Un a?o perdido

Los peores temores empiezan a concretarse: 2016 ha sido un a?o perdido para la estabilidad de las finanzas p¨²blicas espa?olas, puesto que el objetivo de d¨¦ficit no se cumplir¨¢ y, si no hay correcci¨®n de ingresos y gastos, en 2017 tampoco. El Banco de Espa?a acaba de anunciar que el d¨¦ficit p¨²blico de este a?o, con los par¨¢metros actuales, se ir¨¢ al 4,9% del PIB, tres d¨¦cimas m¨¢s que el objetivo comprometido con Bruselas; y en 2017 probablemente se desviar¨¢ hasta el 3,6%, cuando lo pactado era el 3,1%. El informe de la autoridad monetaria espa?ola atribuye el incumplimiento, que obligar¨¢ a un ajuste m¨¢s duro durante los ejercicios 2017 y 2018, a la falta de Gobierno. Atribuci¨®n que requiere algunas matizaciones sobre la pol¨ªtica econ¨®mica seguida durante los cuatro a?os de legislatura.

Los c¨¢lculos del Banco de Espa?a no tienen en cuenta la disposici¨®n, aprobada el pasado viernes, que adelanta el pago a cuenta del impuesto de Sociedades a las empresas de m¨¢s de 10 millones de facturaci¨®n y a los bancos (a quienes, por cierto, se les exigir¨¢ un adelanto mayor). Seg¨²n los n¨²meros del Gobierno, el adelanto aumentar¨¢ los ingresos de 8.000 millones. El problema es que un pago a cuenta no constituye una pol¨ªtica fiscal firme; se trata de un parche contable, porque, como cualquiera puede entender, cuando decaiga la disposici¨®n que faculta para percibir el adelanto, volver¨¢n a faltar 8.000 millones. Por tanto, excluido el maquillaje de Sociedades, el Gobierno habr¨¢ vuelto a incumplir el objetivo de d¨¦ficit. Y aunque la falta de Gobierno constituido tiene mucho que ver en este incumplimiento, lo cierto es que durante la legislatura nunca se ha alcanzado el objetivo de d¨¦ficit anual; y ello a pesar del espeso maquillaje aplicado a las cuentas p¨²blicas. El an¨¢lisis correcto de la situaci¨®n financiera p¨²blica deber¨ªa prestar atenci¨®n prioritaria a la incapacidad del Gobierno para cumplir los objetivos que se propone. O no aplica los medios necesarios o simplemente cree, como es habitual en su forma de gobernar, que basta con enunciar un objetivo para que autom¨¢ticamente quede cumplido.

Este Gobierno ha practicado una pol¨ªtica tributaria irresponsable. A pesar de las dificultades para cumplir con la austeridad comprometida, el Gobierno de Rajoy insisti¨® en bajar los impuestos, en busca de r¨¦ditos electorales y en contra de cualquier racionalidad presupuestaria. Lejos de reconocer el error y sacar las consecuencias pertinentes, los estrategas econ¨®micos del PP insisten en la tesis de la rebaja fiscal, pero ahora bajo el disfraz argumental de que el crecimiento previsto contribuir¨¢ por s¨ª solo a reducir el d¨¦ficit y no ser¨¢ necesario recurrir a recortes del gasto o subidas de impuestos. Un grave error.

La ausencia de Gobierno, una pol¨ªtica impositiva dislocada, la incapacidad para impulsar pol¨ªticamente una reforma fiscal y la desaceleraci¨®n econ¨®mica esperada ¡ªpor moderada que sea¡ª, debido a la subida del petr¨®leo y el agotamiento del efecto del tipo de inter¨¦s del euro, conducen inexorablemente al riesgo de recortes dr¨¢sticos en sanidad y educaci¨®n en 2017 y 2018. Esta es la previsi¨®n m¨¢s realista; para conjurarla se necesita no solo un Gobierno sino tambi¨¦n una pol¨ªtica econ¨®mica m¨¢s eficaz, que ajuste medios y fines.