Hablar sin mirar a los ojos no es de mentirosos
Su cerebro puede hacer muchas cosas al mismo tiempo, pero desarrollar un discurso y mantener el contacto visual no son dos de ellas
Somos capaces de enviar un mensaje de WhatsApp y atender el GPS de reojo, contestar una llamada mientras leemos las noticias o tener un debate acalorado con nuestra pareja a la vez que compramos el pan. Sin embargo, conversar y fijar la mirada en nuestro interlocutor, algo que a priori parece la m¨¢s sencilla de las tareas, se nos resiste. Nuestra capacidad multitarea es limitada y no siempre podemos simultanear dos actividades, al menos sin que una de las dos salga perjudicada. As¨ª lo creen los psic¨®logos japoneses Shogo Kajimura y Michio Naumura de la Universidad de Kyoto, quienes afirman que la construcci¨®n de un discurso complejo interfiere en el mantenimiento del contacto visual.
Seg¨²n los autores del estudio, nos vemos obligados a elegir entre hablar con propiedad o saber de qu¨¦ color son los ojos del que tenemos enfrente. Cristina Larroy, directora de la Cl¨ªnica Universitaria de Psicolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid, a?ade: "Cuando queremos escoger bien las palabras, tendemos a desviar la mirada y a fijarla en un punto. Este es el mecanismo por el que evitamos destinar recursos a procesar la informaci¨®n que nuestro interlocutor nos est¨¢ enviando y utilizarlos para recordar y definir nuestro discurso". Como afirman los investigadores japoneses, "cuanto m¨¢s complicada es la historia que est¨¢s contando (o la excusa que est¨¢s elaborando), m¨¢s dif¨ªcil se hace mantener el contacto visual". Lo que nos lleva a preguntarnos si es cierto que una mirada esquiva puede ser la se?al de que no nos cuentan toda la verdad.
No me mira, ?me est¨¢ mintiendo?
"Cuando mentimos tendemos a controlar muchos procesos de forma simult¨¢nea: inhibir la verdad, fabular la mentira, controlar nuestro lenguaje corporal... Por tanto, si nos centramos m¨¢s en los recursos cognitivos (pensar r¨¢pido y bien), nuestro lenguaje corporal se ralentiza, nos movemos menos y tenemos una mirada de concentraci¨®n, lo que dificulta mirar a los ojos", explica Alicia Martos, pric¨®loga especialista en comunicaci¨®n no verbal. En el extremo opuesto, un art¨ªculo publicado en el Journal of Nonverbal Behavior asegura que establecer contacto visual de forma deliberada tambi¨¦n puede ser se?al de enga?o: "Los que mienten tienen un deseo mayor de resultar convincentes, lo que les inclina a observar al interlocutor para comprobar que les est¨¢n creyendo".
Pero la complejidad del discurso, aunque sea para explicar un problema de matem¨¢ticas, no es la ¨²nica raz¨®n por la que desviamos la mirada: "Los que m¨¢s la reh¨²yen son aquellos individuos que presentan fobia social. Muchos de ellos son incapaces de levantar la mirada del suelo", asegura la psic¨®loga cl¨ªnica Pura Hern¨¢ndez, de Garner Psic¨®logos.
Para Larroy, adem¨¢s, "la distancia y la jerarqu¨ªa entre los interlocutores pueden influir en la comunicaci¨®n. Pero el aburrimiento, el miedo, el desprecio, el cansancio o simples problemas visuales tambi¨¦n pueden ser eficaces desencadenantes", remarca, por lo que esta experta desaconseja juzgar la veracidad de lo que nos cuentan dependiendo de si existe o no contacto visual.
En cualquier caso, la mirada es un elemento de comunicaci¨®n no verbal especialmente importante cuando nos comunicamos. "El contacto visual es lo que permite crear un v¨ªnculo entre el emisor y el receptor", asegura Larroy. Y Martos a?ade: "Una mirada dulce o de admiraci¨®n puede ser percibida como algo positivo. Sin embargo, si va acompa?ada de un ce?o fruncido, transmitir¨¢ hostilidad".
Cu¨¢nto se tarda en intimidar
Entre un gesto huidizo y una mirada intimidante hay un trecho. Que se recorre concretamente en 3,3 segundos, seg¨²n una investigaci¨®n del Colegio Universitario de Londres (Inglaterra), que asegura que este es el tiempo, de media, que tarda el contacto visual en pasar de agradable a inc¨®modo. "No me parece adecuado establecer tiempos porque la duraci¨®n de la mirada depende de muchas variables, entre ellas, las culturales, hay sociedades en las que no mirar a los ojos se interpreta como una se?al de respeto, mientras que en otras es signo de mala educaci¨®n. Por ejemplo, los latinos mantenemos el contacto visual m¨¢s que los anglosajones", disiente Larroy, quien afirma que el grado de familiaridad o la proximidad afectiva tambi¨¦n influyen.
"Una mirada directa y prolongada puede ser intimidante", afirma el profesor de Comunicaci¨®n no Verbal y Oratoria Jos¨¦ Luis Mart¨ªn Ovejero, quien aconseja "no mantenerla m¨¢s tiempo del que precisemos para identificar el color de ojos de quien est¨¢ frente a nosotros". Adem¨¢s, pensando en aquellos a los que les cuesta mirar a los ojos, el experto aporta un sencillo truco: "Centre la mirada en el entrecejo. No requiere mucho esfuerzo y la otra persona creer¨¢ que le est¨¢ mirando directamente a los ojos".
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