¡®Black is black¡¯

Black is black (¡°lo negro es negro¡±) cantaba en los sesenta el grupo Los Bravos y uno lo recuerda ahora viendo los caras de los imputados por las tarjetas blackde Caja Madrid, as¨ª llamadas por su color pero que lo terminar¨ªan siendo tambi¨¦n por su opacidad fiscal. Lo negro es negro os pong¨¢is como os pong¨¢is, dice el fiscal mientras los acusados bajan la cabeza ante las miradas de las televisiones. Ellos, que se creyeron impunes y en parte a¨²n se lo siguen creyendo.

Lo negro es negro les dir¨¢n pronto tambi¨¦n las acusaciones a B¨¢rcenas y a Rita Barber¨¢, a Urdangarin y a Jordi Pujol y a todos esos personajes que desde hace a?os protagonizan la vida de un pa¨ªs, Espa?a, que asiste imp¨¢vido a la profusi¨®n de juicios a presuntos delincuentes conocidos como antes asisti¨® a su procesamiento. Cuando un pa¨ªs se acostumbra a que la corrupci¨®n forme parte de su men¨² diario corre el riesgo de acostumbrarse tambi¨¦n a su digesti¨®n. Y la digesti¨®n se est¨¢ produciendo ahora, con todos los imputados sentados en los banquillos ense?¨¢ndonos sus tripas m¨¢s que sus rostros congestionados y sorprendidos. Unas tripas llenas de negras heces, las producidas por su avaricia, su codicia y su voracidad. El olor que desprenden es tan nauseabundo que ni sus perfumes y sus corbatas de seda alcanzan a disimularlo. Muchos de ellos, sin embargo, siguen pensando que es una injusticia lo que les sucede, que en lugar de ser juzgados deber¨ªan ser felicitados por el juez. Al fin y al cabo, ellos no han hecho otra cosa que lo que siempre han hecho los de su condici¨®n: aprovecharse de su superioridad moral y disfrutar de los privilegios que la sociedad concede a quienes se destacan de los dem¨¢s, esa mayor¨ªa mediocre cuya vida est¨¢ condenada a repetirse de padres a hijos sin otro horizonte que el de mejorar un poco ?Qui¨¦n en su situaci¨®n no har¨ªa lo mismo, los propios jueces y fiscales si pudieran? Si se equivocaron de profesi¨®n es su problema, no el de ellos. Y lo mismo cabe decir de todos los que les critican.

Si yo fuera el juez, adem¨¢s de condenarles a prisi¨®n y a devolver el dinero que nos robaron a todos los espa?oles (presuntamente, faltar¨ªa m¨¢s), les obligar¨ªa a cantar Black is black por los escenarios de todo el pa¨ªs a ver si as¨ª se convencen de que lo negro es negro y lo gris es gris como bien cantaron Los Bravos en una canci¨®n que la mayor¨ªa de ellos seguramente bailaron en sus a?os j¨®venes. Y de que su nena ya no va a volver.