Invertir en educaci¨®n

La combinaci¨®n de crisis econ¨®mica y par¨¢lisis institucional va a pasarles a los espa?oles una nueva y onerosa factura que tendr¨¢ consecuencias a largo plazo. La dura advertencia lanzada por la OCDE a Espa?a por el deterioro de la inversi¨®n en educaci¨®n no deber¨ªa tomarse con la indiferencia que caracteriza la actitud de los actuales gestores p¨²blicos, m¨¢s preocupados en perpetuarse en el poder que en resolver los problemas de los espa?oles. ¡°Una educaci¨®n de calidad necesita una financiaci¨®n sostenible¡±, advierte la OCDE en su informe Panorama de la educaci¨®n 2016. La de Espa?a no lo es. La mayor¨ªa de pa¨ªses desarrollados han mantenido los niveles de inversi¨®n educativa durante la crisis, incluidos algunos tan golpeados como Espa?a o m¨¢s, como Italia o Portugal, lo que indica que han sabido aplicar criterios de prioridad m¨¢s acertados.

Se miren como se miren, las cifras son comparativamente muy malas. En 2015 se destinaron a educaci¨®n 46.000 millones de euros, 7.000 menos que en 2009. Ese a?o alcanzamos el m¨¢ximo esfuerzo inversor y a partir de entonces, por primera vez en 30 a?os, el presupuesto educativo empez¨® a descender. Durante la crisis, la proporci¨®n del gasto p¨²blico dedicado a educaci¨®n ha bajado en Espa?a un punto, hasta el 8%, frente al 11% de media en la OCDE. Y tambi¨¦n ha disminuido en relaci¨®n al PIB, pues ha pasado del 5% en 2013 al 3,89% en 2016.

El sistema educativo espa?ol adolece de carencias estructurales y organizativas que afectan a su calidad y que no se resuelven solo con mayores recursos. A ellas nos hemos referido en otras ocasiones. Es urgente abordarlas mediante un acuerdo de Estado que permita una reforma duradera y en profundidad. Pero dif¨ªcilmente podemos aspirar a mejorar la calidad si el escenario de futuro es el de unos recursos menguantes. La crisis ha comportado una merma de 23.000 profesores en todo el sistema, un mayor ¨ªndice de interinidad y el aumento del n¨²mero de alumnos por clase. Esta situaci¨®n es insostenible. La primera condici¨®n para mejorar la calidad de la ense?anza es la suficiencia financiera. Por buenas y acertadas que fueran las medidas organizativas y pedag¨®gicas que pudieran acordarse, el ¨¦xito de cualquier reforma depender¨¢ en primer lugar de una financiaci¨®n adecuada y sostenida en el tiempo.