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Este s¨¢bado miles de millones de personas dir¨¢n adi¨®s a 2016. Ante la llegada del nuevo, entre brindis y celebraciones habr¨¢ innumerables buenos deseos, prop¨®sitos y peticiones de todo tipo. Pero hay al menos 39 pa¨ªses que tienen claro lo que le piden a 2017: comida. Ya sea ca¨ªda del cielo ¡ªo de los aviones del Programa Mundial de Alimentos (PMA)¡ª o por otros medios. Pero todos ellos, seg¨²n el informe de perspectivas de cosechas de la FAO (agencia de la ONU para la alimentaci¨®n y la agricultura), requerir¨¢n de la ayuda exterior para que sus habitantes tengan alimento suficiente.

El riesgo de hambruna est¨¢ ah¨ª, y la red FEWS de alerta temprana contra la misma (financiada por la cooperaci¨®n estadounidense), ya ha avisado de que se est¨¢ produciendo con toda probabilidad en algunas zonas del Estado del Borno, al nordeste de Nigeria. El conflicto con Boko Haram que asola a la regi¨®n la ha llevado a presenciar muertes por inanici¨®n, convirti¨¦ndose, junto con Yemen, Sud¨¢n del Sur o Siria, en uno de los principales focos de preocupaci¨®n.

Pero son muchos m¨¢s los pa¨ªses que no pueden alimentar por s¨ª mismos a su poblaci¨®n. Los motivos son variados, y muchas veces interrelacionados. Desde la falta de cosechas suficientes ¡ªprovocada por sequ¨ªas, fen¨®menos clim¨¢ticos como El Ni?o o desastres como el hurac¨¢n Matthew en Hait¨ª¡ª a la falta de acceso de la gente a los alimentos, principalmente a causa de conflictos o de precios elevados y falta de dinero para comprarlos. Tambi¨¦n hay Estados que afrontan problemas de inseguridad alimentaria (falta de comida suficiente) en zonas determinadas o para una parte concreta de su poblaci¨®n, como por ejemplo los refugiados o desplazados internos.

La mayor¨ªa de esos casi 40 pa¨ªses ¡ªde los que 28 est¨¢n en ?frica¡ª son habituales desde hace tiempo en esta triste lista de necesitados en cuya edici¨®n de fin de a?o aparecen cinco nuevos miembros: Pakist¨¢n, Hait¨ª, Libia, Kenia y Somalia. Las tard¨ªas y err¨¢ticas lluvias que han recibido los dos ¨²ltimos han condicionado sus cosechas que se prev¨¦ que no sean suficientes. Hait¨ª sufre los efectos del hurac¨¢n adem¨¢s de sus propios problemas y en Pakist¨¢n, la sequ¨ªa por tercer a?o consecutivo ha diezmado cultivos y ganado, a lo que hay que sumar 1,3 millones de desplazados afganos que viven en el pa¨ªs. En Libia son tambi¨¦n los refugiados de otros pa¨ªses que buscan el modo de llegar a Europa y los desplazados internos los m¨¢s vulnerables entre los necesitados de alimento.

Y todo eso sucede a pesar de las relativamente buenas noticias que ha dejado 2016 en zonas como el Sahel, donde pa¨ªses como Mal¨ª, Senegal o N¨ªger han tenido cosechas de cereales en m¨¢ximos hist¨®ricos. Pero precisamente este ¨²ltimo pa¨ªs, ahogado por la violencia y la mencionada lucha contra Boko Haram, es un ejemplo de que una buena cosecha no tiene por qu¨¦ bastar.

Porque los conflictos y las guerras generan desplazamientos. Y los desplazados y solicitantes de asilo no tienen muchas veces recursos para alimentarse. O simplemente, los enfrentamientos no permiten acceder a la comida. Es el caso de Yemen y el de Siria ¡ªalgunos de los m¨¢s sangrantes¡ª pero tambi¨¦n de Nigeria y N¨ªger, de Sud¨¢n del Sur, Irak... La lista es larga.

Tampoco hay que olvidar que la mejor¨ªa en la producci¨®n en el Este y el Oeste de ?frica (el continente m¨¢s afectado) no compensa las reducciones sufridas en el Norte y el Sur por la falta de agua. Y adem¨¢s, cualquier crecimiento que se haya podido registrar dif¨ªcilmente puede aliviar situaciones de sequ¨ªa y malas cosechas que en muchos casos (como los de Malawi, Etiop¨ªa, o el mencionado de Pakist¨¢n) se vienen repitiendo varios a?os, dejando a muchas familias y comunidades sin capacidad para recuperarse.

En 2017 la ayuda alimentaria externa continuar¨¢ siendo necesaria, se volver¨¢n a vivir situaciones de hambruna y cerca de 800 millones de personas seguir¨¢n sin tener ninguna garant¨ªa de comer lo suficiente. Y eso, pese a que el mundo seguir¨¢ produciendo alimentos m¨¢s que suficientes para todos.