No son n¨²meros, los refugiados tienen caras e historias como estas
Son padres, madres, hijos, amigas; ten¨ªan oficios, eran estudiantes o amas de casa. Aqu¨ª est¨¢n las razones por las que vinieron y c¨®mo se sienten despu¨¦s de llegar
De tanto verles llegar en masa en barcas abarrotadas, apilarse en tiendas de campa?a, apretarse contra vallas o hacinarse en trenes atestados, la UE dej¨® de verles como personas. Los refugiados que han llegado a Europa, la mayor¨ªa sirios pero tambi¨¦n afganos, iraqu¨ªes y de otros lugares, se han convertido en cifras tan descabelladas ¡ª1,5 millones de llegadas a trav¨¦s del mar desde 2014, 10.482 ahogados o desaparecidos, seg¨²n Acnur¡ª que hemos perdido de vista qui¨¦nes son.
Son padres, madres, hijos, amigas. Personas con oficios, con estudios universitarios, ni?os en edad escolar, amas de casa. Algunos ten¨ªan una vida c¨®moda, a otros les costaba llegar a fin de mes.
Estas son sus historias y sus caras. Aqu¨ª est¨¢n las razones por las que han venido y los viajes que han hecho para llegar a Europa. As¨ª se encuentran algunas de las 60.000 personas que llevan meses bloqueadas en precarias condiciones en Grecia ¡ªestas en concreto en el campo de refugiados de Lavrio¡ª, sabiendo que tienen al menos otro a?o de espera por delante.
Hace cinco a?os, cuando Siria a¨²n era Siria, ten¨ªan vidas sencillas
Liza Sido (21 a?os, estudiante de Econom¨ªa, casada, con un hijo y embarazada)
¡°Antes de la guerra iba al instituto en autob¨²s por la ma?ana. Por la tarde, despu¨¦s de comer, hac¨ªa los deberes, ayudaba a mi madre en la casa, y despu¨¦s sol¨ªan venir visitas. Los fines de semana ¨ªbamos al campo y hac¨ªamos barbacoas. Mi padre se encargaba del fuego¡±.
Anwar Horani (28 a?os, fisioterapeuta, casada, dos hijos)
¡°Estudi¨¦ fisioterapia y trabaj¨¦ durante unos meses, pero ten¨ªa sue?os y quer¨ªa seguir estudiando¡±.
Hassan Aihusean (49 a?os, mec¨¢nico en compa?¨ªa petrolera, casado, ocho hijos)
¡°Ten¨ªamos una vida normal. Yo trabajaba y los ni?os iban al colegio, jugaban. La vida era barata y nos iba bien. Ten¨ªamos un buen coche familiar, varias casas en Damasco, un apartamento en otra ciudad y una casa grande en una finca en Deir Ezzor, con dos vacas¡±.
Hussein Alkhatib (28 a?os, estudiante de Ciencias Pol¨ªticas)
¡°Viv¨ªa en Damasco pero soy del sur de Siria, cerca de Israel. Durante los veranos trabajaba en un restaurante y el resto del a?o iba a la universidad, sal¨ªa con mis amigos. Lo normal, vamos¡±.
Hussien Fattoum (25, traductor, soltero)
¡°Ten¨ªa una buena vida, aunque con algunas dificultades porque no ten¨ªa mucho dinero y era estudiante en la Universidad de Damasco. Mis padres son profesores y tengo una hermana. Ten¨ªamos que pedir prestado para llegar a fin de mes, pero sobreviv¨ªamos¡±.
La guerra les arrebat¨® esa normalidad
Hassan Aihusean (49 a?os, mec¨¢nico en compa?¨ªa petrolera, casado, ocho hijos)
¡°La guerra fue ganando en intensidad. Era horrible. Bombardeos, cohetes y aviones que destruyeron todo alrededor. Tres de mis hermanos murieron. Daesh atacaba por tierra, el Ej¨¦rcito desde el aire. Cuando mis hijos peque?os escuchaban a los aviones sobrevolando se met¨ªan en el cuarto de ba?o porque pensaban que era un lugar seguro. Cayeron bombas a 100 metros de nuestra casa. El colegio de mis hijos qued¨® destrozado. Entonces fue cuando decidimos irnos. Querr¨ªamos ir a Canad¨¢, pero no s¨¦ c¨®mo hacerlo¡±.
Liza Sido (21 a?os, estudiante de Econom¨ªa, casada con un hijo y embarazada)
¡°La guerra lleg¨® de repente a Alepo. Bombas y sangre por todos lados. Una noche mi madre nos despert¨® a las cuatro de la ma?ana para mudarnos al pueblo de mi familia, pero poco a poco la guerra se fue extendiendo. Mi padre era conductor para una empresa textil y ten¨ªa que seguir yendo a la ciudad. Nunca sab¨ªamos si volver¨ªa a casa despu¨¦s de trabajar. Para no ser una carga econ¨®mica me cas¨¦ con 18 a?os. Mis hermanas tambi¨¦n; ellas ten¨ªan 17 y 16¡±.
Anwar Horani (28 a?os, fisioterapeuta, casada, dos hijos)
¡°La vida era m¨¢s o menos aceptable con la guerra. En Homs ten¨ªamos cuatro horas de electricidad al d¨ªa. Nos tuvimos que olvidar del frigor¨ªfico o el microondas, pero al menos pod¨ªa usar la lavadora. Podr¨ªamos haber aguantado, pero mi marido no quiso alistarse en el Ej¨¦rcito y corr¨ªa el riesgo de que le detuviesen por traidor, como acababa de pasar con un amigo suyo. La noche del 16 de febrero, lo recuerdo muy bien porque era el cumplea?os de mi hijo, mi marido me cont¨® que nos ir¨ªamos al d¨ªa siguiente¡±.
Hussien Fattoum (25, traductor, soltero)
¡°Cuando la guerra estall¨®, todo se polariz¨® mucho m¨¢s de lo que ya estaba en Siria. Las religiones estaban enfrentadas. Yo soy ismaelita y los catedr¨¢ticos de la universidad son alauitas, como Al Asad. Me cost¨® muchas peleas licenciarme, pero lo consegu¨ª. Ten¨ªamos que estudiar con frontales, por los cortes de electricidad. A no ser que tuvieses un generador, solo pod¨ªas comprar comida para el d¨ªa. Cuando perd¨ª mi trabajo en el hospital ¡ªtrabajaba como enfermero, conduciendo ambulancias, en equipos de rescate, etc¡ª, decid¨ª coger mi ropa y marcharme porque no consegu¨ªa trabajo y all¨ª no hab¨ªa futuro. Cada semana perd¨ªamos amigos en la guerra. Te pod¨ªan matar por cualquier cosa¡±.
Hussein Alkhatib (28 a?os, estudiante de Ciencias Pol¨ªticas, soltero)
¡°El primer a?o de la guerra la vida segu¨ªa siendo m¨¢s o menos sencilla, pero despu¨¦s cambi¨® de golpe. La econom¨ªa cay¨® en picado y el Ej¨¦rcito Libre Sirio y los grupos islamistas empezaron a cercar Damasco. Mi zona hasta ahora es segura, porque es un barrio donde viven militares retirados y est¨¢ protegida por Al Asad. Hace un a?o y medio decid¨ª marcharme porque mi vida se hab¨ªa paralizado por completo, no pod¨ªa hacer nada ni ten¨ªa futuro all¨ª¡±.
Eman Slameh (47 a?os, cinco hijos, uno de ellos en Alemania junto a su marido)
¡°Cuando empez¨® la guerra nos fuimos a Jordania clandestinamente porque hab¨ªan llamado a mi hijo a alistarse. Le pillaron y le enviaron a Siria, as¨ª que volvimos y en cuanto pudimos nos fuimos a Raqqa y de ah¨ª, a Turqu¨ªa¡±.
Todos se pusieron en manos de las mafias para salir de Siria
Anwar Horani (28 a?os, fisioterapeuta, casada con dos hijos)
¡°Nos fuimos a pie, despu¨¦s en coche. Tuvimos que sobornar a militares para que nos dejasen pasar. Tardamos dos d¨ªas y medio en atravesar Siria entre bombardeos. Pero lo m¨¢s dif¨ªcil fue cruzar la frontera turca. El primer intento lo hicimos subiendo un muro con una escalerilla, con los ni?os en brazos. Un polic¨ªa de fronteras nos descubri¨® y empez¨® a disparar gritando '?Volved a Siria!'. El ni?o se despert¨®. Estaba aterrorizado y se puso a llorar. Mir¨¦ a mis hijos y me sent¨ª tan culpable. Pensaba que ¨ªbamos a morir. Despu¨¦s las mafias, a las que hab¨ªamos pagado 200 d¨®lares por persona, nos llevaron a intentarlo por otro sitio. Caminamos por la monta?a, a trav¨¦s de un desfiladero estrecho al borde de unos acantilados. Despu¨¦s de siete horas no sent¨ªa los brazos, pero esta vez s¨ª conseguimos cruzar. Estuvimos en Turqu¨ªa tres d¨ªas. Fueron tres d¨ªas de infierno, huyendo de la polic¨ªa con miedo a que nos devolviesen a Siria, hasta que llegamos a Esmirna¡±.
Hassan Aihusean (49 a?os, mec¨¢nico en compa?¨ªa petrolera, casado, 8 hijos)
¡°El viaje fue muy duro. Hicimos varios tramos en autob¨²s y cruzamos la frontera con Turqu¨ªa a pie, por la noche, en una caminata de m¨¢s de cuatro horas con mi mujer y mi hija mayor embarazadas. Estaba todo muy oscuro y sab¨ªamos que hab¨ªa soldados. El primer intento fue fallido, porque ¨¦ramos m¨¢s de 1.000 personas. No pudimos ni acercanos a la frontera. Subimos una monta?a para cambiar de lugar y la segunda vez fue m¨¢s segura. Pagamos mucho dinero pero prefiero no decir cu¨¢nto. En Turqu¨ªa estuvimos unos d¨ªas escondidos en una estaci¨®n a la que nos llevaron los traficantes. Nadie pod¨ªa saber que ¨¦ramos sirios¡±.
Hussein Alkhatib (28 a?os, estudiante de Ciencias Pol¨ªticas, soltero)
¡°Un amigo me puso en contacto con un traficante para ir a Turqu¨ªa. Pagu¨¦ 200 d¨®lares para llegar hasta la frontera. Tardamos 10 d¨ªas en llegar, porque ten¨ªamos que atravesar una zona controlada por Daesh. Y para cruzar la frontera tuve que hacer cuatro intentos antes de conseguirlo. Las primeras tres veces me pillaron, pero no me castigaron ni me hirieron, solo me paraban. S¨¦ que ha habido gente que ha muerto por las palizas en la frontera o por disparos de la polic¨ªa. La cuarta vez corr¨ª durante tres horas con las bolsas de una mujer que iba con ni?os. Cuando tu vida est¨¢ en peligro puedes correr las horas que hagan falta. Despu¨¦s fui a Estambul a reunirme con un amigo. Trabaj¨¦ dos meses limpiando coches durante el invierno, pero me timaron y me pagaron menos de lo que me hab¨ªan prometido¡±.
Hasna Khalil (37 a?os, dependienta, casada con dos hijos)
¡°Nos fuimos de Siria porque all¨ª no se pod¨ªa vivir sin miedo, entre los bombardeos y el Daesh, que controlaba nuestra ciudad. En 2013 marchamos a Irak, donde vivimos un a?o y medio en un campamento de refugiados. Nuestra tienda se incendi¨® por un problema el¨¦ctrico y todo lo que ten¨ªamos se quem¨®. Mi hermano nos pag¨® el viaje para llegar a Europa, 3.900 d¨®lares para los cuatro. El viaje se hizo en parte andando, a ratos por la nieve y en coche. Conseguimos cruzar el 27 de enero¡±.
No hay ni uno que no se haya jugado la vida en el Mediterr¨¢neo
Hassan Aihusean (49 a?os, mec¨¢nico en compa?¨ªa petrolera, casado, 8 hijos)
¡°La primera vez que lo intentamos ¨ªbamos de Esmirna a Qu¨ªos, pero nos cogieron y nos devolvieron. La segunda vez cambiamos de ruta para ir a Samos. Los ni?os estaban sentados en el suelo y no ve¨ªan qu¨¦ pasaba. Pero mi yerno, mi hija y yo s¨ª ve¨ªamos la altura de las olas y el mar revuelto. Ten¨ªamos mucho miedo y el bote empez¨® a hacer agua. Nunca olvidaremos ese viaje. Salimos a las cinco de la madrugada y llegamos a las siete. Los guardacostas nos vieron y nos ayudaron a llegar a la playa, donde hab¨ªa mucha gente para recibirnos con mantas¡±.
Eman Slameh (47 a?os, cinco hijos, uno de ellos en Alemania junto a su marido)
¡°Conoc¨ª un traficante en Turqu¨ªa a trav¨¦s de Facebook y nos citamos en un lugar secreto. ?ramos un grupo de nueve, pero en la barca nos juntamos 36 personas. La primera vez que lo intentamos nos pill¨® la polic¨ªa turca y nos devolvieron a la costa. La segunda vez lo logramos. Fueron dos horas y media de trayecto, pero a m¨ª me parecieron dos a?os. El mar estaba calmado pero ten¨ªamos mucho miedo. El mejor momento de mi vida fue cuando llegamos a la isla de Qu¨ªos. Un hombre me cogi¨® de la mano y me ayud¨® a llegar a la playa¡±.
Anwar Horani (28 a?os, fisioterapeuta, casada con dos hijos)
¡°T¨² no tienes que buscar a los traficantes, te encuentran ellos y te preguntan si quieres ir a Grecia. Te hacen sentir c¨®modo de una forma extra?a. Tienes que confiar en ellos, no tienes m¨¢s remedio. El viaje en bote nos cost¨® 650 d¨®lares por persona (antes de salir hab¨ªamos vendido los muebles y mi familia nos hab¨ªa prestado dinero). Sientes que tienes un precio. Mi marido me hab¨ªa dicho que soy muy valiosa. Ahora s¨¦ cu¨¢nto. Hay que re¨ªrse¡ Por suerte el d¨ªa que cruzamos, el mar estaba en calma¡±.
Hussein Alkhatib (28 a?os, estudiante de Ciencias Pol¨ªticas)
¡°Mi primo y yo fuimos a Esmirna. Pagamos 800 d¨®lares por persona (en verano puede costar hasta 2.000). Llev¨¢bamos solo 15 minutos en el mar cuando nos pillaron los guardacostas turcos. Estuvieron una media hora haciendo olas para agitar nuestro bote y ri¨¦ndose de nosotros, hasta que vino un barco m¨¢s grande que nos devolvi¨® a la costa. La segunda vez lo intentamos a las dos y cuarto de la madrugada. En los ¨²ltimos 15 minutos de traves¨ªa nos acompa?aron los guardacostas griegos. Lo primero que hicieron fue preguntarnos c¨®mo est¨¢bamos. Todo el mundo sonre¨ªa por fin. En la playa nos recibieron voluntarios con comida, agua, mantas, ropa, calcetines secos¡±.
Hussien Fattoum (25, traductor, soltero)
¡°En el mar hab¨ªa olas de casi un metro y el bote se mov¨ªa mucho. No ten¨ªa miedo, porque s¨¦ nadar, pero me preocupaban los papeles y el m¨®vil que llevaba en la mochila. Llevaba pocas cosas m¨¢s: algo de ropa, el cepillo de dientes, medicinas. ?ramos unas 55 personas, 15 de ellos ni?os que no pararon de llorar durante el trayecto de tres horas. Llegamos a la isla de Qu¨ªos sobre las 12. La gente agradec¨ªa a su dios por estar a salvo en la playa. Yo me dije que nunca volver¨ªa a Siria y pens¨¦ en mi familia y mi prometida, en si volver¨¦ a verles. Ha sido el primer gran viaje de mi vida¡±.
Lo hicieron por un futuro seguro, por el ideal de la vida en Europa
Liza Sido (21 a?os, estudiante de Econom¨ªa, casada, con un hijo y embarazada)
¡°Hab¨ªa escuchado cosas muy buenas de Europa. Dec¨ªan que all¨ª nos pod¨ªan ayudar, que las mujeres pod¨ªan realizarse como personas y que los Gobiernos se preocupaban por el bienestar de la gente. Mi marido trabaj¨® durante meses de seis de la ma?ana a diez de la noche para ahorrar lo suficiente para venir¡±.
Hussein Alkhatib (28 a?os, estudiante de Ciencias Pol¨ªticas)
¡°Europa para m¨ª es modernidad, gente civilizada con diferentes culturas, con estudios. Al venir aqu¨ª buscaba un lugar donde poder terminar mis estudios, encontrar un trabajo, continuar con mi vida. La gente que he conocido hasta ahora, principalmente voluntarios, son tal y como imaginaba a los europeos: gente buena, amable, generosa, que respeta los derechos humanos. Quiero ir a Espa?a, vivir en Barcelona. Siempre ha sido mi sue?o conocer el pa¨ªs, no s¨¦ por qu¨¦. S¨¦ que la situaci¨®n econ¨®mica es dif¨ªcil, pero tengo fe en que conseguir¨¦ encontrar un trabajo¡±.
Anwar Horani (28 a?os, casada, dos hijos)
¡°Pensaba que en la Uni¨®n Europea se proteg¨ªan las vidas humanas. Despu¨¦s de todo somos personas. Pensaba que no hab¨ªa fronteras, pero son peores que las de Siria y Turqu¨ªa. Solo escuchamos promesas de los pol¨ªticos, pero aqu¨ª no pasa nada. Yo he dejado de so?ar, ya no tengo sue?os. Quiz¨¢s una casa con una cocina y un ba?o, pero creo que eso es un derecho, no un sue?o. No tengo nada que ofrecerle a mis hijos¡±.
Eman Slameh (47 a?os, cinco hijos, uno de ellos en Alemania junto a su marido)
¡°Pens¨¢bamos en Europa como un para¨ªso, la esperanza para mucha gente. Un lugar seguro. Lo que he encontrado hasta ahora es eso. Estamos seguros, no hay bombas, podemos dormir sin miedo por mis hijos. Eso es todo lo que quiero, una buena vida para mis hijos. Solo estar en un pa¨ªs, aprender, trabajar para integrarnos. La vida de mis hijos se ha parado. Tienen que seguir aprendiendo. Y yo quiero conocer a mi nieta en Alemania¡±.
Hussien Fattoum (25, traductor, soltero)
¡°Hab¨ªa vivido 10 a?os en Arabia Saud¨ª y me imaginaba Europa igual pero sin velos ni tradiciones musulmanas. Pa¨ªses desarrollados, incluso en lo m¨¢s m¨ªnimo. Aqu¨ª he descubierto qu¨¦ es la humanidad, c¨®mo es abrazar a otra persona. Quiero ayudar a la gente y aprender de los europeos, de su cultura, de su trabajo, de su humanidad y quiz¨¢s, si vuelvo a Siria en 15 a?os, podr¨¦ llevar algo bueno a mi pa¨ªs y a mi familia. Hasta entonces solo espero conseguir un trabajo, poder enviar dinero a mi familia y poder traerlos aqu¨ª y ayudar a los que lo necesiten. Que termine la guerra y ver a la gente feliz. Por ahora no va mal. Empec¨¦ a traducir como voluntario en el campo de Pireo, donde estuve dos meses. Ahora me pagan un sueldo¡±.
Hasna Khalil (37 a?os, dependienta, casada con dos hijos)
¡°Europa tiene derechos humanos y no tiene terroristas, no te matan. Europa es un lugar seguro, aunque donde me gustar¨ªa vivir es en mi pa¨ªs. Los dibujos de mis hijos (de 8 y 11 a?os) son de bombardeos, de tiendas de campa?a quemadas. Tienen pesadillas constantes. Yo todo lo que quiero es que tengan un futuro, que vayan al colegio, poderles dar ropa y comida. Por eso me gustar¨ªa reunirme con mi hermano en Austria¡±.
Esto es lo que encontraron al llegar a Europa
Anwar Horani (28 a?os, fisioterapeuta, casada, dos hijos)
¡°Cuando llegamos a la playa fue la primera vez que estuve feliz desde que hab¨ªamos salido de Siria. ?Est¨¢bamos vivos! Despu¨¦s estuve en varios campamentos, sin ba?os, sin electricidad, sin servicios, sin agua caliente, con ratones, ratas, barro. Rec¨¦ para que me dejaran quedarme en Lavrio y tuve suerte, porque hab¨ªa una caba?a libre. Pero aqu¨ª no hay nada que hacer, solo esperar. No puedo decir que sea un lugar decente. Los ba?os y las duchas son compartidos, mis hijos empiezan a decir palabrotas. Somos como vacas, comiendo y durmiendo. No somos personas. No tenemos permitido trabajar. Estamos como en un manicomio y me estoy empezando a volver loca¡±.
Hussein Alkhatib (28 a?os, estudiante de Ciencias Pol¨ªticas)
¡°Al principio ayudaba a traducir, pero ya estoy cansado. Paso la mayor parte del tiempo en mi habitaci¨®n, estudiando, aprendiendo espa?ol con el m¨®vil, y por las tardes echo el rato con amigos griegos. Llevo seis meses aqu¨ª y ya estoy cansado de jugar a las cartas, del f¨²tbol. Estoy deprimido y en el ¨²ltimo mes me he ido alejando de la gente. Quiero ser optimista, pero es muy dif¨ªcil. A veces me doy golpes a m¨ª mismo. Tengo 28 a?os y estoy atascado. Tengo que empezar de cero otra vez, aprender otro idioma, otra cultura. ?Cu¨¢ndo podr¨¦ volver a tener una vida como la que ten¨ªa en Siria? ?En cinco a?os? Es mucho tiempo¡±.
Hassan Aihusean (49 a?os, mec¨¢nico en compa?¨ªa petrolera, casado, 8 hijos)
¡°La situaci¨®n aqu¨ª es mejor que en Idomeni o en otros campos. Estamos nueve personas en una habitaci¨®n, pero al menos no estamos en tiendas de campa?as de pl¨¢stico. Aunque no hay nada que hacer y no sabemos cu¨¢nto tiempo vamos a estar aqu¨ª. El invierno va a llegar y va a ser muy duro, sobre todo por los ni?os¡±.
Liza Sido (21 a?os, estudiante de Econom¨ªa, casada, con un hijo y embarazada)
¡°Pensaba que las fronteras volver¨ªan a abrir, pero llevamos seis meses en Grecia y ya se nos ha acabado el dinero. Estoy embarazada y no puedo escuchar a mi hijo de dos a?os decirme que tiene hambre. No le importamos a nadie. ?Por qu¨¦ no nos ayudan los Gobiernos? Solo queremos empezar una nueva p¨¢gina. A veces creo que nos ven como a animales. Si no tenemos comida o nos llueve encima, a nadie le importa. Como si fu¨¦ramos perros o gatos. Ya no pido que me ayude Europa, pido que me ayude mi Dios. Porque Europa promete mucho pero no hace nada¡±.
Hussien Fattoum (25, traductor, soltero)
¡°La situaci¨®n de los refugiados es mala. Grecia tiene sus propios problemas econ¨®micos y le falta experiencia para tratar esta crisis humanitaria y construir campamentos dignos. Los refugiados necesitan estar cerca de las ciudades, mezclados con la sociedad. Ahora est¨¢n aislados y llegar a Atenas cuesta un dinero que no tienen. Tambi¨¦n necesitan poder cocinar su propia comida, cosas de aseo y limpieza, y medicinas. El invierno va a ser fr¨ªo y los campamentos no est¨¢n preparados para esto. Si quieren que la gente deje de llegar, paren la guerra. Consigan un acuerdo de paz¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.