese su momento ¨¢lgido. En una ¨¦poca de confrontaci¨®n, una lengua que defend¨ªa un ideal supranacional de igualdad y tolerancia no era bien vista por muchos Estados. Los reg¨ªmenes autoritarios de Alemania y Rusia prohibieron su divulgaci¨®n.
Tambi¨¦n fue marginada durante la mayor parte de la dictadura franquista. Antes, Espa?a hab¨ªa sido uno de los pa¨ªses en los que m¨¢s pronto prendi¨® el inter¨¦s por el esperanto. En 1898, solo dos a?os despu¨¦s de que Zamenhof publicara el primer libro sobre esta lengua, Francisco Pi y Margall ¨Centonces expresidente de la Primera Rep¨²blica¨C le dedicaba un art¨ªculo en el diario El Nuevo R¨¦gimen.
En 1963 la Universidad de La Laguna cre¨® la primera c¨¢tedra de esperanto del mundo. Al mismo tiempo que la lengua ganaba fuerza, Hern¨¢ndez iba recolectando objetos relacionados con ella.
Se convirti¨® en una regla no escrita que, al morir un esperantista, su familia donara a Hern¨¢ndez algunos objetos de su colecci¨®n privada. Teresa, su esposa, cuenta c¨®mo vivieron literalmente sepultados bajo miles de pesados tomos durante varios a?os, hasta que ella misma le inst¨® a que construyera un lugar donde almacenarlo todo. Y as¨ª surgi¨® la idea del Museo del Esperanto. Durante los siguientes 18 a?os, Hern¨¢ndez reuni¨® alrededor de 8.000 libros, 15.000 boletines y revistas y 500 utensilios de todo tipo.
Su hijo, Rafael, mantiene intacto el museo, pero, como ¨¦l mismo confiesa, este se encuentra congelado desde la muerte de su padre, en 2002. Pese a ello, sigue siendo un lugar de obligado peregrinaje para los poco m¨¢s de 400 afiliados a asociaciones esperantistas que hay hoy en Espa?a, casi tantos como habitantes tiene Sant Pau d¡¯Ordal.
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