C¨®mo lidiar con las pesadillas de los ni?os
Los expertos en medicina del sue?o indican que sea cual sea la sintomatolog¨ªa, solo hay que preocuparse cuando es repetitiva y varias veces por semana
A todo padre y madre le ha pasado alguna vez. Cuando piensan que han ganado la batalla para que su hijo peque?o duerma, en mitad de la noche se rompe el silencio con una llantina y disgusto terrible. Monstruos, sustos nocturnos, miedos inconscientes y terrores se dan cita en la cabeza de los menores a partir del a?o o a?o y medio. Si el sue?o normal tiene la funci¨®n reparadora y consolida lo experimentado durante el d¨ªa, las pesadillas no tienen demasiadas ventajas, pero son dif¨ªcilmente evitables. En otros casos, los menores pueden sufrir terrores nocturnos -diferentes de las pesadillas- por una hiperactividad del sistema nervioso central y una brusca transici¨®n entre fases del sue?o, que les lleva al ataque de p¨¢nico, con taquicardias, agitaci¨®n y gritos incluidos mientras siguen profundamente dormidos. Un peque?o porcentaje de la poblaci¨®n infantil sufrir¨¢ tambi¨¦n sonambulismo -seg¨²n los ¨²ltimos estudios, posiblemente hereditario- y en ninguna de las parasomnias anteriores se deber¨ªa intentar despertar al ni?o.
¡°El sue?o es un taller. Si el taller no es reparador, las consecuencias se ver¨¢n al d¨ªa siguiente tanto en la esfera f¨ªsica, con cansancio y poca energ¨ªa, como en la esfera ps¨ªquica, con irritabilidad, mal humor y trastornos de conducta. En casos extremos puede afectar al crecimiento e incluso al nivel intelectual, porque la hormona del crecimiento se segrega durante el sue?o¡±, explica el doctor Eduard Estivill, pediatra neurofisi¨®logo y especialista europeo en Medicina del Sue?o. Y a?ade: ¡°Los ni?os que duermen mal con despertares o sue?o inquieto fabrican menos hormonas y por lo tanto pueden tener una talla m¨¢s baja de lo normal. Lo mismo sucede con las conexiones neuronales, que se producen en mayor n¨²mero durante el sue?o. Estas conexiones son las responsables del coeficiente intelectual. Si hay trastornos del sue?o, habr¨¢ l¨®gicamente menos tiempo para las conexiones y por tanto puede afectar al nivel intelectual del ni?o¡±.
Adem¨¢s de este retraso en el desarrollo y aprendizaje, los terrores nocturnos pueden implicar problemas mayores. Investigadores brit¨¢nicos de la Universidad de Warwick publicaron hace dos a?os en la revista Sleep la posible relaci¨®n entre los terrores nocturnos experimentados de forma frecuente y extendidos a lo largo del tiempo con un mayor riesgo de sufrir trastornos mentales en la edad adulta. Seg¨²n esta investigaci¨®n, con una muestra de 6.796 menores, casi un 5% de los ni?os que hab¨ªan sufrido pesadillas y terrores nocturnos con asiduidad entre los dos y nueve a?os reportaron experiencias psic¨®ticas en la adolescencia, con independencia de su sexo, entorno familiar, problemas emocionales o neurol¨®gicos. Esto servir¨ªa para una detecci¨®n precoz, en la temprana infancia, de posibles des¨®rdenes psiqui¨¢tricos. Sin embargo, el ¨ªndice de estas parasomnias constantes es muy bajo y lo m¨¢s com¨²n es que las pesadillas o los terrores sean algo espor¨¢dico.
Otro estudio del Centro de Investigaci¨®n Avanzada en Medicina del Sue?o canadiense se?alaba recientemente en un art¨ªculo publicado en la revista JAMA que los terrores nocturnos, por norma general, tienden a desaparecer con la edad y est¨¢n muy relacionados con el sonambulismo. Un 34,4% de ni?os participantes en el estudio sufr¨ªan estas parasomnias en la infancia temprana -con uno y dos a?os-, porcentaje que desciende a 13,4% con cinco a?os y un escaso 5,3% a los 13 a?os.
?Qu¨¦ hacer ante un trastorno del sue?o?
Los expertos en medicina del sue?o indican que sea cual sea la parasomnia, solo hay que preocuparse cuando son repetitivos y varias veces por semana. En ese caso se puede acudir a una Unidad del Sue?o espec¨ªfica de ni?os para realizar una polisomnograf¨ªa o estudio de sue?o nocturno. Cuando se trata de pesadillas espor¨¢dicas, solo se recomienda una correcta ¡°higiene del sue?o¡± y acompa?amiento.
¡°Lo ideal ser¨ªa crear una rutina y respetarla, que el ni?o sepa que existe una organizaci¨®n por la noche antes de irse a dormir: ba?o, cena, cuento o tiempo con ¨¦l y a la cama. La t¨¦cnica de acompa?amiento se basa en eso: en crear una higiene del sue?o correcta para que el ni?o se acostumbre a dormir a la misma hora, en un entorno tranquilo, sin estr¨¦s ni prisas. Las pesadillas pueden ser desencadenadas por ansiedad no manifestada. Incluso por el miedo a ser abandonado cuando cierran los ojos¡±, explica Sonia Esquinas, psic¨®loga experta en parasomnias y autora del libro C¨®mo ayudar a los ni?os a dormir. Su t¨¦cnica propone que los padres se queden al lado de la cuna o cama hasta que se queden dormidos. Y progresivamente salir de la habitaci¨®n cada vez un poco antes de que se duerman, para que el hecho de conciliar el sue?o no angustie al ni?o ni a los mayores. ¡°Existen condicionantes del sue?o, como puede ser que el ni?o sienta el tacto de la mano de sus padres o que se apague la luz: eso son facilitadores. Les podemos incluso ense?ar una ¡°postura para dormir¡±, arropados y sinti¨¦ndose protegidos en esa postura, que invitar¨¢ al sue?o. La mejor forma de calmar una pesadilla es abraz¨¢ndolos para que sientan esa protecci¨®n y se tranquilicen. En los trastornos nocturnos no hay que hacer nada: solo mantener la calma, no angustiarse, asegurarse de que no se hacen da?o o se caen de la cama y ver c¨®mo pasa en pocos minutos, sin que el ni?o sea consciente¡±.
?Y los padres que tienen una casa por recoger, cenas que preparar y otras tareas como para esperar a que duerma? La psic¨®loga no tiene dudas: ¡°Si tenemos tantas cosas por hacer y no dedicamos esos minutos a leer un cuento o acompa?arle, debemos preguntarnos si es coherente quejarnos todos los d¨ªas porque no pasamos suficiente tiempo con nuestros hijos. Y cuando ese tiempo es valioso no se lo dedicamos. Estamos perdiendo la perspectiva. Un ni?o puede aprender a dormirse sin compa?¨ªa, por supuesto, pero tambi¨¦n es verdad que la etapa de leer cuentos y acompa?ar a nuestro hijo no va a durar eternamente¡±.
Diferencias entre pesadilla y terror nocturno
Los terrores nocturnos suelen aparecer en la primera mitad de la noche, durante el sue?o profundo. Algunos estudios se?alan un componente gen¨¦tico y la prevalencia de terrores nocturnos en hijos de padres que tambi¨¦n los sufrieron de peque?os. Suelen desaparecer con la edad y el ni?o no es consciente de estar sufriendo. En el terror nocturno, el ni?o sigue profundamente dormido, aunque a veces puede mantenerse con los ojos abiertos durante la fase de agitaci¨®n. No conviene despertar al ni?o, solo cuidar que no se golpee con alg¨²n elemento de la cama. A la ma?ana siguiente no recordar¨¢ este episodio.
Las pesadillas, en cambio, suelen observarse en la segunda mitad de la noche, cuando el cerebro permanece m¨¢s tiempo en la fase REM que desarrolla los sue?os. Las pesadillas suelen implicar una acumulaci¨®n de ansiedad que se libera en la enso?aci¨®n. En estos casos, tampoco es recomendable despertar al ni?o -muy posiblemente se despertar¨¢ ¨¦l solo por la angustia-, sino acompa?arle y tranquilizarle para que se sienta protegido. No es necesario comentar en ese momento de la noche qu¨¦ ha so?ado: lo primero es garantizar un entorno tranquilo para que vuelva a dormir. Ya habr¨¢ tiempo de analizar ese sue?o para buscar herramientas que desactiven el miedo. Si era una pesadilla sobre un monstruo, por ejemplo, se recomienda dibujarlo en situaciones hilarantes para rebajar el miedo o aportar recursos para que se ¡°defiendan¡± en el sue?o, como un escudo m¨¢gico que podr¨¢ usar si vuelve a aparecer el monstruo al d¨ªa siguiente. Si las pesadillas se refieren a ataques inespec¨ªficos, muerte de alg¨²n ser querido o situaciones de estr¨¦s, conviene hablar con el ni?o hasta detectar qu¨¦ est¨ªmulos han provocado esa ansiedad, como contenidos violentos de televisi¨®n, dibujos animados que les han impresionado o situaciones negativas en el entorno.
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