Efecto mariposa contra el hambre
Cualquier compromiso personal en la lucha contra el hambre puede ser insignificante por s¨ª mismo pero sumado a los de los dem¨¢s se convierte en important¨ªsimo
Hace unas semanas, con el inicio de las clases en este nuevo curso escolar, la menor de mis hijas, que empieza 2? de la ESO, vino a casa contando que en la asignatura de Tecnolog¨ªa van a hacer una m¨¢quina de efecto mariposa. Y, a ra¨ªz de su relato, en una de nuestras habituales charlas de sobremesa despu¨¦s de la cena, hablamos de las teor¨ªas del matem¨¢tico Edward Lorenz. Y comentamos esa idea de que peque?as perturbaciones en un lugar pueden ocasionar grandes alteraciones en lugares distantes, del mismo modo que en algunos prototipos el simple e insignificante gesto de soltar una bola o de tumbar una ficha de domin¨®, en unas condiciones determinadas, desencadena un conjunto sorprendente de reacciones.
El efecto mariposa toma su nombre de un proverbio chino que dice que ¡°el aleteo de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo¡±. Nos hace pensar que no debemos menospreciar peque?os acontecimientos, peque?as acciones, peque?as decisiones, porque pueden tener repercusiones importantes.
El desaf¨ªo del hambre
Hace unos a?os, participaba en una mesa redonda en la que explic¨¢bamos las causas de que todav¨ªa haya hambre en el mundo y abord¨¢bamos temas tan complejos como la especulaci¨®n financiera con materias primas alimentarias, la vinculaci¨®n del precio de los alimentos con el del petr¨®leo o el impacto de las pol¨ªticas de agrocombustibles. En el turno de preguntas una persona del p¨²blico pidi¨® la palabra y nos dijo que, frente a esas complej¨ªsimas causas del hambre que requieren grandes decisiones pol¨ªticas y econ¨®micas, ella se ve¨ªa impotente: ¡°?Qu¨¦ puede hacer una simple ciudadana de a pie frente a semejante problema?¡±.
Para m¨ª aquella reflexi¨®n y aquella pregunta fueron un aldabonazo tremendo. El solo hecho de que hubiera una persona que se hiciera esta pregunta ya me pareci¨® enormemente positivo y, al mismo tiempo, desafiante; pens¨¦ que se merec¨ªa que hici¨¦ramos el esfuerzo de ayudar a encontrar respuestas. ?Hay algo que cualquier persona, en el ¨¢mbito individual, pueda hacer frente a un problema tan grave y de dimensiones tan descomunales como el hambre en el mundo? Trabajando sobre esta pregunta encontramos que cada persona, a trav¨¦s de algunas decisiones concretas en su d¨ªa a d¨ªa, puede contribuir a la lucha contra el hambre o, por el contrario, a agravar este problema.
?Qu¨¦ puedo hacer yo?
En nuestra sociedad la mayor¨ªa de personas utilizamos cuentas bancarias en las que ingresamos nuestro dinero, domiciliamos nuestros pagos, etc. Y, cuando tenemos suficientes ahorros, es normal que hagamos inversiones para intentar sacarle rentabilidad a ese dinero. Pero quiz¨¢s no hemos ca¨ªdo en la cuenta de que determinadas inversiones y productos financieros terminan en fondos que especulan con alimentos, que afectan a los precios mundiales de las materias primas alimentarias m¨¢s b¨¢sicas y dificultan las posibilidades de alimentarse de muchos millones de seres humanos que viven en situaci¨®n de vulnerabilidad alimentaria.
Cuando decidimos qu¨¦ vamos a comer seguramente pensamos qu¨¦ nos gusta m¨¢s y qu¨¦ nos sienta mejor. Tambi¨¦n podemos incorporar otros criterios a la hora de definir nuestra dieta. Podemos tener en cuenta qu¨¦ impacto tiene nuestro patr¨®n alimentario a nivel global. Las dietas m¨¢s carn¨ªvoras ejercen una mayor presi¨®n desde el punto de vista de la demanda mundial de alimentos y contribuyen a encarecer los alimentos y a hacer m¨¢s insostenibles los sistemas alimentarios. Las dietas m¨¢s sanas para nosotros son tambi¨¦n m¨¢s sanas para el resto de la humanidad.
En nuestra cotidiana y reiterada tarea de hacer la compra, probablemente seleccionamos alimentos en funci¨®n de nuestras apetencias y tenemos en cuenta los precios, las ofertas. Si optamos por alimentos de temporada, de producci¨®n local y ecol¨®gica, podemos contribuir a una mayor y mejor sostenibilidad de los sistemas alimentarios.
El aleteo de nuestro desperdicio alimentario contribuye a generar un tsunami de hambre en otros lugares
Procuramos que nuestra despensa y nuestra nevera est¨¦n muy bien abastecidas, incluso plet¨®ricas. Esa forma ¡ªa veces un tanto compulsiva¡ª de comprar provoca que en los hogares espa?oles, en promedio, se desperdicien m¨¢s de 30 kilos de alimentos por persona al a?o. ?Varios miles de millones de kilos de comida tirada a la basura! Adem¨¢s de la enorme p¨¦rdida econ¨®mica que supone (se calcula en unos 11.000 millones de euros) y del terrible impacto medioambiental, contribuye a agravar el problema global del hambre. Porque, al inflar de manera innecesaria la demanda global de alimentos, estamos tirando al alza de los precios.
Nosotros apenas notamos esas peque?as subidas, pero aquellos cientos de millones de personas que tienen que destinar hasta un 80% de sus ingresos para subsistir s¨ª lo perciben, hasta el punto de que puede llegar a impedirles comprar una raci¨®n m¨ªnima, de mera subsistencia. El aleteo de la mariposa de nuestro desperdicio alimentario contribuye a generar un tsunami de hambre en otros lugares. De esta idea nace yonodesperdicio.org, una app web-m¨®vil para reducir el desperdicio alimentario en nuestros hogares.
Nuestro ¡°aleteo de mariposa¡±
Dec¨ªa Gandhi que ¡°cualquier cosa que haga ser¨¢ insignificante, pero es muy importante que la haga¡±. Cualquiera de estos compromisos personales en la lucha contra el hambre son insignificantes individualmente considerados, pero a la vez son important¨ªsimos, vitales. Porque, sumados a los de otras muchas personas conscientes y comprometidas, podr¨¢n servir para erradicar la lacra del hambre y hacer un mundo ecol¨®gica y humanamente m¨¢s sostenible.
A todas aquellas personas que cre¨¦is que todos los seres humanos tienen un derecho fundamental a estar protegidos contra el hambre, a quienes sent¨ªs desde el fondo de vuestra conciencia que los derechos humanos son mucho m¨¢s que una declaraci¨®n. A quienes ten¨¦is hambre de justicia, os invito a descargar, leer, meditar y poner en pr¨¢ctica las reflexiones recogidas en este breve folleto que naci¨® de aquella pregunta en aquella mesa redonda.
Jos¨¦ Mar¨ªa Medina es director de Prosalus.
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