Griot y Griott: dos historias es una
Ngary Mbaye y Ana Griott cuentan cuentos africanos como modo de vida.
Ngary Mbaye y Ana Griott cuentan cuentos como modo de vida. Juntos visitan algunas ciudades de Espa?a para mostrar el valor a?adido de la cultura oral.
En la sala infantil de la Biblioteca Municipal de Santa Cruz de Tenerife nunca ha estado tan presente el silencio. No se oye ni un ruido y la concentraci¨®n, mayor de la habitual, casi se puede tocar. Ngary Mbaye lleva all¨ª horas y se dispone a contar su ¨²ltimo cuento para el que reaparece con un boubous, una prenda t¨ªpica de su pa¨ªs, Senegal. Ngary explica a su atento p¨²blico que es rojo, negro, blanco y amarillo porque ¨¦l podr¨ªa ser de cualquier color, de cualquier sitio. ¡°Los cuentos, como el mundo, nos pertenecen a todos¡±, dice y, a continuaci¨®n, comienza a cantar en wolof. La narraci¨®n va a empezar, al ritmo del clac, clac, clac que va marcando con los golpes que da a un cencerro.
Su abuela puso en sus manos un universo: el de la oralidad?
A su lado todo el rato est¨¢ Ana Cristina Herreros, m¨¢s conocida en su papel de narradora como Ana Griott, y frente a ellos no s¨®lo hay ni?os con sus padres, en esta ocasi¨®n la sala infantil tambi¨¦n tiene como asistentes a j¨®venes y adultos que acuden, bien sea para compartir cuentos bien sea para escucharlos. Todos juntos crean el Sila Educa, una iniciativa en el marco del Sal¨®n Internacional del Libro Africano (SILA) que, en palabras de Ana, tiene como objetivo ¡°concienciar a los ni?os e ir creando cantera en los colegios para fomentar cierta sensibilidad con ?frica¡±. La herramienta para conseguirlo es el cuento. Concretamente?El drag¨®n que se comi¨® el sol y otros cuentos de la Baja Casamance (Libros de las Malas Compa?¨ªas, 2015), una colecci¨®n de historias contadas e ilustradas por ni?os de la Baja Casamance, Oussouye, Djimbering y Enampore, y recopiladas por Ana.
Ahora estos relatos llegan a Canarias de la mano de la Red de Escuelas Sin Fronteras (RESF), un colectivo de profesores de Canarias y la regi¨®n senegalesa de Louga principalmente, pero tambi¨¦n de muchos otros sitios y de distintas profesiones que tienen en com¨²n las ganas de hacer del mundo un lugar mejor a trav¨¦s de la educaci¨®n. Esta vez han querido hacerlo ayudando a que se celebre el Sila Educa y que desde Tenerife, Ana, Ngary y los cuentos relatados por los ni?os de la Baja Casamance, den el salto a Madrid y Cuenca para provocar un deja vu, no se sabe bien si procedente de los cuentos narrados en la infancia o quiz¨¢s de un pasado remoto en el que la palabra era fuente de sabidur¨ªa. ¡°Yo puedo contar los cuentos en cualquier lugar y se entiende lo mismo, hay una comprensi¨®n universal¡±, se?ala Ngary.
El griot
Ngary trabaja en una radio de Louga y tambi¨¦n es griot. Su abuela puso en sus manos un universo, el de la oralidad, y ahora su sabidur¨ªa es parte de un repertorio que asciende ya a la interpretaci¨®n de m¨¢s de 120 cuentos. Esta recopilaci¨®n no pertenece s¨®lo a la herencia familiar, ¡°algunos han sido creados desde mi imaginaci¨®n y otros me los han regalado¡±. Los cuentos son un regalo y un legado. Por eso a la pregunta de para qu¨¦ sirven, el griot contesta convencido: ¡°Los cuentos son para educar. Es important¨ªsimo conocer la historia del pueblo de cada uno, de eso hablan los cuentos¡±. En las naciones del ?frica subsahariana los acontecimientos hist¨®ricos y los elementos culturales que dan identidad a los diferentes grupos sociales se divulgaban oralmente.
La historia de una sociedad no se plasmaba en una enciclopedia o un libro de texto, se creaba a partir de la narraci¨®n de un relato orquestado por un narrador, a menudo denominado griot, quien con la modulaci¨®n de su voz, el sonido de instrumentos y la participaci¨®n del auditorio compon¨ªa pieza a pieza, y en conjunto, el patrimonio de su pueblo. ¡°Es que los griots cuentan cuentos, pero tambi¨¦n hablan de la historia de su pueblo. O sea, no narran historias maravillosas y tradicionales tal y como estamos acostumbrados a entender en Europa. Los griots recitan las sagas familiares, hablan de los antepasados¡±, indica Ana.
La Griott
Ana Cristina Herreros es escritora, pero se transforma en Ana Griott para dar vida a los cuentos. ¡°Me apellido orgullosamente Griott en homenaje a estos se?ores de la palabra y de la memoria de ?frica¡±, explica una mujer que hace los cuentos tan suyos que solamente con hablar ya parece que est¨¢ narrando uno. ¡°Al principio contaba de una forma no profesional, pero un d¨ªa fui a Le¨®n. Mi amiga de la infancia se estaba muriendo de SIDA y fui a verla. Estaba peque?ita en un sof¨¢ tumbada y me dijo: ?Qu¨¦ haces en Madrid? Yo pensaba contarle que trabajaba de editora en ese momento en Siruela y hac¨ªa mi tesis doctoral, pero me parec¨ªa muy aburrido, y le dije: Cuento cuentos. Y me dijo: Cu¨¦ntame uno. Lo hice y, durante el momento del cuento, aquella persona en los huesos, de pronto recuper¨® el color y empez¨® a sonre¨ªr. Cuando acab¨¦ me abraz¨® y me dijo: Qu¨¦ cosa tan bonita haces. Dos semanas m¨¢s tarde muri¨® y yo pens¨¦ que si para ella ¨¦sto era lo m¨¢s importante, sin duda deb¨ªa serlo. Y desde entonces soy profesional¡±. La respuesta de Ana acerca de para qu¨¦ sirve un cuento va acorde a sus inicios como narradora oral. ¡°Los cuentos sirven para vivir¡±, dice.
Ana y Ngary recorren diferentes puntos de Espa?a contando cuentos
Ana y Ngary se conocen desde hace poco y ahora recorren diferentes puntos de Espa?a contando cuentos. A principios de este a?o, Ana estaba en Senegal con motivo del proyecto solidario que alberga el libro citado arriba, cuyo diez por ciento de recaudaci¨®n sirve para apoyar a la red de profesores senegaleses que ense?an castellano en la educaci¨®n secundaria y el bachillerato, as¨ª como a la alfabetizaci¨®n de mujeres en la Baja Casamance, que se imparte en la biblioteca Teba Diatta, que poco a poco se va llenando de libros. Junto a la RESF, Ana fue a parar a Louga para dar una formaci¨®n a los profesores senegaleses, ¡°sobre todo para contarles que es posible aprender castellano con sus propios cuentos¡±. Y Ngary le hizo una entrevista para Radio FESFOP, la emisora en la que trabaja perteneciente al Festival de Folklore y de Percusi¨®n. En verano, volvieron a verse. De nuevo en Louga y de nuevo junto a la RESF, pero en esa ocasi¨®n con motivo del Festival del Renacimiento del Patrimonio Cultural Inmaterial (FIRPI, por sus siglas en franc¨¦s).
Un evento de danza y cuentos tradicionales que ya va por su quinta edici¨®n y que dirige el propio Ngary, quien explica que el t¨¦rmino ¡®renacimiento¡¯ que compone la denominaci¨®n del festival es debido a que ¡°hubo un tiempo en que hab¨ªa un patrimonio inmaterial que era la danza, la educaci¨®n colectiva y los cuentos tradicionales. Antes se hac¨ªan much¨ªsimas cosas comunitariamente, pero hoy en d¨ªa esto no sucede y el FIRPI sirve para mostrar a la poblaci¨®n lo que hubo hace un tiempo y ya no hay, con la intenci¨®n de que vuelva a renacer¡±. Si algo tiene la globalizaci¨®n es precisamente que llega a todas partes, a los pa¨ªses africanos tambi¨¦n. De ah¨ª, que como cualquier adolescente, los j¨®venes senegaleses ¡°no miran ni se preocupan de sus propias tradiciones porque lo que buscan es otro modelo de vida que puede ser europeo, asi¨¢tico o norteamericano¡±, explica Ngary. Para ¨¦l el festival es importante para volver a ¡°crear comuni¨®n, un caldo de cultivo propicio al patrimonio oral antiguo en las nuevas generaciones, para que vivan eso como algo natural¡±. Y se muestra optimista. ¡°Lo estamos consiguiendo poco a poco. Adem¨¢s de celebrar el festival vamos a las escuelas para explicar nuestro patrimonio cultural¡±.
Podr¨ªa decirse que en Occidente la cultura entra por los ojos y en ?frica por los o¨ªdos. Tambi¨¦n podr¨ªa decirse que como el soporte que recoge los acontecimientos hist¨®ricos en las sociedades occidentales y el que tradicionalmente lo ha hecho en los pa¨ªses de ?frica al sur del S¨¢hara, la inmersi¨®n de Ana en el mundo de los cuentos es diferente a la de Ngary; y al igual que pasa con la forma en la que se ha divulgado el patrimonio en un sitio y en otro, al final, el resultado es el mismo: ambos lugares trabajaban por conservar el preciado valor de la historia que los define, al igual que Ana y Ngary trabajan por conservar el tesoro perdido que albergan los cuentos.
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