La Uni¨®n Europea complice de la violaci¨®n de derechos humanos en Etiop¨ªa
Seg¨²n informa el Oakland Institute, la Uni¨®n Europea (UE) y el Ministerio de Cooperaci¨®n Econ¨®mica y Desarrollo de Alemania est¨¢n financiando una iniciativa agr¨ªcola en Etiop¨ªa con 3.8 millones de euros. El proyecto, que lleva el nombre de Apoyo a la Inversi¨®n Agr¨ªcola Responsable, pero que es conocido por las siglas S2RAI (derivadas de su t¨ªtulo en ingl¨¦s), fue presentado el pasado mes de marzo, tiene una duraci¨®n de dos a?os y se centra en dos regiones del oeste del pa¨ªs: Gambella y Benishagul-Gumuz.
El principal prop¨®sito de este programa es ¡°la mejora de la nutrici¨®n y la seguridad alimentaria mediante la promoci¨®n de la tenencia segura de la tierra y las inversiones agr¨ªcolas responsables¡±, seg¨²n se dice en el propio proyecto.
Sin embargo, el Oakland Institute cree que esta iniciativa pasa por alto hechos fundamentales con respecto a la seguridad alimentaria, la tierra y la situaci¨®n pol¨ªtica que se vive en Etiop¨ªa, lo que desacredita ese objetivo oficial. En otras palabras, S2RAI ayudar¨¢ a perpetuar la usurpaci¨®n de tierras y los abusos de derechos humanos en la regi¨®n.
Etiop¨ªa es entre los pa¨ªses africanos que promueven las inversiones comerciales a gran escala en agricultura el que m¨¢s restringe el derecho de las comunidades afectadas a participar y dar su consentimiento a estos procesos, adem¨¢s de no informar a sus ciudadanos sobre ellos. Esta pol¨ªtica ha recibido tantas cr¨ªticas en los ¨²ltimos a?os por parte de periodistas y activistas que el gobierno se ha visto obligado a suspenderla en marzo de 2016.
Desde 2010, Etiop¨ªa ha reservado 3.6 millones de hect¨¢reas para estas inversiones y en 2015, anunci¨® que otros 11.5 millones de hect¨¢reas estaban disponibles con el mismo prop¨®sito.
La UE afirma que Etiop¨ªa tiene un total de 52 millones de hect¨¢reas de tierra cultivable disponible. Sin embargo, diversas investigaciones indican que el tama?o medio de las explotaciones agr¨ªcolas ha disminuido un 1,4 % anualmente entre 2004 y 2014, lo que indica un aumento de la presi¨®n sobre los recursos de la tierra. De hecho, sigue denunciando Oakland Institute, para facilitar la creaci¨®n de agroindustrias en zonas bajas y f¨¦rtiles, en 2010, el gobierno puso en marcha un programa de reasentimiento colectivo con el fin de reasentar a 1.5 millones de personas. Esta medida se ha impuesto por la fuerza usando para ello la coacci¨®n y la violencia, el desplazamiento de comunidades sin compensaci¨®n y destruyendo los medios de vida de miles de personas. En Banishangul-Gumuz y Gambella solo, casi medio mill¨®n de personas se han sido identificadas para ser desplazadas para que el proyecto de la UE y Alemania pueda ponerse en marcha, aunque la excusa esgrimida por el Ejecutivo para tal acci¨®n sea la sequ¨ªa que afecta al pa¨ªs.
Siempre seg¨²n Oakland Institute, estas pol¨ªticas et¨ªopes, no solo est¨¢n marcadas por la gran violaci¨®n de derechos humanos, sino que tambi¨¦n se han demostrado ineficaces. En 2014, un informe del Grupo de Asistencia para el Desarrollo de Etiop¨ªa encontr¨® que solo el 11 % de la tierra concedida a los inversores agroindustriales hab¨ªa sido desarrollado, estando el resto sin aprovechamiento. Adem¨¢s, entre 2010 y 2013, la productividad de las granjas comerciales de los principales cultivos (cereales, legumbres y semillas oleaginosas) fue m¨¢s baja que la de los peque?os agricultores et¨ªopes. Tan malos resultados llev¨® a la Agencia para Inversi¨®n Agr¨ªcola y la Administraci¨®n de Tierras a suspender, de forma indefinida, su programa de cesi¨®n de tierras, en marzo de 2016.
Sin embargo, el lanzamiento del Proyecto S2RAI supone una puerta abierta para una r¨¢pida vuelta a la concesi¨®n de grandes extensiones de terreno a las multinacionales agroindustriales. Oakland Institute ve como muy preocupante que este proyecto dependa de las mismas agencias et¨ªopes que han sido responsables de los desplazamientos forzosos masivos de los que habl¨¢bamos m¨¢s arriba.
Tampoco podemos olvidar que desde noviembre de 2015, el gobierno et¨ªope ha matado a m¨¢s de 400 personas que protestaban pac¨ªficamente en la regi¨®n de Oromo contra la imposici¨®n de un esquema de desarrollo urbano que quiere desplazar a los agricultores y que tendr¨¢ un impacto negativo sobre las comunidades locales.
Igualmente, hay que se?alar que las ONG presentes en el pa¨ªs no van a poder implicarse de forma significativa en el proyecto porque todas sus actividades est¨¢n controladas por la Ley de ONG de 2009 que es muy restrictiva: limita las posibilidades de conseguir financiaci¨®n internacional y permite la vigilancia y la interferencia con su trabajo por parte del gobierno, lo que en los ¨²ltimos meses ha llevado al cierre de m¨¢s de 200 de estas entidades.
Por todo esto, el Oakland Institute se pregunta por qu¨¦ la Uni¨®n Europea va a gastar millones de euros para reactivar pol¨ªticas de inversi¨®n agraria que hasta el momento se han demostrado de lo m¨¢s desastrosas.
En los ¨²ltimos a?os, ya sea a trav¨¦s de pol¨ªticas bilaterales o de otros programas de la UE, los pa¨ªses europeos han utilizado cada vez m¨¢s la ayuda oficial al desarrollo para financiar la inversi¨®n del sector privado en la agricultura. Adem¨¢s, han participado en iniciativas como la Nueva Alianza del G7 para la Seguridad Alimentaria y la Nutrici¨®n, con el objetivo de influir directamente en los pa¨ªses para incidir en el desarrollo de pol¨ªticas favorables a las inversiones agroindustriales a gran escala.
Por eso mismo podemos pensar que estas iniciativas fueron puestas en marcha con el ¨²nico objetivo de que las empresas privadas puedan aprovecharse de las tierras y los recursos naturales de los pa¨ªses en desarrollo.
S2RAI, al igual que un sinf¨ªn de iniciativas similares implementadas anteriormente, busca legitimidad con la excusa de luchar contra el hambre, una ret¨®rica que nunca falla.
Sin embargo, este proyecto no explica por qu¨¦ la UE considera que los esquemas agr¨ªcolas a gran escala que buscan el beneficio r¨¢pido y que, por lo general, est¨¢n basados en la exportaci¨®n, son mejores a la hora de alimentar a los et¨ªopes que los peque?os agricultores, que ya contribuyen a este fin al representar m¨¢s del 90 % de la producci¨®n agr¨ªcola del pa¨ªs.
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