No s¨¦ qu¨¦
Pensaba responderle hoy, me excuso, y salgo a la calle confundido
En uno de los pasillos del supermercado me encuentro de frente con un conocido al que no me apetece saludar. Tampoco a ¨¦l le apetece saludarme a m¨ª, de modo que ambos, de manera autom¨¢tica, fingimos recibir una vibraci¨®n procedente del m¨®vil, que desenfundamos a la vez para perder nuestra mirada en su pantalla mientras, casi roz¨¢ndonos, nos cruzamos sin vernos. ?Habr¨¢ ¨¦l percibido mi respiraci¨®n como yo la suya? Mi carro de la compra est¨¢ casi completo, as¨ª que para evitar un nuevo encuentro en el laberinto de estanter¨ªas me dirijo a las cajas, pago y salgo.
Ya en el parking, a punto de arrancar el coche, me entra un mensaje en el m¨®vil. Es del conocido al que acabo de evitar. Dice que se ha cruzado en el s¨²per con alguien que se parec¨ªa a m¨ª y que el encuentro le ha provocado ganas de verme. ?Comemos un d¨ªa de estos?, concluye. Reflexiono unos instantes. Si le respondo que a m¨ª me ha sucedido lo mismo, coloco, como sin duda pretende, las cartas bocarriba: los dos hemos fingido no vernos, ja, ja, ja. Pero no me apetece entrar en ese juego que intuyo un poco siniestro. Decidido a demorar la respuesta, arranco el coche y vuelvo a casa.
Al d¨ªa siguiente, todav¨ªa sin haber contestado, me entero por una tercera persona de que el viejo conocido muri¨® ayer, de un infarto masivo, precisamente cuando abandonaba el supermercado. Acudo al tanatorio, me asomo a ver el cad¨¢ver y observo que tiene uno de los p¨¢rpados, el derecho, ligeramente levantado. Un ojo incierto me observa a trav¨¦s de la rendija. Al darle el p¨¦same, uno de sus hijos me comenta que ha revisado el m¨®vil de su padre y ha visto el mensaje sin respuesta. Pensaba responderle hoy, me excuso, y salgo a la calle confundido. Ha ocurrido algo, pero no s¨¦ qu¨¦.
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