La caza del fascista imaginario
No sorprende que el independentismo catal¨¢n impida hablar a quienes no est¨¢n con ¨¦l
Mentir¨ªa si dijera que me sorprendi¨® lo ocurrido el martes pasado en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona (UAB), donde un grupo de alumnos autodenominados antifascistas, convocados por el llamado Sindicato de Estudiantes de los Pa¨ªses Catalanes, trat¨® de impedir por la fuerza el normal desarrollo de un acto convocado por Societat Civil Catalana (SCC). El acto consist¨ªa en un cinef¨®rum sobre el documental Disidentes:El precio de la discrepancia en la Catalu?a nacionalista, y cualquiera dir¨ªa que los saboteadores estaban all¨ª para brindar una demostraci¨®n pr¨¢ctica de que, efectivamente, en Catalu?a discrepar abiertamente de la opini¨®n prevaleciente en el espacio p¨²blico tiene un precio. De entrada, que por el solo hecho de no ser nacionalista se te cuelgue autom¨¢ticamente el sambenito de fascista o que se intente impedir que expreses libremente tu opini¨®n, por muy democr¨¢tica y respetuosa que sea, en una Universidad p¨²blica.
Los radicales vociferaban proclamas tan curiosas como ¡°fuera fascistas de la Universidad¡±, sin reparar en que, para ser consecuentes, los primeros que tendr¨ªan que abandonarla ser¨ªan ellos. Tambi¨¦n gritaban que ¡°la Aut¨®noma ser¨¢ la tumba del fascismo¡±, pero olvidaban que, de no ser por la actuaci¨®n de los Mossos y el aplomo de los miembros de SCC, la Aut¨®noma hubiera sido la tumba en todo caso de la libertad y de la democracia. De todas maneras, el fanatismo de esos aprendices de kale borroka es solo un s¨ªntoma de un mal mucho mayor. De ah¨ª que hoy me parezca especialmente necesario rendir homenaje a los miembros de una entidad como SCC por el trabajo que desde su fundaci¨®n vienen desarrollando en favor de la convivencia en Catalu?a. Desde luego, queda mucho por hacer si se aspira a galvanizar la concordia entre catalanes, y entre estos y el resto de los espa?oles. En eso ha estado siempre SCC, a pesar de la ignominiosa campa?a de desprestigio que ha sufrido en los medios p¨²blicos y subvencionados por la Generalitat, que han hecho todo lo posible por presentarla como una organizaci¨®n de reminiscencias franquistas, que es, en definitiva, la manera que los nacionalistas tienen de caricaturizar a cualquiera que no comulgue con su interpretaci¨®n de la realidad catalana. Es lo que han hecho siempre con el PP, con Ciudadanos e incluso, ¨²ltimamente, con el PSC.
Prueba de la indisimulada voluntad de anatematizar a SCC ha sido la ins¨®lita cobertura que ha recibido por parte de los medios p¨²blicos catalanes, fundamentalmente TV3 y Catalunya R¨¤dio, el libelo Desmuntant Societat Civil Catalana, del fotoperiodista Jordi Borr¨¤s, presentado como un trabajo de investigaci¨®n a pesar de estar basado exclusivamente en conjeturas e infundios sobre la fundaci¨®n de SCC, sin que el autor aporte una sola prueba que acredite su prejuicio sobre una entidad que apela de continuo al respeto al marco de convivencia establecido por la Constituci¨®n de 1978, a la libertad e igualdad entre ciudadanos y a la diversidad cultural y ling¨¹¨ªstica de Espa?a. Lo que los nacionalistas no esperaban es que, de resultas del proceso soberanista, surgiera del interior de la sociedad catalana una entidad que, sin renunciar a la catalanidad, defendiera la continuidad de Catalu?a en Espa?a. SCC representa la contestaci¨®n c¨ªvica al nacionalismo rom¨¢ntico que pretende convertirnos en extranjeros en nuestra tierra a los catalanes que no queremos dejar de ser espa?oles. Lleg¨® a tiempo para contrarrestar sobre el terreno la propaganda que trabaja incansablemente por la secesi¨®n.
Pero lo preocupante no es tanto que los ac¨¦rrimos de la causa independentista denuesten a SCC y a sus dirigentes, sino que incluso catalanes contrarios a la secesi¨®n hayan asumido como ciertas las falsedades sobre la entidad que los nacionalistas, autoerigidos en representantes exclusivos y abusivos del conjunto de los catalanes, han puesto en circulaci¨®n desde el momento en que empezaron a percibirla como un peligro para la consumaci¨®n de su proyecto rupturista.
El problema para los nacionalistas es que SCC no es el rival que esperan, y eso les desconcierta. De hecho, hace mucho tiempo que no encuentran el rival que esperan. Lo buscan desesperadamente, pero no lo encuentran ni en la Catalu?a ni en la Espa?a de hoy. Pero lo necesitan para seguir practicando el victimismo. De ah¨ª que intenten colocar a diestro y siniestro el espantajo del fascismo, atribuyendo veleidades filofascistas a todo el que no comulgue con el credo independentista, aunque sea con argumentos que no resisten el m¨¢s m¨ªnimo an¨¢lisis racional de los hechos.
Ignacio Mart¨ªn Blanco es periodista y polit¨®logo.
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