Sin mujeres no hay desarrollo
Se publica el nuevo Informe sobre Desarrollo Humano en ?frica 2016 con una conclusi¨®n muy clara: la desigualdad de g¨¦nero ancla la pobreza y le sale cara al continente
?frica no cumplir¨¢ sus aspiraciones de desarrollo si no cierra la brecha de g¨¦nero, causante de que m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n del continente ¡ªlas mujeres¡ª est¨¦ marginada social, econ¨®mica y pol¨ªticamente, seg¨²n afirma el nuevo Informe sobre Desarrollo Humano en ?frica 2016, titulado Acelerando la igualdad de g¨¦nero y el empoderamiento de las mujeres en ?frica. En ¨¦l se explicita que solo en 2014 ?frica subsahariana perdi¨® unos 95.000 millones de d¨®lares, lo que equivale a un 6% de su PIB, debido a la desigualdad de g¨¦nero en el mundo laboral. Tambi¨¦n que las mujeres no alcanzan los mismos niveles de desarrollo humano que los hombres, lo que pone en peligro la consecuci¨®n de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS), de Naciones Unidas, y de la Agenda ?frica 2063, de la Uni¨®n Africana.
El documento, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) fue presentado el domingo 28 de agosto en el curso de la conferencia internacional sobre el desarrollo del continente, celebrada en la capital de Kenia, Nairobi. Su tesis principal es que reduciendo la brecha de g¨¦nero, ?frica no solo conseguir¨ªa un gran desarrollo econ¨®mico, sino que tambi¨¦n contribuir¨ªa de manera significativa a alcanzar los objetivos de desarrollo nacionales e internacionales. Por eso la igualdad de g¨¦nero beneficia tanto a hombres como a mujeres.
El informe se centra en analizar los factores pol¨ªticos, econ¨®micos y sociales que dificultan el avance de las mujeres africanas y propone estrategias, pol¨ªticas y acciones concretas para cerrar la brecha de g¨¦nero en el continente.
El desarrollo humano no es posible sin igualdad de g¨¦nero
Este estudio llega en un momento en el que el continente africano est¨¢ viviendo grandes cambios, incluyendo una fuerte transformaci¨®n social y econ¨®mica que han dado lugar a avances significativos en el desarrollo humano.
Sin embargo, el afrooptimismo que caracteriz¨® al inicio de siglo ha ido decayendo arrastrado por varios factores:
- Como la crisis econ¨®mica que ha sacudido al mundo y que ha ocasionado que disminuyera la demanda de materias primas, como el petr¨®leo, el gas o minerales, de la que las econom¨ªas de muchos pa¨ªses dependen, afectado grandemente sus beneficios econ¨®micos.
- Los disturbios pol¨ªticos y las luchas civiles se han sucedido en varios pa¨ªses del norte, este y centro de ?frica.
- La epidemia de ?bola que puso de manifiesto la vulnerabilidad y fragilidad de muchas sociedades africanas ante una cat¨¢strofe y ha hecho retroceder los avances econ¨®micos y sociales de Guinea, Liberia y Sierra Leona.
- La sequ¨ªa que actualmente afecta al Sahel, Cuerno de ?frica y sur del continente causa grandes dificultades a las personas de los pa¨ªses afectados.
- Igualmente, la lucha contra el terrorismo y el extremismo religioso, puede tener efectos devastadores en el orden civil y social.
Todos estos ingredientes tienen dimensiones significativas con respecto al g¨¦nero porque las mujeres son las m¨¢s afectadas por estas situaciones teniendo en cuenta los papeles que les vienen impuestos por la sociedad y que generalmente est¨¢n relacionados con la provisi¨®n de alimentos y el cuidado de los m¨¢s j¨®venes, los enfermos y los ancianos mientras que tienen que hacer frente a la p¨¦rdida de los medios de subsistencia y al deterioro de la salud y la seguridad.
Seg¨²n se desprende de los datos de UNDP, ?frica tiene una de las tasas m¨¢s r¨¢pidas de mejora en el desarrollo humano (salud, educaci¨®n, empleo...) de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas pero, no obstante, sigue manteniendo las tasas m¨¢s bajas de desarrollo humano de todo el mundo. Es verdad que no todos los pa¨ªses africanos son iguales, pero hay algo que les unifica: la desigualdad de g¨¦nero est¨¢ presente en casi todos ellos.
El nexo entre la igualdad de g¨¦nero y el desarrollo humano se basa en la superposici¨®n de tres elementos:
Econ¨®mico: uno de los factores que determina la igualdad de g¨¦nero es la presencia de las mujeres en los lugares de trabajo y de toma de decisiones econ¨®micas. Las disparidades econ¨®micas y laborales entre hombres y mujeres siguen siendo la norma en muchos pa¨ªses africanos. Esta desigualdad se manifiesta en t¨¦rmino de acceso a los bienes econ¨®micos, la participaci¨®n en el lugar de trabajo, las oportunidades empresariales y el uso de los beneficios y de los recursos naturales y el medio ambiente.
Adem¨¢s, las mujeres suelen tener empleos vulnerables con una d¨¦bil regulaci¨®n y protecci¨®n social limitada debido a las diferencias en la educaci¨®n y la falta de correspondencia entre las capacidades de las mujeres y las demandas del mercado laboral. Esto empuja a muchas de ellas a la econom¨ªa informal. Los datos apuntan a que fuera del empleo informal agr¨ªcola, el 66% de las mujeres africanas se mueven en este sector.
El aumento de la participaci¨®n femenina en el mercado de trabajo no ha significado mayores oportunidades de empleo remunerado para las mujeres. La brecha salarial de g¨¦nero, fuera de la agricultura, es un fen¨®meno generalizado en toda ?frica subsahariana, donde se estima en un 30%. Es decir, que por cada d¨®lar que gana un hombre en las empresas, los servicios o el comercio, las mujeres solo consiguen 70 c¨¦ntimos.
Si la situaci¨®n econ¨®mica de las mujeres mejora, tambi¨¦n lo hace el nivel econ¨®mico de sus familias, lo que contribuye a la reducci¨®n de la pobreza. Por eso la igualdad de g¨¦nero beneficia a toda la sociedad.
Social: el acceso a la salud y a la educaci¨®n son factores determinantes de la igualdad de g¨¦nero y de la autonom¨ªa de la mujer. En general, la desigualdad de g¨¦nero en los servicios sociales se traduce en un menor n¨²mero de oportunidades para las mujeres en particular y para la sociedad en general, para lograr el bienestar. En las ¨²ltimas d¨¦cadas muchos pa¨ªses africanos han visto como un mayor n¨²mero de ciudadanos acceden a la salud, la educaci¨®n u otros servicios sociales b¨¢sicos. Estas mejoras incluyen a las mujeres y a las ni?as. Sin embargo, todav¨ªa muchas de ellas se enfrentan a privaciones graves de salud debido a factores como el matrimonio infantil, la mutilaci¨®n genital, la violencia sexual y f¨ªsica, la alta incidencia de la mortalidad materna¡
En el campo de la educaci¨®n, pr¨¢cticamente se ha conseguido la paridad en la escolarizaci¨®n primaria. Sin embargo, la discriminaci¨®n de g¨¦nero sigue siendo significativa en la ense?anza secundaria y terciaria. Las razones por las que las ni?as no acuden a la escuela var¨ªan pero a menudo est¨¢n asociadas a la pobreza, el origen ¨¦tnico, la exclusi¨®n social, el vivir en zonas rurales o barrios pobres, la lejan¨ªa geogr¨¢fica, los desastres naturales, los conflictos armados, la falta de servicios b¨¢sicos y la mala calidad de la educaci¨®n. Cuando estas barreras interact¨²an con el g¨¦nero crean mayores desventajas para las ni?as.
Pol¨ªtico: Cuantas m¨¢s mujeres ocupan posiciones pol¨ªticas y de liderazgo, m¨¢s dif¨ªcil resulta ignorar o silenciar sus derechos, prioridades, necesidades e intereses.
Mucho progreso se ha conseguido en este campo, tanto en el sector p¨²blico como en el privado. Muchos pa¨ªses han visto a las mujeres llegar a los parlamentos u ocupar altos puestos de responsabilidad. Pero las estructuras sociales y pol¨ªticas existentes todav¨ªa impiden que las mujeres desarrollen todo su potencial a la hora de participar en la agenda econ¨®mica, social y pol¨ªtica de sus pa¨ªses.
El impacto de las normas legales y sociales
Existe un alto n¨²mero de normas internacionales que promulgan la igualdad de g¨¦nero, pero la desigualdad reinante pone de manifiesto que estas leyes y declaraciones por s¨ª solas son insuficientes para alcanzarla, especialmente en ?frica. Y eso a pesar de que este continente ha completado la legislaci¨®n internacional con regulaciones propias adoptadas en el seno de la Uni¨®n Africana, entre las que cabe destacas el Protocolo de Maputo (2003) y la Declaraci¨®n Solemne sobre Igualdad de G¨¦nero en ?frica (2004).
Sin embargo, hay que tener en cuenta que las normas sociales y culturales desempe?an un papel muy importante en este campo. Normalmente, se convierten en los principales obst¨¢culos a la hora de conseguir la plena igualdad de g¨¦neros.
Seg¨²n el Afrobar¨®metro de 2015, un cuarto de los africanos no aceptan el concepto de igualdad de g¨¦nero y rechazan cualquier intento de igualar la mujer al hombre. Esto es reflejo de la prevalencia de las normas sociales que asignan diferentes posiciones y privilegios a las mujeres y a los hombres. Cambiar estas tradiciones es prioritario para conseguir la igualdad de g¨¦nero y el empoderamiento de las mujeres.
En busca de soluciones
El informe tambi¨¦n sugiere algunos programas y pol¨ªticas con la intenci¨®n de acelerar la igualdad de g¨¦nero y su inclusi¨®n plena en las agendas de desarrollo. Todos ellos pasan por apoyar:
- La adopci¨®n de reformas legales y pol¨ªticas y la aprobaci¨®n de planes para promover el empoderamiento de las mujeres.
- Los recursos nacionales para promover y aumentar la participaci¨®n y el liderazgo de las mujeres en la toma de decisiones en el hogar, la econom¨ªa y la sociedad.
- La capacidad de aplicar enfoques multidisciplinares para mitigar los impactos de las pr¨¢cticas de salud y educaci¨®n discriminatorias.
- A las mujeres para que obtengan la propiedad y la gesti¨®n de los activos econ¨®micos y medioambientales.
La idea detr¨¢s de estas propuestas es que solo asegurando que las mujeres reciben las mismas oportunidades econ¨®micas, sociales y pol¨ªticas que los hombres, pasando de una igualdad jur¨ªdica a una sustantiva, pueden los gobiernos asegurar que su progreso en los campos del crecimiento econ¨®mico y del desarrollo humano sea totalmente inclusivo de todos los ciudadanos y sostenible a largo plazo.
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