Querida Charlotte
ENTRASTE CON ESE tipo de aplomo que defend¨ªa Balenciaga al decir: ¡°Yo solo visto a las mayores de 30 a?os; hasta entonces no son due?as de sus gestos ni de su andar¡±.
Era un julio de 1993 en Par¨ªs. Yo entrevistaba a Nino Cerruti en su estudio en la Place de la Madeleine y t¨² ven¨ªas a probarte para una pel¨ªcula. Todo empez¨® en junio en Florencia, cuando en torno al Pitti Uomo, el propio Cerruti me invit¨® a una pasta en casa de su hermana en las afueras de Fiesole. Una casa con la perspectiva de La Anunciaci¨®n de Fra Angelico y donde Dante se refugi¨® de la persecuci¨®n de los g¨¹elfos. All¨ª, fuera del tiempo y el espacio, los Cerruti recordaron la ¡°intransigencia¡± del padre obligando a Nino a ocuparse de la f¨¢brica textil en detrimento de su vocaci¨®n por el cine.
Nino lo resolver¨ªa haciendo vestuario de cine y logrando as¨ª lazos de verdadera amistad contigo, ma belle Charlotte Rampling. Como Yves Saint Laurent con Catherine Deneuve o Givenchy con Audrey Hepburn.
Y all¨ª estabas t¨², balbuceando con tu franc¨¦s de inglesa: ¡°Me acaba de telefonear mi padre y es incroyable, pero es la ¨²nica persona que a¨²n logra intimidarme. Je suis tr¨¨s ¨¦nerv¨¦e¡±.
Escribir de moda en la Espa?a de los ochenta era lo m¨¢s bajo que se pod¨ªa caer. ?Purita frivolidad! A m¨ª, sin embargo, descifrar lo visible me intriga mucho m¨¢s que lo invisible. .
C¨®mo pod¨ªa estar nerviosa la inmortal Luc¨ªa de Portero de noche. La excelsa nuera del patriarca Von Essenbeck en La ca¨ªda de los dioses, de Visconti, visti¨¦ndose para la noche de Navidad en que cambiar¨ªa el destino de la poderosa familia alemana y quiz¨¢s de la gran burgues¨ªa europea.
Pero tu padre era militar. Como el m¨ªo. Y eso impone y marca para siempre.
All¨ª estabas t¨² con tu voz grave y verdadera ¨Cla voz es una cualidad moral¨C y tu aire felino/femenino que dejaba sin respiraci¨®n. Yo estaba sous le charme. Y asombrada de que a finales del siglo XX los tres hubi¨¦ramos sufrido la autoridad paterna como en la kafkiana Carta al padre.
¡°Para qu¨¦ te doctoraste en Geograf¨ªa si luego hablas de trapos¡± era lo m¨¢s suave que dec¨ªa mi padre cuando a ra¨ªz del ¨¦xito de Piel de ¨¢ngel?(Tusquets, 1982) cambi¨¦ de ruta profesional. Un d¨ªa se me ocurri¨® responderle: ¡°?Porque el cuerpo es un paisaje!¡±. Y a ¨¦l, general de Ingenieros, debi¨® parecerle ingenioso y no lo dijo m¨¢s. Escribir de moda en la Espa?a de los ochenta era lo m¨¢s bajo que se pod¨ªa caer. ?Purita frivolidad! A m¨ª, sin embargo, descifrar lo visible me intriga mucho m¨¢s que lo invisible. La ropa es un lenguaje tan universal como la m¨²sica que todos ensayan para dar la mejor versi¨®n de s¨ª mismos. Loable esfuerzo que remite a Albert Camus y a su: ¡°A pesar de todo, hay en los hombres m¨¢s cosas dignas de admiraci¨®n que de desprecio¡±.
Qu¨¦ consciente eras del poder del vestido cuando te dirigiste con B¨¦r¨¦nice a la intimidad del probador. Qu¨¦ bien has llegado a tus 70 a?os sin b¨®tox, cirug¨ªas ni dietas extra?as. Qu¨¦ inteligente eres, querida Charlotte, cuando dices: ¡°Boicotear los Oscar es racismo contra los blancos¡±. ?Qu¨¦ lujo que existas!
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