Los mayores tambi¨¦n deben vacunarse
Gracias a los programas de inmunizaci¨®n infantil, cada a?o mueren menos ni?os. Ahora necesitamos un esfuerzo similar para los adultos
La poblaci¨®n mundial est¨¢ creciendo en tama?o... y en edad. Las personas mayores est¨¢n cada vez m¨¢s cerca de superar en n¨²mero a las de menos a?os: en 2050, habr¨¢ casi tres veces m¨¢s mayores de 65 que ni?os menores de cuatro. Muchos temen que la carga sobre presupuestos p¨²blicos, sistemas m¨¦dicos y econom¨ªas ser¨¢ insostenible. Pero hay algo que podemos hacer para aliviarla: mejorar la salud de los mayores.
Al envejecer, nuestros cuerpos experimentan complejos cambios que, entre otras cosas, van debilitando la capacidad de responder a las infecciones y adquirir inmunidad (es la llamada inmunosenescencia). Por eso las enfermedades en personas mayores tienden a ser m¨¢s graves y afectar m¨¢s en t¨¦rminos de calidad de vida, discapacidad y mortalidad que esas mismas enfermedades en pacientes m¨¢s j¨®venes.
Para decirlo en palabras simples: los sistemas inmunitarios de los pacientes mayores necesitan apoyo. Es all¨ª donde las vacunas pueden ayudar.
Por lo general, cuando se habla de vacunas se suele pensar en los ni?os peque?os, a quienes se administra un calendario de inmunizaciones contra enfermedades infantiles como el sarampi¨®n y la poliomielitis. La vacunaci¨®n infantil es uno de los mayores triunfos de la medicina en el siglo XX, y esto se debe en buena medida a la inmunizaci¨®n colectiva (cuando al vacunar a la mayor parte de una comunidad, se protege indirectamente a todos, incluidos quienes por edad o enfermedad no pueden vacunarse).
Aquellos que se vacunan obtienen grandes beneficios, que incluyen la protecci¨®n de sus familias y vecinos. Pero pocos lo hacen
Nada impide aplicar el mismo concepto a los adultos. De hecho, aquellos que se vacunan obtienen grandes beneficios, que incluyen la protecci¨®n de sus familias y vecinos. Pero pocos lo hacen.
Es necesario que los adultos entiendan que algunas de las infecciones m¨¢s comunes a las que est¨¢n expuestos son vacunables. Por ejemplo el herpes z¨®ster, una dolencia que puede afectar a cualquiera que haya tenido varicela (es decir, el 95% de los adultos en todo el mundo). En Estados Unidos, aproximadamente una de cada tres personas tendr¨¢ herpes z¨®ster en alg¨²n momento de su vida.
El herpes z¨®ster puede ser benigno y relativamente tolerable para alguien en la treintena, pero para los mayores de 50 a?os (los afectados m¨¢s frecuentes) puede ser extremadamente doloroso. Los adultos mayores con esta dolencia pueden experimentar malestar cr¨®nico y complicaciones serias que les dificultan dormir, salir de casa o realizar actividades cotidianas. Pero la vacunaci¨®n puede prevenir la aparici¨®n de esta enfermedad dolorosa y a veces incapacitante. En Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevenci¨®n de Enfermedades recomiendan vacunarse a los 60 a?os.
La gripe es otra enfermedad vacunable. Si bien el virus causante puede enfermar a personas de todas las edades, los mayores (a partir de los 65 a?os) son los m¨¢s afectados en t¨¦rminos de mortalidad y hospitalizaci¨®n; y a mayor edad, mayor riesgo.
El problema es que las personas mayores son m¨¢s propensas a otras enfermedades, por ejemplo cardiopat¨ªa o diabetes, que las hacen m¨¢s vulnerables a complicaciones graves de la gripe. El an¨¢lisis sistem¨¢tico de poblaciones mayores permiti¨® determinar que la vacuna contra la gripe (que debe administrarse todos los a?os, para responder a la aparici¨®n constante de cepas nuevas) no s¨®lo es una medida de protecci¨®n eficaz, sino tambi¨¦n muy econ¨®mica.
La lista no acaba aqu¨ª. La difteria es una enfermedad aguda mediada por las toxinas de la bacteria aer¨®bica gram-positiva Corynebacterium diphtheria, que puede manifestarse como una infecci¨®n del tracto respiratorio superior o de la piel. La mayor¨ªa de sus complicaciones, como la miocarditis (inflamaci¨®n de la capa media del coraz¨®n) y la neuritis (inflamaci¨®n de nervios perif¨¦ricos) son atribuibles a los efectos de la toxina. La tasa de mortalidad general es entre 5% y 10%, y aumenta en personas de menos de cinco o m¨¢s de 40 a?os de edad.
El t¨¦tanos es una enfermedad infecciosa que afecta al sistema nervioso y causa una dolorosa contracci¨®n de los m¨²sculos en todo el cuerpo. No provoca muchas muertes de personas mayores, pero siendo una enfermedad prevenible, cualquier n¨²mero superior a cero es inaceptable.
Los sistemas inmunitarios de los pacientes mayores necesitan apoyo. Es all¨ª donde las vacunas pueden ayudar
Luego est¨¢ la tos convulsa. No conocemos exactamente su incidencia en personas mayores, porque hay serias falencias de diagn¨®stico e informaci¨®n de casos en todos los grupos etarios. Pero el Comit¨¦ Asesor sobre Pr¨¢cticas de Inmunizaci¨®n calcula que la carga de la enfermedad es al menos cien veces superior a la cantidad de casos informados.
La vacuna Tdap (que protege a los adultos contra la difteria, el t¨¦tanos y la tos convulsa) puede reducir esta carga considerablemente. Hay otra vacuna llamada Td que protege contra el t¨¦tanos y la difteria, pero no la tos convulsa; de esta hay que administrar un refuerzo cada diez a?os.
Por ¨²ltimo est¨¢ la infecci¨®n causada por la bacteria Streptococcus pneumoniae, que puede provocar neumon¨ªa, meningitis o infecci¨®n del torrente sangu¨ªneo (sepsis). Seg¨²n sean las complicaciones, los s¨ªntomas pueden incluir tos, fiebre s¨²bita, dolor de pecho, escalofr¨ªos, dificultad para respirar, rigidez del cuello, desorientaci¨®n y sensibilidad a la luz.
La infecci¨®n por neumococo puede producir da?o cerebral, sordera, da?o a los tejidos (que incluso puede obligar a amputar miembros) y la muerte. S¨®lo en Estados Unidos, cada a?o mueren decenas de miles de personas por neumon¨ªa, sepsis y meningitis provocadas por el neumococo, entre ellas 18.000 adultos de 65 o m¨¢s a?os de edad. Hay dos grandes tipos de vacunas contra el neumococo, aplicables a adultos mayores, que pueden paliar la situaci¨®n: la vacuna antineumoc¨®cica de polisac¨¢ridos contra 23 serotipos (PPV23) y la vacuna antineumoc¨®cica conjugada (PCV13).
Gracias a los programas de inmunizaci¨®n infantil, cada a?o mueren menos ni?os por causa de enfermedades vacunables. Ahora necesitamos un esfuerzo similar y concentrado que produzca beneficios an¨¢logos para los adultos, especialmente los mayores. Viendo la vacunaci¨®n como una prioridad para toda la vida podremos ayudar a las personas a mantenerse activas y productivas el mayor tiempo posible, lo que las beneficiar¨¢ a ellas, a sus comunidades y al mundo entero.
Traducci¨®n: Esteban Flamini
Melvin Sanicas es miembro del programa de Salud Global en la Fundaci¨®n Bill y Melinda Gates.
Copyright: Project Syndicate, 2016. www.project-syndicate.org
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