As¨ª se env¨ªa volando ayuda humanitaria
La aviaci¨®n brinda asistencia a 80 millones de personas de 33 pa¨ªses en zonas remotas y de dif¨ªcil acceso
Imaginemos. Imaginemos que un terremoto agita nuestra pl¨¢cida existencia y nos deja sin casa, sin electricidad y sin comida. O que un tif¨®n arrasa el pa¨ªs entero y anega las calles. O, atenci¨®n, que un pueblo vecino se rebela de forma armada y condena la zona al ostracismo. Sin agua, sin comunicaci¨®n, sin esperanza. Todos esos casos, y muchos m¨¢s, ya se han dado. No forman parte de una ficci¨®n inventada. Se repiten c¨ªclicamente, por desgracia, en distintas latitudes del globo. Ah¨ª est¨¢ Hait¨ª, con m¨¢s 500 muertos por el hurac¨¢n Matthew de hace unos d¨ªas. Siria, inmerso en una guerra civil inacabable. O Filipinas, a¨²n renqueante despu¨¦s del demoledor supertif¨®n de hace tres a?os.
En todas estas situaciones, la ayuda humanitaria es fundamental. Hay que hacer llegar a la poblaci¨®n suministros de alimentos y medicamentos. Como sea. Si el desastre natural o la guerra se dan en un lugar con los caminos terrestres operativos, se intentar transportar las contingencias a trav¨¦s de camiones. Pero la urgencia y la inaccesibilidad empujan, en la mayor¨ªa de situaciones, a requerir de helic¨®pteros o aviones.
De ah¨ª llegan los productos b¨¢sicos. A veces cruciales para detener una mayor epidemia. Ca¨ªdos del cielo, literalmente. En coordinaci¨®n con los gobiernos locales, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas, las organizaciones que trabajan en campo y empresas privadas que aportan personal especializado y recursos, centenares de naves acercan hasta los rincones m¨¢s vulnerables miles de toneladas de sustento y f¨¢rmacos. En concreto, el Servicio de Aviaci¨®n Humanitaria de la ONU (UNHAS) opera actualmente en 33 pa¨ªses. En 2015 surti¨® de 45.203 toneladas de comida, moviliz¨® a 287.106 personas y evacu¨® a 1.831.
Todas estas cifras se han expuesto durante las tres jornadas del octavo Congreso Mundial de Aviaci¨®n Humanitaria del PMA en Madrid, donde 250 participantes entre pilotos, trabajadores y agencias estatales han debatido sobre actuaciones en contextos de alto riesgo, armonizaci¨®n de estrategias de respuesta y los mayores retos a los que se enfrentan. "Las empresas volamos a todos los lados. Repartimos comida y bebida donde llas compa?¨ªas comerciales no lo hacen", intervino el saud¨ª Ali Alnaqbi, jefe de la Asociaci¨®n de Negocios de Aviaci¨®n de Oriente Medio (MEBAA, en ingl¨¦s), rodeado de colegas de diferentes nacionalidades.
"Seguimos tres pasos", resumi¨® el ghan¨¦s Eric Perdison, director del Servicio de Aviaci¨®n Humanitaria del PMA. "Primero, localizamos la emergencia; luego, decidimos c¨®mo adaptar ayuda y tecnolog¨ªa; y tercero, calculamos la acci¨®n para ser m¨¢s precisos". "Todo el intercambio de ideas es positivo. Proveemos en lugares donde es muy dif¨ªcil llegar y hay que preparar todo con mucho cuidado y celeridad", destac¨® posteriormente.
Los factores que m¨¢s tienen en cuenta los profesionales atienden al clima, la infraestructura y la seguridad, tanto f¨ªsica como "habitacional". Una dicotom¨ªa que en ingl¨¦s viene diferenciada por los t¨¦rminos?safety y?security, pero que en otros, como el nuestro, es necesario aclarar. "Lo peor es la inseguridad por milicias o conflicto b¨¦lico, que convierte el trabajo en verdaderamente peligroso, y las enfermedades, que en una coyuntura as¨ª se propagan con mucha rapidez", explic¨® Perdison a Planeta Futuro, recordando sus a?os en Chad o en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo. "En ninguno de los ejemplos hab¨ªa alimentos ni medicinas. Muchos migraban. Hubo una hambruna total", rememora. A su lado, el mexicano Miguel Mar¨ªn, jefe de la secci¨®n de seguridad en operativos de vuelo, sostiene que la clave es "adelantarse a la desgracia".
Seg¨²n el piloto, con m¨¢s de 12.000 horas de vuelo a sus espaldas, hacen falta "anticipaci¨®n" y "una log¨ªstica eficaz". Ingredientes que el responsable del P;A en Madrid, Antonio Salort-Pons, complet¨® con la innovaci¨®n. "Se trata de asistir a los desfavorecidos", remarc¨®, aludiendo a lo esencial del know-how que acompa?a a las operaciones de aviaci¨®n en situaciones de peligro, "y de proteger a la poblaci¨®n: evita secuestros por tierra, accidentes de tr¨¢fico (principal motivo de muerte entre cooperantes) y se aprovecha el tiempo". "Tenemos claros tres conceptos: salvar vidas, no dejar a nadie atr¨¢s por muy remoto que sea el lugar y reforzar la dignidad de las personas vulnerables".
Bajo estos preceptos actuaron en los seis ejemplos siguientes:
Hait¨ª, terremotos y huracanes
El pa¨ªs caribe?o, que comparte La Espa?ola con Rep¨²blica Dominicana, acaba de sufrir el paso de un hurac¨¢n que ya ha acabado con m¨¢s de 500 vidas. Un dato tenebroso si no fuera porque es m¨¢s horrible a¨²n: hace seis a?os, el 12 de enero de 2010, Hait¨ª qued¨® arrasado por un terremoto cuyo epicentro se encontraba a 15 kil¨®metros de Puerto Pr¨ªncipe, la capital. El registro llevado a cabo al a?o del suceso concluy¨® que las muertes totales ascend¨ªan a 316.000 personas y los heridos a 350.000. El mundo se volc¨® en la tragedia, y con ¨¦l los efectivos del PMA. Jos¨¦ Odini, director de Seguridad A¨¦rea, lo cuenta como "un gran reto". "Las limitaciones en las infraestructuras eran tremendas. No hab¨ªa pistas donde aterrizar. Hubo un aluvi¨®n de ayuda y se resinti¨® la coordinaci¨®n: entre los aviones que hab¨ªa y la falta de espacio, llegamos a estar dos d¨ªas dando vueltas sin aterrizar", dice con una mezcla de l¨¢stima e impotencia. "Estaba todo destruido. Todo. No pod¨ªamos reponer fuel, pero es que ni siquiera pod¨ªamos habilitar un sitio donde dormir. Los t¨¦cnicos se llevaban sus propias tiendas de campa?a. Y hab¨ªa un gran problema con la propagaci¨®n del c¨®lera", relata.
La naci¨®n, de 10 millones de habitantes y con un pasado colonial que le dot¨® de cierto potencial estrat¨¦gico, ahora ocupa el primer puesto de pobreza en el continente sudamericano. Un 59% est¨¢ bajo el nivel de bienestar y un 25% en extrema pobreza. En este sentido, la malnutrici¨®n afecta a m¨¢s de la mitad de sus vecinos, ceb¨¢ndose en el 22% de menores, seg¨²n c¨¢lculos del PMA.
Siria, una guerra sin fin
Cuando la regi¨®n del Magreb sali¨® a las calles en 2011, en lo que se conoci¨® como Primavera ?rabe, Siria se meti¨® en un callej¨®n sin salida. El r¨¦gimen de Bachar El Asad atac¨® con contundencia las revueltas y provoc¨® el alzamiento de grupos rebeldes, desembocando en un desenlace de Guerra Civil que a¨²n perdura. Con la inclusi¨®n, adem¨¢s, del autodenominado Estado Isl¨¢mico (ISIS). Las ciudades principales quedaron cercadas y la poblaci¨®n huy¨® en masa. En total, seg¨²n c¨¢lculos estimados, 250.000 personas han fallecido. 50.000 ni?os. Y alrededor de un 10% de los 22 millones de poblaci¨®n ¡ªesto es, 2,2¡ª se ha marchado fuera del pa¨ªs o de su lugar de residencia. "Hab¨ªa acceso pero ahora es muy peligroso", detalla Odini con respecto a la actuaci¨®n humanitaria por aire. "Es especialmente peligroso y el reparto se intenta hacer por cami¨®n, escoltados", resume.
Carlos Botta, director adjunto del Servicio, expone c¨®mo los repartos se hacen a m¨¢s de 5.000 metros de altitud por medio de contenedores con paraca¨ªdas. "Los lotes van con amortiguadores y se hacen estudios de precisi¨®n y de situaci¨®n de la zona para ver cu¨¢l puede ser la mejor asistencia". Unas 1.122 toneladas de galletas de alto contenido cal¨®rico, garbanzos, sal y aceite han sido lanzadas en 62 vuelos a lo largo de 2016.
Sud¨¢n del Sur, sin desarrollo
Con tan solo cinco a?os de vida independiente, esta naci¨®n africana ya ha requerido casi 24.000 toneladas de suministros. La inestabilidad gubernamental y la riqueza de petr¨®leo, entre otras causas, ha llevado a Sud¨¢n del Sur a la miseria. En 2013 se estableci¨® una misi¨®n espec¨ªfica permanente de las Naciones Unidas, que se basa en estimaciones del Banco Mundial para valorar en 12 millones el n¨²mero de habitantes, pues el ¨²ltimo censo es de 2008. De ellos, 2,5 desarraigados la mayor¨ªa (1,7 millones) dentro de la figura catalogada como Internally Displaced Persons (desplazados dentro de las fronteras de su propio pa¨ªs). "Es muy verde y muy extenso. No existe desarrollo o es extremadamente bajo. No hay comunicaciones y la situaci¨®n de seguridad es cr¨ªtica dentro de un conflicto semipermanente, enumera Jos¨¦ Odini. "No hay preparaci¨®n. Necesitamos llevar a mucha gente y en determinadas zonas hay descargas de vuelo bajo, lanzando el pal¨¦ con amortiguaci¨®n porque no hay amenazas terroristas pero s¨ª de milicias y hay que tener todo acordado y protegido", repasa su compa?ero Botta.
El papel de las Naciones Unidas, de hecho, es impulsar un sistema de producci¨®n propio, de consumo y de crecimiento que encamine a este neonato a cierta estabilidad. "Que desarrolle su capacidad de acoger alimentos por v¨ªa terrestres o de ser aut¨®nomo es el mayor logro para ellos y para nosotros", concluyeron los dirigentes.
Nepal, insondable
Insondable y de gran dificultad t¨¦cnica. As¨ª recuerda Jos¨¦ Odini la actuaci¨®n en Nepal tras la sacudida que provoc¨® el terremoto del a?o pasado. "La geograf¨ªa era el gran desaf¨ªo", apostilla. A ese reto se un¨ªa la presi¨®n de una intervenci¨®n veloz y discreta que aliviara a parte del tercio de poblaci¨®n nepal¨ª que qued¨® en situaci¨®n de desamparo. "No se pod¨ªa aterrizar pr¨¢cticamente en ning¨²n lado. Ten¨ªamos que llegar a picos de monta?a y dejar todo como fuera. Imposible utilizar aviones de carga, s¨®lo helic¨®pteros", ilustra Odini.
Casi 10 millones de personas se sumieron en el abandono de sus casas, de su regi¨®n. A las 10.000 v¨ªctimas (m¨¢s 72 en India y 25 en T¨ªbet) se agregaron 2,8 millones de desplazados internos y 1,4 en necesidad de alimento. "Generalmente, ¡ªense?a Botta¡ª, en una nave entran unas 55 toneladas de ayuda. All¨ª ten¨ªamos que portar de poco en poco y se distribu¨ªan en cadena, con la poblaci¨®n local cargando ¡ªlos porteadores y cualquier vecino¡ª y poniendo hasta 60 kilos en burros". Actuaron en zonas retiradas, pero consiguieron hacer un centro neur¨¢lgico en Katmand¨², la capital y uno de los puntos m¨¢s afectados. Debido al clima, a la prevenci¨®n de epidemias y a la asistencia para paliar la desnutrici¨®n se sumaron mantas y material para cobijar a la gente. El impacto borr¨® un patrimonio de gran valor y se intensific¨® con una r¨¦plica a los pocos d¨ªas. "La falta de recursos y de expertos fue un gran desaf¨ªo. Si no te preocupas por la seguridad, todo el mundo est¨¢ en riesgo", a?adi¨® Quay Snyder, presidente del Servicio de Consejer¨ªa de Aviaci¨®n M¨¦dica (AMAS).
Afganist¨¢n, una de las misiones m¨¢s longevas
"En Afganist¨¢n se junta todo. Peligro de ataques, clima extremo y extensiones interminables", resume Carlos Botta, que pas¨® all¨ª algo menos de cuatro a?os y vio c¨®mo las esquirlas desprendidas por las habituales explosiones da?aba a varios compa?eros. O c¨®mo se produc¨ªa un fuego cruzado en el exterior del edificio donde se refugiaban los trabajadores del PMA. "Lo ve¨ªamos por la tele, desde un b¨²nker, escribiendo mientras para decir que est¨¢bamos bien. Tuvimos mucha suerte", suspira. La misi¨®n en Afganist¨¢n es de las m¨¢s longevas. Comenz¨® hace aproximadamente 15 a?os, cuando Estados Unidos les declar¨® la guerra a los talibanes. La perenne inconsistencia social y el descenso al puesto 171 de 188 en el ?ndice de Desarrollo Humano invocan a conflictos pasados como la guerra de Somalia a finales de los ochenta. "De los lugares m¨¢s dif¨ªciles. Unos nueve millones y medio de personas (un tercio de la poblaci¨®n) no tienen acceso a la comida, la emigraci¨®n supera los dos millones y la coyuntura no mejora", apunta.
La larga duraci¨®n de la estancia en terreno ha ido modificando la radiograf¨ªa de la ayuda. Los descensos a¨¦reos no se producen de tanta urgencia y la plantilla est¨¢ formada por muchos profesionales del pa¨ªs. "Se nota mucho cuando un pa¨ªs tiene una buena formaci¨®n por el n¨²mero de extranjeros que necesita el PMA en sus filas. Intentamos que el programa lo lleve gente de all¨ª", adelant¨® Botta, que ¡ªde la misma forma que lo subrayaron los dem¨¢s participantes¡ª cree fundamental el conocimiento de la idiosincrasia y la cultura del pa¨ªs, adem¨¢s de la informaci¨®n m¨¢s t¨¦cnica y objetiva. "He o¨ªdo, por ejemplo, que en Pakist¨¢n cre¨ªan que la vacuna contra la polio era para esterilizar", arguye.
Aviones sobre Diffa
Es peque?o y muy ruidoso, culpa de los dos motores que zumban a cada uno de sus lados. El Beechcraft 1900 est¨¢ listo para abandonar el aeropuerto internacional Diori Hamami de Niamey, la capital de N¨ªger. A sus escasos diez pasajeros y dos pilotos les esperan tres horas de vuelo sobre los secos parajes de este pa¨ªs del ?frica central hasta llegar a Diffa, en la frontera con Nigeria.?El servicio a¨¦reo humanitario de la ONU est¨¢ presente en N¨ªger desde 2008 para conectar la capital con esta regi¨®n, muy castigada por una pobreza end¨¦mica y el terrorismo de Boko Haram. Volamos.
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