Lo que pag¨® por la crisis bancaria y nunca recobrar¨¢
Es inaceptable que nadie haya explicado el fiasco de Bankia o informado de cu¨¢nto dinero p¨²blico se recuperar¨¢ del rescate
Un estadillo del Banco de Espa?a elevado voluntariosamente a la categor¨ªa de informe revela a los ciudadanos que el llamado rescate bancario de las entidades financieras quebradas por la incompetencia y la desidia de sus gestores (muchos de ellos pol¨ªticos enquistados en consejos de administraci¨®n para los que no estaban capacitados) cost¨® 51.303 millones, de los cuales, hasta hoy, las entidades salvadas, han devuelto 2.686 millones. El 5,23%. Lo que no dice el informe es que, probablemente, el Estado, es decir, los contribuyentes, recuperar¨¢n muy poco m¨¢s. La fiesta de los saqueadores que han coventrizado el sistema financiero valenciano y gallego, desmochado el catal¨¢n y jibarizado el madrile?o, se pagar¨¢ con dinero p¨²blico.
La perplejidad no procede s¨®lo de la magnitud del dinero p¨²blico enterrado y la ¨ªnfima cantidad restituida ¡ªque tambi¨¦n y en primer lugar, por supuesto¡ª, porque los ciudadanos entienden que existe una distinci¨®n elemental entre bancos y cajas que, aun estando en dificultades, eran viables, y por lo tanto pueden devolver las ayudas recibidas, y el coste de las entidades que, por estar quebradas, no puede ser devuelto. Las comparaciones con otros pa¨ªses ¡ªel Tesoro estadounidense prest¨® 125.000 millones de d¨®lares a los grupos financieros con dificultades y casi todo ese dinero se ha restituido ya¡ª podr¨ªa considerarse abusiva. La cuesti¨®n m¨¢s irritante es la desenvoltura (des)informativa con que los gestores pol¨ªticos tratan a los ciudadanos; consideran que los votantes son olvidadizos, menores de edad o cr¨¦dulos hasta la superstici¨®n.
Cuando se decidi¨® el rescate bancario, tanto la vicepresidenta del Gobierno, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, como el ministro de Econom¨ªa, Luis de Guindos, insistieron terca y sospechosamente en que la correcci¨®n del desastre ¡°no costar¨ªa un s¨®lo euro a los espa?oles¡±. Nadie crey¨® entonces tan enf¨¢tica aseveraci¨®n, lanzada con el desparpajo de quien se considera impune, pol¨ªtica y judicialmente; pero hoy, cuando se ha demostrado su falsedad, ser¨ªa bueno que S¨¢enz de Santamar¨ªa y Guindos respondieran p¨²blicamente de sus palabras y, a ser posible, se retractaran avergonzados de las mismas (si es que eso se considera posible).
La magnitud de la crisis bancaria espa?ola exige una respuesta pol¨ªtica m¨ªnima que hasta ahora brilla por su ausencia perdida en una jungla de declaraciones mostrencas y ret¨®rica de salvapatrias. Es inaceptable que todav¨ªa no se haya explicado la participaci¨®n activa de una parte de la clase pol¨ªtica en el expolio y extinci¨®n de las cajas; o que el Gobierno y el regulador sean incapaces de argumentar por qu¨¦ se propuso una macrofusi¨®n esperp¨¦ntica para salvar Bankia pilotada por dos grupos al borde de la quiebra; o que nadie aclare por qu¨¦ sali¨® Bankia a Bolsa. Este Titanic financiero exige, en la jerga habitual, que se ¡°sustancien responsabilidades¡±; pero la inventiva espa?ola ha descubierto el agua regia de la impunidad. Aqu¨ª, los gestores ¡°asumen responsabilidades¡±, pero sin costes. ¡°Asumir responsabilidades¡± consiste ¨²nica y estrictamente en decirlo. El responsabilizado no se obliga a m¨¢s que a la concesi¨®n verbal.
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