Marruecos enreda en la Uni¨®n Africana
Mohamed VI junto a Macky Sall, presidente de Senegal, en Dakar el pasado 6 de noviembre. / AFP
¡°Marruecos est¨¢ de regreso para reencontrar su lugar natural¡± en ?frica. Con estas palabras pronunciadas el pasado 6 de noviembre en Dakar, la capital senegalesa, durante el tradicional discurso del Trono para conmemorar la Marcha Verde, el rey Mohamed VI volv¨ªa a dejar bien a las claras sus intenciones y su cambio de postura: ocupar un asiento en la Uni¨®n Africana (UA) y, desde dentro, forzar la expulsi¨®n de la misma de la Rep¨²blica ?rabe Saharaui Democr¨¢tica (RASD). Para ello, Rabat ha desplegado a lo largo del presente a?o 2016 una intensa ofensiva diplom¨¢tica que ha dado algunos frutos, pero que parece dif¨ªcil que se pueda completar. Y es que si el ingreso de Marruecos en la gran familia africana ya cuenta con apoyos suficientes, la exclusi¨®n de los saharauis de la UA, organismo que ha reiterado en numerosas ocasiones su petici¨®n a la ONU para que se celebre el refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n, se presenta m¨¢s complicada. Mientras tanto, el Frente Polisario se muestra tranquilo y confiado. La cumbre de la UA de enero de 2017 ser¨¢ el pr¨®ximo escenario de esta batalla diplom¨¢tica.
Marruecos es el ¨²nico pa¨ªs africano que no pertenece a la UA. El desencuentro viene de lejos, desde finales de los a?os setenta, ¨¦poca en la que la reci¨¦n creada RASD, apoyada por sus aliados, trataba de ocupar un asiento en la Organizaci¨®n para la Unidad Africana (OUA), organismo precursor de la UA, lo que gener¨® un intenso debate siempre marcado por la hist¨®rica rivalidad regional entre Rabat y Argel. La disputa lleg¨® a su fin en 1984 cuando m¨¢s de 26 pa¨ªses africanos otorgaron reconocimiento diplom¨¢tico y apoyaron la causa de los saharauis, lo que inclin¨® la balanza a favor de la RASD y permiti¨® que esta ocupara su plaza en 1984, provocando que Marruecos abandonara de inmediato el organismo panafricano.
Imagen de la Marcha Verde realizada por Marruecos en 1975 para ocupar el Sahara. / EFE
En realidad, desde el portazo marroqu¨ª hace 32 a?os, Rabat nunca ha estado del todo ajeno a las discusiones y decisiones adoptadas en la OUA, que se convierte en Uni¨®n Africana en 2002. Sus ministros y altos responsables han trabajado siempre en la sombra de las cumbres panafricanas, alojados en hoteles cercanos, en cuestiones relacionadas con la seguridad, la inmigraci¨®n, el terrorismo, la econom¨ªa y otras, codo con codo con pa¨ªses africanos con los que mantienen excelentes relaciones, pero tambi¨¦n desplegando su diplomacia para ir arrinconando a la RASD . Sin embargo, oficialmente estaban fuera de la UA. La firme defensa de Rabat de lo que en Marruecos definen como su integridad territorial, incluyendo a las denominadas ¡°provincias del Sur¡± (en realidad el territorio aut¨®nomo del Sahara Occidental pendiente de descolonizaci¨®n y ocupado por Marruecos), ha impedido hasta ahora el acercamiento de posturas con una Uni¨®n Africana en la que los saharauis ocupan una plaza de pleno derecho como miembro fundador y donde despliegan una gran actividad.
Sin embargo, Marruecos, que nunca tir¨® la toalla, ha decidido cambiar de estrategia y empezar a trabajar desde dentro para hacer oir su voz y, de paso, sembrar la divisi¨®n entre los pa¨ªses africanos. Intensos contactos diplom¨¢ticos que se vienen produciendo desde hace m¨¢s de un a?o condujeron a la cumbre de la UA en Kigali del pasado mes de julio, cuando el rey Mohamed VI envi¨® una larga carta al presidente de turno de este organismo, el chadiano Idris D¨¦by, por medio de la cual solicitaba su admisi¨®n en la Uni¨®n Africana y la exclusi¨®n de la misma de la RASD, presentando una serie de razones como la gran presencia inversora marroqu¨ª en el continente, especialmente en ?frica occidental, o su participaci¨®n en la b¨²squeda de soluciones a los grandes problemas africanos. Asimismo, esgrim¨ªa Mohamed VI la p¨¦rdida de apoyos de la RASD, "ese supuesto estado", en los ¨²ltimos a?os y su ausencia como miembro de pleno derecho de organismos internacionales como Naciones Unidas.
Cumbre de la Uni¨®n Africana en Kigali el pasado mes de julio. / AFP
Aunque la carta marroqu¨ª no fue le¨ªda en la cumbre de jefes de Estado africanos debido al rechazo expl¨ªcito del chadiano Idris D¨¦by, presidente de turno de este organismo, y de la presidenta de la comisi¨®n de la UA, la sudafricana Nkosazana Dlamini Zuma, lo cierto es que 28 de los 54 pa¨ªses miembros (m¨¢s de la mitad) mostraron su apoyo a la inclusi¨®n de Marruecos en la UA y a la supensi¨®n de la RASD mediante una comunicaci¨®n oficial. Estaban encabezados por Gab¨®n, cuyo presidente, Al¨ª Bongo, firmaba la misiva, y tambi¨¦n figuraban Ben¨ªn, Burkina Faso, Burundi, Cabo Verde, Comores, Congo, Costa de Marfil, Yibuti, Eritrea, Gambia, Ghana, Guinea, Guinea Bissau, Guinea Ecuatorial, Liberia, Libia, Rep¨²blica Centroafricana, la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, Sao Tom¨¦, Senegal, Seychelles, Sierra Leona, Somalia, Sud¨¢n, Suazilandia, Togo y Zambia.
El primer paso de las pretensiones marroqu¨ªes no presenta mayor complicaci¨®n. Con esta mayor¨ªa simple, Marruecos podr¨ªa conseguir su ingreso en la Uni¨®n Africana, algo que podr¨ªa votarse incluso en la pr¨®xima cumbre prevista para el mes de enero, pero su petici¨®n de expulsi¨®n de la RASD, para lo que habr¨ªa que modificar los estatutos del organismo panafricano con el apoyo de al menos 36 pa¨ªses, se presenta m¨¢s complicada. A tal efecto, el rey Mohamed VI ha llevado a cabo una minigira africana que le ha llevado a Ruanda y Tanzania para tratar de convencer a sus dirigentes, y a Gab¨®n y Senegal, dos pa¨ªses, sobre todo este ¨²ltimo, que han abanderado la posici¨®n marroqu¨ª ante la UA. Asimismo ha vuelto a enviar embajador a Sud¨¢frica, retirado hace m¨¢s de una d¨¦cada por la postura prosaharaui de Pretoria, y su ministro de Exteriores se ha mostrado especialmente activo en este dossier.
Jira Bulahi Bad, delegada del Polisario en Espa?a. / EFE
Sin embargo, desde el bando saharaui se muestran tranquilos. Jira Bulahi Bad, delegada del Frente Polisario en Espa?a, asegura que ¡°Marruecos lleva a?os intentando no regresar a la UA, porque nunca fue miembro de este organismo, sino ingresar en ella. Por nuestra parte no hay ning¨²n problema en que lo haga, pero debe coexistir con nosotros, ya que somos miembros fundadores, y respetar las reglas internas¡±. A juicio de Bulahi, ¡°no es posible expulsar a la RASD, ning¨²n pa¨ªs est¨¢ en condiciones de expulsar a otro. Esta ofensiva diplom¨¢tica marroqu¨ª no es m¨¢s que la estrategia de la confusi¨®n a la que Rabat nos tiene acostumbrados, usando el chantaje y la coacci¨®n para eternizar la ocupaci¨®n ilegal del Sahara¡±. Entre los aliados de la causa saharaui en ?frica siguen figurando, adem¨¢s de Argelia, las dos grandes potencias continentales, Sud¨¢frica y Nigeria.
El Frente Polisario considera que la iniciativa est¨¢ siendo apoyada en la sombra por la pol¨ªtica exterior francesa, uno de los grandes apoyos internacionales de Marruecos, y que son precisamente los pa¨ªses m¨¢s pr¨®ximos a su ex metr¨®poli, como Gab¨®n y Senegal, pero tambi¨¦n Ben¨ªn, Guinea, Costa de Marfil o Mal¨ª, los que respaldan la propuesta marroqu¨ª. ¡°La UA ha sido clara, no cabe una expulsi¨®n de la RASD. Desde que fundamos este organismo hemos desplegado una enorme actividad e incluso en condiciones dif¨ªciles hemos incluido todos los puntos de la agenda africana en nuestro gobierno. Quien no respeta es Marruecos¡±, insiste Bulahi, que recuerda que hace tan solo unos d¨ªas la vicepresidenta del Parlamento Africano, la saharaui Suelma Beiruk, fue expulsada de Marruecos a donde se hab¨ªa trasladado para participar en la organizaci¨®n de la conferencia internacional sobre el clima COP22 que se celebra desde el pasado 7 de noviembre en Marrakech.
Joven saharaui con una bandera de la RASD a pocos metros del muro marroqu¨ª. / RAFA AVERO
Pese a que el alto el fuego del a?o 1991 establec¨ªa como condici¨®n la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum en el que los saharauis pudieran decidir su futuro, algo que fue aceptado por ambos bandos, Marruecos ha conseguido bloquear la celebraci¨®n de una consulta en la que nunca crey¨®. En la actualidad su posici¨®n ¡°inamovible¡±, como ha dicho una y otra vez el propio rey Mohamed VI, es la concesi¨®n de una amplia autonom¨ªa al territorio pero siempre bajo soberan¨ªa marroqu¨ª, algo que el Frente Polisario desde su sede en Tinduf (Argelia) rechaza de plano. Marruecos cuenta con el respaldo de sus aliados EEUU y Francia y adem¨¢s se presenta ante el mundo como un socio necesario y estable en la lucha contra la inmigraci¨®n y el avance del yihadismo, lo que le permite ignorar las resoluciones de Naciones Unidas e incluso expulsar a casi un centenar de miembros de la Misi¨®n de la ONU para el Sahara Occidetal (Minurso) del Sahara ocupado, tal y como ocurri¨® este mismo a?o despu¨¦s de negarse incluso a recibir al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, sin que sufra ning¨²n tipo de amonestaci¨®n por ello.
Por otra parte, la tensi¨®n fronteriza se elev¨® unos decibelios este verano cuando miembros de la Gendarmer¨ªa marroqu¨ª penetraron en la zona de Kandahar, al sur del Sahara Occidental, lo que supuso una violaci¨®n de la l¨ªnea fijada por Naciones Unidas en el acuerdo de alto el fuego y provoc¨® la inmediata reacci¨®n del Frente Polisario que envi¨® al lugar unidades de su Ej¨¦rcito. El incidente, uno de los m¨¢s graves desde el fin de la guerra, se sald¨® con el repliegue marroqu¨ª y la intervenci¨®n de observadores de la Minurso. Parece claro que Marruecos ataca por todos los frentes, el de la ocupaci¨®n militar y el diplom¨¢tico entre ellos, para conseguir su objetivo de perpetuar su presencia en la ex colonia espa?ola.
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