?Socorro, mi hijo adolescente va a ir a una fiesta esta Nochevieja!
?Le pongo hora? ?Qu¨¦ hacemos para controlar que no consuma alcohol? ?Y si llega borracho?
Mientras que los padres con ni?os m¨¢s peque?os suelen aguardan las fiestas navide?as con ilusi¨®n, muchos de los que tienen hijos adolescentes sienten cierta preocupaci¨®n, sobre todo por la Nochevieja. Que empiecen a volar solos asusta casi siempre, pero la inquietud en la noche de fin de a?o es mayor ya que se mezclan en ella dos componentes: alcohol y conducci¨®n. ?Debo dejarle salir? ?Qu¨¦ podemos hacer como padres para controlar que nuestro hijo no consume alcohol y que no sufra ning¨²n percance? ?Y si llega totalmente ebrio? ?C¨®mo gestionar esta parte de su ocio tan complicada?
Para muchos padres, la fiesta de fin de a?o se ha convertido en una situaci¨®n compleja a la hora de gestionar las demandas de sus hijos adolescentes, explica Jos¨¦ Carri¨®n, psic¨®logo especializado en terapias adolescentes en el centro Cinteco. ?Deberemos ser m¨¢s estrictos esa noche o, por el contrario abrir la mano por ser la noche que es? Los j¨®venes "desde siempre han idealizado la fiesta de Nochevieja como una excepci¨®n a las normas habituales que se aplican el resto del a?o", recuerda Carri¨®n, que afirma que precisamente se puede utilizar esta ocasi¨®n para poner en pr¨¢ctica los valores de confianza que hemos inculcado hasta ahora. Y es que, como en casi todo lo relativo a la educaci¨®n de los hijos, nada se improvisa de un d¨ªa para otro. Hay que trabajar durante todos los d¨ªas, de manera que, seg¨²n el psic¨®logo, ¡°no se trata de aprender a manejar una situaci¨®n puntual, sino de haber sabido establecer desde el principio los l¨ªmites y las normas que todo adolescente necesita para desarrollarse en un marco adaptativo¡±.
Dejarle salir o no
?Qu¨¦ debemos hacer? ?Permitirles salir, s¨ª o no? ?A partir de qu¨¦ edad? Las normas han de partir de cada n¨²cleo familiar, no hay un est¨¢ndar porque ninguna familia es igual. No es lo mismo pasar la noche de fin de a?o en un pueblo de no m¨¢s de mil habitantes y donde se vuelve andando a casa que salir en una gran ciudad. Tambi¨¦n hay otros factores, como son los propios adolescentes. No todos son iguales ni tienen la misma responsabilidad o manera de ser, y desde luego tambi¨¦n influye el lugar al que se acude: si es una fiesta en casa de unos amigos o es una macrodiscoteca. Todos esos componentes influyen de manera notable a la hora de tomar decisiones.
Para el experto, ¡°los padres tienen derecho a decidir todos los interrogantes que se les plantean en estas fiestas: permitir que salgan o no, decidir si les parece adecuada la fiesta a la que proponen acudir, establecer una hora de llegada, etc¨¦tera¡±. Si se han establecido adecuadamente las figuras de autoridad y los l¨ªmites, explica, no ser¨¢ dif¨ªcil ¡°consensuar¡± con el adolescente una cierta flexibilidad en ocasiones especiales como esta, siempre potenciando su responsabilidad a la hora de gestionar la situaci¨®n en la l¨ªnea de lo que se espera de ¨¦l o ella.
Factores como la edad, la responsabilidad y la convivencia facilitan el acercamiento de posturas, pero siempre en el marco anteriormente expuesto. Los adolescentes necesitan las referencias de los padres incluso para mostrar su oposici¨®n a las mismas. En esta etapa desarrollan criterios propios y habilidades para negociar asertivamente los l¨ªmites y las normas de la casa. No hay, por tanto, recetas ¨²nicas o respuestas m¨¢gicas a cuestiones como a partir de qu¨¦ edad, hasta qu¨¦ hora y a qu¨¦ fiesta acudir. El error que se suele cometer es justificar como padres nuestras decisiones a trav¨¦s de argumentos que, al final, se pueden volver en nuestra contra. Si les hemos prometido que saldr¨¢n a partir de una edad, es normal que lo reclamen aunque no dispongan de las herramientas para gestionar bien las cosas, expone Carri¨®n.
Un "privilegio" por su comportamiento habitual
El psic¨®logo tiene claro que ¡°si partimos de nuestro derecho a decidir, podemos acercarnos a sus posturas en funci¨®n de su comportamiento habitual, a saber: si suele cumplir los horarios, si acepta un no como respuesta, si respeta nuestra figura como autoridad, si tiene claras las indicaciones sobre el consumo de alcohol u otras sustancias, etc¨¦tera¡±. Hablamos en definitiva de que salir en fin de a?o deber¨ªa ser un ¡°privilegio¡± que consiguen a trav¨¦s de su actitud y de su comportamiento habitual.
Todo esto suena muy bien, pero la teor¨ªa puede distar mucho de las situaciones reales. Es muy probable que desde un marco de autoridad indefinida y un cuadro adolescente de escaso control de la frustraci¨®n, nos encontremos con un conflicto garantizado. Es aqu¨ª cuando el adolescente impone sus deseos con el ¨²nico argumento de que se trata de fin de a?o o de que ya ¡°es mayor¡± para hacer lo que quiera. Si los padres no disponen de las herramientas para manejar estas imposiciones, si tienen que aceptar la conducta de sus hijos aunque la desaprueben, m¨¢s les vale que acudan a un profesional especializado que pueda hacer las veces de mediador y revertir esta situaci¨®n que perjudica, especialmente, al adolescente. Y es que, aunque tenga la falsa sensaci¨®n de libertad, no est¨¢ adquiriendo las herramientas que precisa para su adecuado desarrollo adulto en una sociedad que es fundamentalmente normativa.
Negociar la hora
La edad no es un factor ¨²nico para decidir, pero existen edades legales para acudir a una fiesta, especialmente si en ella hay consumo de bebidas alcoh¨®licas. La hora puede negociarse en funci¨®n de d¨®nde y con qui¨¦n vayan a pasar esa noche: podemos quedar en recogerles como manera de ejercer un cierto control externo y, a la vez, de facilitar la movilidad para ellos.
?Y c¨®mo actuar si llegan a casa borrachos? Si han bebido y muestran signos de embriaguez, conviene atender al cuadro que presentan y hablar con ellos del tema en otro momento, por ejemplo la tarde siguiente. Aqu¨ª debemos mostrar una actitud tranquila pero determinante. Conviene pasarles la responsabilidad de que confiamos en que sean capaces de seguir nuestras indicaciones y tambi¨¦n conviene, por supuesto, predicar con el ejemplo.
Carri¨®n recuerda que todo se hace desde que son peque?os: ¡°Educar a estas edades tiene mucho que ver con expresar nuestras referencias y trasladarles aquello de que la decisi¨®n la van a tomar ellos¡±. Si hemos establecido una relaci¨®n de comunicaci¨®n y confianza con el adolescente, no tenemos garant¨ªas de que vaya a hacer lo que le indicamos pero, desde luego, nos tendr¨¢ en cuenta, sobre todo si hemos preservado una potente relaci¨®n afectiva con ellos. El experto remacha que las normas hay que definirlas antes de encontrarnos con la situaci¨®n problem¨¢tica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.