Manipulando genes contra la malaria

¡°Manipulaci¨®n gen¨¦tica¡± se ha consagrado como un t¨¦rmino feo. Nos remite a la isla del doctor Moreau, al Big Brother de Orwell, al mundo feliz de Huxley, a un futuro deshumanizado en que la optimizaci¨®n y la f¨¢bula de la normalidad nos arrebatar¨¢n el genio, nos privar¨¢n de la privacidad y nos pondr¨¢n a la altura del bet¨²n identitario. Nos remiten, al final, al mito de Frankenstein que invent¨® Mary Shelley en 1818 y todav¨ªa no se nos ha pasado: el del cient¨ªfico con m¨¢s ambici¨®n que talento, m¨¢s pretensi¨®n que curiosidad, m¨¢s codicia que ingenio, el moderno Prometeo que crea un monstruo y se lo deja escapar de las manos para sembrar el terror y la penalidad. Cr¨¦anme, todo eso no son m¨¢s que tonter¨ªas.

La manipulaci¨®n gen¨¦tica, en realidad, es una herramienta esencial de unas investigaciones biom¨¦dicas que prometen salvar millones de vidas, y puedes leer en Materia un excelente ejemplo. Los cient¨ªficos han manipulado los genes del protozoo par¨¢sito que causa la malaria (Plasmodium falciparum) para crear la vacuna antimalaria m¨¢s excitante de nuestros d¨ªas. Los vir¨®logos utilizan la manipulaci¨®n gen¨¦tica desde hace tiempo para generar vacunas m¨¢s eficaces contra los virus existentes y emergentes. Hay quien aconseja utilizar ¡°modificaci¨®n gen¨¦tica¡± en vez de ¡°manipulaci¨®n gen¨¦tica¡± para reducir el impacto pol¨ªtico y social de estas tecnolog¨ªas, en lo que constituye un buen intento de ¡°manipulaci¨®n¡± informativa. Lo contrario de la oscuridad no es la propaganda. Es la luz.

Las revistas cient¨ªficas m¨¢s influyentes no han destacado este a?o a las creadoras de la t¨¦cnica CRISPR de edici¨®n gen¨®mica ¨Ceso ya lo hicieron el a?o anterior¡ª, sino a los cient¨ªficos que se han destacado por llamar la atenci¨®n sobre sus riesgos. El ¨¢rea que m¨¢s les preocupa es la (bien) llamada ¡°reacci¨®n en cadena¡±, que permite propagar un gen, natural o artificial, por toda una poblaci¨®n en solo unas pocas generaciones. El experimento se hizo en insectos, y la verdad es que basta mezclarlo con un poco de imaginaci¨®n para sentir escalofr¨ªos.

Pero incluso este monstruo que preocupa a los propios cient¨ªficos que lo crearon, como en la obra de Mary Shelley, puede resultar de utilidad en la lucha contra la malaria. Puede propagar por la poblaci¨®n de mosquitos de las zonas africanas afectadas un gen o unos cuantos que les compliquen mucho la vida, o que les hagan rechazar al plasmodio infeccioso. El mejor consejo siempre es mantener una mente despejada de prejuicios y abierta al nuevo conocimiento.