Iconos metropolitanos en disputa: las tres chimeneas
Vista de las 3 chimeneas a la altura de Sant Adri¨¤ del Bes¨°s desde el tren direcci¨®n Barcelona. Cr¨¦ditos: Teresa Garc¨ªa Alcaraz
La arquitectura conforma una parte de la memoria cultural de las ciudades y cabe destacar que a la hora de intervenir el paisaje, se debe mantener la integridad del patrimonio hist¨®rico y afectar lo menos posible su originalidad. Pero como todo lenguaje, la arquitectura evoluciona y se transforma con el tiempo; el pasado ya se pronunci¨® y es preciso conservar el testimonio arquitect¨®nico de una manera responsable.
Dentro del ¨¢rea metropolitana de Barcelona, concretamente en la zona de la playa popularmente conocida como Chernobyl, se encuentra la emblem¨¢tica central t¨¦rmica de las tres chimeneas, actualmente sin actividad.
Sus inicios se remontan al 1913, cuando en estos mismos terrenos hab¨ªa una central t¨¦rmica de carb¨®n que posteriormente, entre los a?os 1971 y 1976, se construir¨ªa lo poco de central t¨¦rmica que ¡®vemos¡¯ hoy en d¨ªa. Sus tres chimeneas destacan igual o m¨¢s que las torres de la Sagrada Familia ya que forman parte del paisaje urbano de la ciudad. Tienen una altura de 200 metros y se considera la construcci¨®n m¨¢s alta de todo el litoral catal¨¢n.
Sin embargo, hace m¨¢s de 5 a?os que estas chimeneas dejaron de sacar humo y ha costado (y sigue costando) mucho decidir qu¨¦ hacer con ellas, ya que tanto entidades p¨²blicas como empresas privadas est¨¢n involucradas en este largo proceso de negociaci¨®n y disputa.
Ante la especulaci¨®n salvaje que quer¨ªa demolerlas para urbanizar las tan codiciadas 28 hect¨¢reas de suelo y el kil¨®metro costero que ocupan los restos de la central, en 2008, se hizo un refer¨¦ndum donde los habitantes de Sant Adri¨¤ decidieron conservar las chimeneas, consideradas como iconos metropolitanos. Finalmente, el pasado 26 de Setiembre de este a?o, el Ayuntamiento de la localidad declar¨® como Bien Cultural de Inter¨¦s Local (BCIL) lo que queda de las tres chimeneas, tal como se menciona en ¡®La plataforma per la conservaci¨® tres xemeneixes de Sant Adri¨¤¡¯.
Desde las instituciones municipales ya se est¨¢ planeando una transformaci¨®n urban¨ªstica del litoral Barcelon¨¦s donde las tres torres, por supuesto, van a estar incluidas en el plan; lo que significar¨ªa, un cambio de planeamiento urban¨ªstico conjuntamente con las entidades de las poblaciones colindantes: Sant Adri¨¤ del Bes¨°s y Badalona as¨ª como la empresa p¨²blica y privada.
Extrapolando este caso a la Tate Modern de Londres, la cual tambi¨¦n fue central t¨¦rmica (Bankside Power Station) y a la vez, est¨¢ ubicada delante de una zona fluvial, la manera de entender el uso del suelo y la central t¨¦rmica como tal, es totalmente distinta.
La capital inglesa asocia la Tate Modern como un espacio arropado por el arte contempor¨¢neo; una sede que ha dado a¨²n m¨¢s vida a la zona de Southwark gracias a la conservaci¨®n y promoci¨®n de la cultura. Sus pocos metros cuadrados de paseo, grava y limo de r¨ªo se han convertido en un espacio para turistas y residentes: un espacio para todos.
En cambio, volviendo a Sant Adri¨¤, un kil¨®metro de orilla se convierte en un escenario tira y afloja por parte de los poderosos, sin soluci¨®n de continuidad para la gente com¨²n. Lo que la poblaci¨®n entiende como un s¨ªmbolo del entorno metropolitano y una representaci¨®n de la memoria hist¨®rica de la industrializaci¨®n, queda siempre en manos de otros...
Y es que seguramente habr¨¢ una recalificaci¨®n del suelo donde ya, p¨²blicos y privados ofrecer¨¢n miles de euros por metro cuadrado de la zona como suelo residencial¡ Solo basta con observar la enorme valla publicitaria de Altamira (inmobiliaria Santander) colocada en el solar contiguo a las torres.
Unos prefieren derribar las chimeneas y otros mantenerlas, pero como todo, por mucha ¡®participaci¨®n ciudadana¡¯ que se promueva desde las instituciones, todo se resume en una palabra: dinero. Y es que, ?qui¨¦n se har¨¢ cargo del mantenimiento de las torres?
Tal como se explica en un art¨ªculo publicado en El Pa¨ªs, ¡°el primer edil reconoci¨® la paradoja que supone tener que reflexionar las consecuencias de asumir las chimeneas despu¨¦s de tanto tiempo de reivindicarlas¡±.
Veremos el futuro que depara a las tres chimeneas, a la ciudad y sobre todo, a sus habitantes.
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