Ajos y zafiros

Revueltas en este continente devastado que es el nuestro se mezclan ruinas y novedades. Dominan las poderosas m¨¢quinas que nacen ya bellamente muertas. Palacios deportivos en los que cabe una entera ciudad, colosales hoteles tachonados de piedras preciosas, ciegan el sol cristalinos dep¨®sitos de mercanc¨ªas, puentes de titanio cruzan mares, trenes supers¨®nicos se deslizan sobre bolsas de aire. Y al pie de estas quimeras t¨¦cnicas, los sillares mohosos de una catedral desmochada, una Venus sin piernas, un fresco medieval que se cae a pedazos.

As¨ª es el poeta m¨¢s vivo, aunque muri¨® hace medio siglo. Sus poemas re¨²nen la cumbre de una vanguardia t¨¦cnica insuperable y el cuerpo hecho a?icos de la cultura occidental. Porque en los poemas de T.?S.?Eliot se encuentra la civilizaci¨®n europea como en una l¨¢pida bizantina. Sus versos se construyen con una profunda pulsi¨®n l¨ªrica en cuyos hoyos y grutas se engastan las citas robadas a Dante, a Donne o a un charcutero de St. Louis.

Precisamente a nosotros, supervivientes de una muerte que ocultan las pantallas tras su centelleo idiota, un poeta como ¨¦l nos representa. Suya es la c¨¦lebre frase: ¡°Los poetas inmaduros copian, los maduros roban¡±. Y ¨¦l rob¨® con arte exquisito en los mausoleos de la literatura para luego presentar sus hurtos entre versos incandescentes.

Celebremos que ahora aparezca la traducci¨®n de los Cuatro cuartetos que ser¨¢ can¨®nica durante 100 a?os. La ha publicado Lumen gracias al duro trabajo de Andreu Jaume, porque si la traducci¨®n de los versos es un T¨ªbet, los cientos de notas indispensables para reconocer los fragmentos robados ocupan cinco veces m¨¢s que los poemas. No es un libro para cualquiera ni es un libro para leer, sino para hundirse y resucitar en ¨¦l.