Cuatro pasos para reducir la envidia
Este sentimiento campa a sus anchas en las empresas, en las redes sociales y en las vidas personales de cualquier mortal
Reconozc¨¢moslo: todos en alg¨²n momento hemos sentido envidia. La envidia es una emoci¨®n que da?a profundamente nuestras relaciones personales pero sobre todo, a nosotros mismos.
La envidia tiene un componente evolutivo universal y su efecto es tan fuerte que incluso genera dolor f¨ªsico. Puede que para reconocerla tengamos que remontarnos a nuestra adolescencia, como cuando aquel compa?ero sacaba mejores notas; o a an¨¦cdotas cotidianas, como cuando vemos al vecino con un maravilloso coche. Pero no cabe duda que campa a sus anchas en las empresas, en las redes sociales y en las vidas personales de cualquier mortal. Y si tenemos ¨¦xito, muy probablemente lo generemos a nuestro alrededor aunque no siempre seamos conscientes. As¨ª pues, si deseamos neutralizar su efecto, veamos qu¨¦ cuatro pasos podemos dar para conseguirlo.
1. Reconoce la emoci¨®n y qu¨¦ te lo produce
La envidia surge cuando alguien tiene algo que uno no posee y que querr¨ªa tambi¨¦n. Puede ser desde una relaci¨®n de pareja, un mejor tipo f¨ªsico o un ascenso en la empresa. Hay dos tipos de envidia: la sana y la nociva, podr¨ªamos decir. La sana es cuando solo deseamos el objeto que el otro posee como, por ejemplo, las vacaciones del compa?ero de trabajo a un destino paradis¨ªaco. Cuando sentimos envidia sana no nos alegramos por el mal ajeno, sencillamente queremos tambi¨¦n lo que el otro tiene, como ha demostrado Niels van de Ven. Sin embargo, la envidia a secas es m¨¢s complicada y nos alegramos de que al otro le vayan mal las cosas, como que le caiga un diluvio y no pueda salir del hotel durante esos d¨ªas. En Brasil o en Rusia las diferencian como envidia blanca y negra, y como es de suponer, aunque ambas son da?inas, es peor la negra. As¨ª pues, el primer paso es identificar con honestidad qu¨¦ tipo de envidia sientes y qu¨¦ es exactamente lo que te lo despierta.
Su efecto es tan fuerte que incluso genera dolor f¨ªsico
2. Observa qu¨¦ comportamiento te genera
Tenemos dos tipos de reacciones posibles ante la envidia: la respuesta depresiva o la hostil. La primera nos sumerge en el lamento tipo ¡°calimero¡±: el ¡°pobrecito de m¨ª¡±, ¡°soy peor¡±, ¡°no valgo¡±¡ Pero no hacemos nada m¨¢s que ¡°automachacarnos¡± (que ya es mucho, la verdad). La respuesta hostil es m¨¢s agresiva y nos lleva desde criticar como locos el ¨¦xito del otro bajo mil excusas o a acciones m¨¢s feas. El mundo de las redes sociales ha dado voz a esta emoci¨®n y no es de extra?ar que cr¨ªticas feroces que sufren los famosos tengan de tel¨®n de fondo la envidia (aunque quien lo hace dif¨ªcilmente lo reconocer¨¢). Por ello, como segundo paso, hazte una pregunta: ?a qu¨¦ tiendes m¨¢s, a la queja o a la cr¨ªtica?
3. Focal¨ªzate en ti mismo, no en otros
Comparamos y comparamos aunque no seamos conscientes. Pero, ?sabes? Siempre hay alguien mejor que nosotros en algo. O es m¨¢s listo, o m¨¢s rico o m¨¢s atractivo. Por ello, el mejor term¨®metro que podemos tener es compararnos contra nosotros mismos en el pasado. En el caso de hablar otro idioma, por ejemplo, no te compares con el que es biling¨¹e, sino contigo mismo un a?o atr¨¢s. De este modo, se estimula el aprendizaje y se entierra esta emoci¨®n oscura.
Contra la envidia, gana en autoestima y c¨¦ntrate en tus fortalezas
4. C¨¦ntrate en tus fortalezas (sin menospreciar el ¨¦xito del otro)
Y por ¨²ltimo, el gran avance consiste en alegrarse por el ¨¦xito deseado ajeno. Para ello, una buena t¨¦cnica es ganar en autoestima, que lo conseguimos si tenemos presente nuestras fortalezas personales y nuestros propios logros, como han demostrado Tanya Menon y Leigh Thompson. Se pidi¨® a un grupo de profesionales pensar en el ¨²ltimo plan de un competidor del que sent¨ªan envidia. A la mitad de ellos se les solicit¨® adem¨¢s que hicieran un listado de sus ¨¦xitos personales y a la otra mitad, no. Pues bien, cuando se valor¨® el tiempo que estar¨ªan dispuestos a estudiar el plan de su competidor, los que hab¨ªan pensado tambi¨¦n en sus fortalezas, dedicar¨ªan un 66 por ciento m¨¢s que los que no lo hab¨ªan hecho. Motivo: la envidia te evita aprender de otros porque los desprecias. Por ello, si nos sentimos tambi¨¦n fuertes tendremos m¨¢s capacidad de aprender, de disfrutar de ser nosotros mismos y de sufrir menos. Vale la pena, ?verdad?
?¡°S¨¦ t¨² mismo, los dem¨¢s puestos ya est¨¢n ocupados¡± Oscar Wilde
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