Las chicas poderosas del f¨²tbol indio
En el coraz¨®n de la India, la ONG Slum Soccer intenta sacar a las adolescentes de los barrios desfavorecidos
La lluvia monz¨®nica acaba de parar. El sol ya ilumina y seca los peque?os charcos que mojan el verde campo de f¨²tbol, rodeado por diferentes slums, comunidades de barrios desfavorecidos, habitados cada uno por una media de 5.000 personas. El horizonte est¨¢ dominado por una imponente central productora de energ¨ªa que tira sus grises y densos humos al cielo. Este paisaje es parte del coraz¨®n pulsante de la India, la ciudad de Nagpur, donde se encuentra el hito cero, el punto central del pa¨ªs. Son las cuatro y media de la tarde y en un momento el campo de f¨²tbol se acaba de llenar de risas, gritos y mochilas de colores. Han llegado las Shakti Girls, las chicas poderosas del f¨²tbol, para empezar su entrenamiento diario.
Despu¨¦s de la escuela han pedaleado con sus bicicletas, desde los diferentes barrios y peque?as comunidades que rodean la ciudad. Todas est¨¢n listas para jugar a f¨²tbol. Muchas de ellas visten las camisetas de sus equipos o futbolistas favoritos, mientras que otras a¨²n llevan puesto el uniforme del colegio. Comienzan con un breve calentamiento y luego empieza el partido. Las chicas se mezclan como tantos puntitos de colores en el verde luminoso del campo para perseguir a la pelota amarilla. Un sinf¨ªn de energ¨ªa que cada tarde sus entrenadores catalizan en este deporte. "Slum Soccer es una organizaci¨®n que quiere utilizar el f¨²tbol para sacar a los chicos de los barrios desfavorecidos", explica el director Abhijeet Vijay Barse de 34 a?os, hijo del fundador de la ONG. "Hace diez a?os decidimos empezar a focalizarnos sobre las chicas y desde all¨ª lanzamos un programa que llamamos Shakti Girls, que significa chicas poderosas en hindi. Ahora involucra a m¨¢s de 120 j¨®venes entre los 13 y los 17 a?os".
Como Priya Sahebrao Thakre, de 14 a?os, que viene desde la comunidad de Gumthala, localizada a 20 minutos de bicicleta desde el campo de f¨²tbol. Hoy lleva una camiseta amarilla de la selecci¨®n de Brasil y su pelo luce una larga trenza, seg¨²n la moda india, como muchas de sus compa?eras. "Juego desde hace un a?o y ahora toda mi comunidad sabe que soy una futbolista", cuenta sonriendo Priya, "Cuando voy a visitar a mis familiares o salgo de mi comunidad siento que las personas me tratan con m¨¢s respeto". Su compa?era Rakshanda Namdev Sonekar, tiene su misma edad y ya est¨¢ empezando a entrenar en su barrio a las chicas m¨¢s peque?as "Gracias al f¨²tbol aprend¨ª la importancia del trabajo de equipo y como relacionarme con m¨¢s confianza con nuevas amistades", dice mientras toma la pelota de manera decidida.
Priya, Rakshanda y sus compa?eras sue?an con ser polic¨ªas, empleadas administrativas y, por supuesto, futbolistas profesionales. Sus h¨¦roes son los famosos deportistas que ven en la televisi¨®n, primero entre todos Cristiano Ronaldo, como as¨ª tambi¨¦n sus j¨®venes entrenadores y entrenadoras. Personas que hace poco a?os eran futbolistas en ciernes como ellas y que ahora ya han tomado diferentes aviones para viajar a conocer el mundo, siempre corriendo detr¨¢s de una pelota. Esto gracias a su participaci¨®n en competiciones internacionales cuales la Homeless Word Cup. Se trata de un campeonato que naci¨® en 2001 y que ahora envuelve a m¨¢s de 70 pa¨ªses de todo el mundo, con el objetivo de utilizar el f¨²tbol como herramienta para empoderar a las personas que viven en los barrios desfavorecidos.
Chutar pelotas por el cambio
Slum Soccer es una organizaci¨®n que naci¨® en 2001 en Nagpur y que ahora cuenta con m¨¢s de 40 centros distribuidos a lo largo de todo la India. Una iniciativa que ha cosechado muchos ¨¦xitos y que ha cambiado las vidas de m¨¢s de 70.000 personas. En el mes de septiembre de este a?o la ONG recibi¨® el prestigioso premio Fifa Diversity Award, otorgado por la instituci¨®n que gobierna a las federaciones de f¨²tbol en todo el mundo (FIFA). Un galard¨®n que reconoce el trabajo de aquellas entidades que utilizan este deporte como herramienta de unidad, solidaridad e igualdad.
Slum Soccer es una organizaci¨®n que quiere utilizar el f¨²tbol para sacar a los chicos de los slums
"En los barrios desfavorecidos que nos rodean muchas chicas viven en familias donde el padre es alcoh¨®lico y violento", explica Prashanna Kharat, entrenador de las Shakti Girls, mientras ense?a con una mano las zonas que rodean el campo de f¨²tbol de Nagpur. "A menudo las familias est¨¢n en casas muy peque?as y tienen que buscar cada d¨ªa como comer". En 2017, seg¨²n proyecciones basadas sobre el censo indio, se estima que ser¨¢n 104 millones de personas habitantes de los slums en todo el pa¨ªs. Poblaci¨®n mayormente distribuida en las cuatro principales metr¨®polis: Bombay, Nueva Delhi, Kolkata y Chennai. Estos barrios hospedan tambi¨¦n a m¨¢s de ocho millones de ni?as y ni?os de menos de seis a?os. La educaci¨®n est¨¢ en el foco si se considera que en todo este pa¨ªs 1,4 millones de ni?os entre seis y once a?os no van a la escuela, seg¨²n el Monitoreo Global de la Unesco Educaci¨®n para todos (EFA). La problem¨¢tica se refleja tambi¨¦n en las vidas de las adolescentes que habitan muchos barrios de Nagpur que, muchas veces ven relegados sus estudios a un segundo plano, despu¨¦s del matrimonio y de los trabajos de casa. "A menudo en los slums tienen que casarse muy j¨®venes. Seg¨²n la ley el matrimonio es legal ya a partir de los 18 a?os, edad que no les da tiempo de desarrollarse como personas", explica el director Barse. "Otras veces las familias retiran a sus hijas de la escuela para que hagan los trabajos de casa o para destinarlas a realizar el servicio dom¨¦stico en otras casas como empleadas".
Muchas veces logran cambiar ese destino gracias a este deporte. Como en el caso de Sheenaz Kureshi, que lleg¨® hace m¨¢s de una d¨¦cada a los slums de Nagpur, despu¨¦s que su padre la echara de casa con su madre y su hermana peque?a, porque quer¨ªa un hijo var¨®n y formar una nueva familia. Un d¨ªa, paseando al borde del campo de f¨²tbol, le lleg¨® la pelota por casualidad y ella la devolvi¨® a los chicos que estaban jugando. Su patada fue tan buena que logr¨® impresionar al entrenador a tal punto que le propuso empezar a jugar con ellos. As¨ª empez¨® la carrera de Sheenaz como futbolista. No dijo nada a su familia hasta que la invitaron a viajar a Brasil para participar en la Homeless Word Cup, donde alcanz¨® muchos ¨¦xitos. A la vuelta sigui¨® trabajando dentro de su barrio como entrenadora de f¨²tbol durante varios a?os, hasta emprender su actual carrera de profesora.
?C¨®mo que el f¨²tbol no es un deporte para chicas?
El trabajo en los barrios es una de las claves que el equipo de Slum Soccer utiliza para vencer las resistencias de las familias. La mayor¨ªa de ellas no creen que el f¨²tbol sea un deporte para chicas, o a menudo no quieren que sus hijas se vistan con pantalones cortos o camisetas de media mangas y algunos; prefieren que las adolescentes se queden en casa para cumplir con las faenas dom¨¦sticas o los cuidados familiares. Para esto las entrenadoras y los entrenadores van directamente a los slums, para involucrar primero a aquellas que no van a la escuela. "El objetivo es que las chicas saquen su voz para hacer sus propias elecciones, porque esto es algo tuyo y personal que te sirve para no aceptar pasivamente todas las decisiones que tu entorno toma por ti", relata el director Barsi. Adem¨¢s de jugar a f¨²tbol, cada d¨ªa trabajan activamente este tema a trav¨¦s de interacciones donde las chicas tengan que llamarse por su nombre o expresar su opini¨®n, jugando tambi¨¦n con chicos. "Pasaban los a?os y me daba cuenta que las chicas que jugaban al f¨²tbol no se casaban tan pronto, a diferencia de sus compa?eras y segu¨ªan viniendo a entrenar", concluye Barsi. "Cuando les pregunt¨¦ el por qu¨¦ me contestaron que ya hab¨ªan visto c¨®mo funcionaba el matrimonio y que antes quer¨ªan estudiar y ver m¨¢s cosas".
En los barrios desfavorecidos que nos rodean muchas chicas viven en familias donde el padre es alcoh¨®lico y violento
Por ejemplo, viajar. Shrutika Vishnu Amle, futbolista de 18 a?os, sali¨® por primera vez del pa¨ªs el a?o pasado. Cogi¨® su primer avi¨®n y aterriz¨® en Amsterdam para formar parte del equipo indio de la Homeless Word Cup. Un honor y un sue?o para todas las chicas que entrenan en Nagpur. "El f¨²tbol ha cambiado mi vida. Las familias piensan que tienes que estudiar solo hasta la graduaci¨®n, casarte y acabar con tu vida", explica Shrutika, que forma parte del equipo de Slum Soccer. "Ahora estoy estudiando licenciatura en Arte y ense?ando f¨²tbol en mi peque?a comunidad. He utilizado este deporte para mejorar mi educaci¨®n: es una potente herramienta de empoderamiento", contin¨²a. En su barrio no le permiten salir a la calle con pantalones cortos o camisetas de medias mangas, pero Shrutika est¨¢ intentando cambiar la mentalidad a partir del ¨¦xito que ha tenido como futbolista. Su equipo se clasific¨® cuarto en la competici¨®n mundial y una compa?era gan¨® el premio a la mejor jugadora del certamen.
Trabaja para quebrantar estos prejuicios tambi¨¦n Juhi Shriramji Agarkar, de 18 a?os, otra integrante del equipo de Slum Soccer. "En mi comunidad siempre me dec¨ªan que el f¨²tbol no es un deporte para chicas. Llevo jugando con chicos desde hace a?os y me gan¨¦ el respeto de mi barrio: entend¨ª que la cosa m¨¢s importante es la igualdad de g¨¦nero". Juhi viene de un entorno con un nivel de formaci¨®n bajo y de una familia humilde. "Al comienzo tuve muchos problemas, para comprar los zapatos por ejemplo, pero ahora he logrado representar a mi equipo a nivel nacional y empezar a trabajar ense?ando f¨²tbol en mi comunidad", relata la joven mientras observa sentada el final de los entrenamientos diarios de las Shakti Girls.
Despu¨¦s del partido y de los ejercicios, las chicas siguen en el campo para los estiramientos finales. Se unen a ellas tambi¨¦n ni?as peque?as que hab¨ªan venido al campo despu¨¦s de la escuela, solo para observar el partido. El sol ya empieza a aflojar su intensidad, despu¨¦s de haber borrado con su calor todas las se?ales de la lluvia monz¨®nica de la ma?ana. Las chicas se saludan, algunas suben a sus bicicletas y empiezan a pedalear hac¨ªa casa, mientras sue?an un futuro pintado de un verde intenso, como el color de su campo de f¨²tbol.
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