El equipo asturiano de tercera divisi¨®n que tiene al autor de Trainspotting como socio
Hablamos con los propietarios del UC Ceares, nost¨¢lgicos del movimiento skin y mod, detractores declarados del f¨²tbol moderno. "No nos gustan los equipos que funcionan como meras empresas".
"Esto ye La Cruz", reza el cartel a la entrada del campo, igual que ese otro famoso cartel que dice "this is Anfield" en el estadio del Liverpool, por aquello de intimidar al equipo visitante. El campo de f¨²tbol de La Cruz, en el barrio gijon¨¦s de Ceares, se parece poco al gigantesco Anfield: un modesto campo de f¨²tbol de tercera divisi¨®n algo destartalado, con algunas gradas y lleno de anuncios de negocios locales. Una parrilla para los socios y, por donde la grada norte, cebollas, ajos, lechugas y puerros que brotan de una huerta futbolera. Pero el tiempo y el espacio acompa?an: por el cielo nublado, la fina llovizna, el entorno de viviendas obreras, el vibrante verde que se mezcla con el asfalto, bien podr¨ªamos estar en un suburbio del norte de Inglaterra de esos en los que transcurren algunas de las pel¨ªculas de Ken Loach y la vida de millones personas. El Uni¨®n Club Ceares es un equipo muy particular, amante del f¨²tbol de base, de barrio, y muy angl¨®filo. De hecho Irvine Welsh, el autor de Trainspotting, es socio de honor.
"Against modern football" (contra el f¨²tbol moderno) es otra de las cosas que se leen en un gigantesco mural, tambi¨¦n a la entrada de La Cruz. El f¨²tbol moderno entendido como gran espect¨¢culo global, plagado de superestrellas millonarias como Cristiano Ronaldo o Messi, culebrones medi¨¢ticos y grandes flujos monetarios. "No nos gustan los equipos que funcionan como meras empresas ni que este deporte se entienda solo como un negocio", dice Pablo Mu?iz, uno de los socios (y a la saz¨®n propietario) del U. C. Ceares. "Tampoco nos gustan esa idea de los futbolistas idealizados e inaccesibles, aqu¨ª puedes encontrarte al capit¨¢n comprando una barra de pan o tomarte una birra con la defensa", cuenta el directivo V¨ªctor Rodr¨ªguez.
El club, que se declara abiertamente antihom¨®fobo y antirracista, funciona de manera horizontal, autogestionada, y tomando decisiones en asamblea
Este peque?o club funcionaba a la manera tradicional, con su estructura jer¨¢rquica, hasta que cambi¨® de equipo directivo hace unos cinco a?os. El Ceares estaba al borde de la quiebra y fue rescatado por una cooperativa de aficionados muy particular. Desde entonces el club trata de funcionar de manera m¨¢s horizontal, autogestionada, y gran parte de las decisiones se toman de manera asamblearia: un socio, un voto. "Adem¨¢s aqu¨ª los socios, adem¨¢s de pagar la cuota, deben tener una mayor implicaci¨®n, venir a echar una mano, a pintar, a hacer reparaciones", dice el socio Chema Urdampilleta. Aunque, tambi¨¦n confiesan, no siempre se consigue esa implicaci¨®n buscada.
"Todo esto surgi¨® en el pu?ado de bares que en el barrio de Cimadevilla, en Gij¨®n, ponen m¨²sica de corte brit¨¢nico: northern soul, punk, ska, etc", dice el directivo David M¨¦ndez, "siempre paramos la misma gente y acabamos conoci¨¦ndonos todos, tambi¨¦n de movidas sociales y pol¨ªticas. Decidimos encargarnos de este club que estaba a punto de desaparecer y darle un giro". De hecho su nuevo lema, Keepin' the faith since 1946, est¨¢ claramente inspirado en el lema de la m¨²sica northern soul (el soul underground que fue recuperado a finales de los a?os 60 en el norte de Inglaterra) que dice "Keep the faith", se acompa?a de un pu?o cerrado y es f¨¢cil de ver en parches y camisetas abundantes en este mundillo musical (el mismo que se oye por los altavoces en los d¨ªas de partido). Como ejemplo de uno de esos bares gijoneses se podr¨ªa citar La Folixa. En el madrile?o barrio de Lavapi¨¦s tambi¨¦n hay un garito simpatizante: La Huelga. En la entrada del campo vemos, casualmente, aparcada una vespa negra. Todo encaja.
Angl¨®filos tambi¨¦n en lo literario. ?C¨®mo acab¨® Irvine Welsh vinculado a este peque?o club de tercera? "Organizamos un concurso literario y el pr¨®logo lo hizo el escritor Kiko Amat, que tambi¨¦n es simpatizante. Tanto Amat como Welsh publican en la misma editorial, Anagrama, as¨ª que el primero consigui¨® que el brit¨¢nico nos escribiera unas l¨ªneas. Luego tambi¨¦n nos ha hecho unos gui?os en las redes sociales, y le hemos nombrado socio de honor", explica M¨¦ndez. Dentro de lo deportivo la cosa no va mal: es el club m¨¢s veterano de la Tercera Divisi¨®n y en 2014 lleg¨® a jugar los play off para subir a Segunda B. Y eso teniendo en cuenta que es el equipo con uno de los presupuestos m¨¢s ajustados. De ah¨ª otro de sus lemas: "?ltimos en dinero, primeros en coraz¨®n".
Tienen varios lemas, como ¡°Keepin' the faith since 1946¡± (inspirado en la m¨²sica northern soul) o "?ltimos en dinero, primeros en coraz¨®n"
"Es un equipo muy integrado en el barrio, como una estructura m¨¢s", cuenta Urdampilleta, "engloba mucho m¨¢s que los partidos de f¨²tbol y trata de crear comunidad". As¨ª en el Ceares han organizado recogida de juguetes o de alimentos para los m¨¢s necesitados, fiestas populares, conciertos, barbacoas, jornadas por un f¨²tbol social y cr¨ªtico, o charlas como las del ensayista C¨¦sar Rendueles, nueva referencia de la izquierda y otro de los c¨¦lebres defensores de este equipo. La cantina, adem¨¢s de las cuotas de los socios, es una de las fuentes de ingresos m¨¢s importantes. El club se declara abiertamente antihom¨®fobo y antirracista. Los trabajadores de varias empresas en conflicto han venido a este campo a manifestarse. Y la media de edad de la afici¨®n ha bajado notablemente: entre los hinchas abundan los polos Fred Perry, las parkas, las gorras y bufandas de cuadros y los flequillos. Todo muy mod, muy skin, muy british. Adem¨¢s, el equipo se ha integrado con un equipo de f¨²tbol femenino, el Gij¨®n F¨²tbol Femenino. Ambos comparten una Escuela Mixta de F¨²tbol.
"Este es un equipo muy particular", nos comenta un paisano que se afana en limpiar los asientos del banquillo, "porque este es un equipo de izquierdas". En un par de d¨ªas jugar¨¢ aqu¨ª el filial de tercera divisi¨®n de Sporting de Gij¨®n, cuyo grupo de ultras de extrema derecha, los Ultra Boys, parecen ten¨¦rsela jurada al Ceares. Ya son varias las ocasiones en las que el campo de La Cruz recibe agresiones en forma de pintadas fascistas, e incluso alguna agresi¨®n personal: el vicepresidente recibi¨® dos pu?etazos y una patada en el pecho de un grupo de 40 encapuchados, a las puertas del campo. Acab¨® en el hospital. "Aqu¨ª se viene a jugar al f¨²tbol", dice el paisano, "yo tambi¨¦n soy socio del Sporting, desde 1965, soy m¨¢s sportinguista que ellos. Si vienen a tomar los cojones, mejor que no vengan".
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