El ave capaz de recorrer 13.000 kil¨®metros en busca de sexo
Los playeritos pectorales recorren miles de kil¨®metros y hasta 24 lugares de apareamiento en busca de hembras que inseminar
Hay pocos incentivos capaces de llevar a un animal a la excelencia como las posibilidades de apareamiento. A veces hasta extremos absurdos. Las colas de los pavos reales o los cuernos descomunales de algunas especies de escarabajo suponen un consumo de energ¨ªa extraordinario que no necesariamente mejora la habilidad del individuo para sobrevivir, pero lanza el mensaje de que el propietario es tan fuerte que se lo puede permitir.
Esta semana, en la revista Nature, se ha conocido a otro animal que no escatima esfuerzos cuando se trata de transmitir sus genes. Es el playerito pectoral (Calidris melanotos), una especie de ave que ronda el palmo de largo y pasa la mitad de su vida en el hemisferio sur y la otra en las inmediaciones del c¨ªrculo polar ¨¢rtico. All¨ª, durante el mes en que los individuos de esta especie est¨¢n en celo, los machos son capaces de recorrer miles de kil¨®metros en busca de hembras con las que tener encuentros breves antes de partir en busca de nuevas parejas. A ellas y a sus cr¨ªas les dejar¨¢n solo su esperma.
Los autores del estudio que ha revelado sus h¨¢bitos sexuales, Bart Kempenaers y Mihai Valcu, del Instituto Max Planck de Ornitolog¨ªa en Seewiesen (Alemania), colocaron sistemas de seguimiento a las aves para seguir sus movimientos. As¨ª descubrieron que, despu¨¦s de recorrer cerca de 14.000 kil¨®metros desde sus refugios invernales en Am¨¦rica del Sur, pudieron continuar volando, viajando de un lugar a otro para encontrar hembras receptivas. La distancia media recorrida por cada uno de estos animales era de 3.000 kil¨®metros, pero el r¨¦cord super¨® los 13.000.
Los playeritos (conocidos en Espa?a como correlimos) se desplazan tanto con la esperanza de dejar su semilla en el mayor n¨²mero de hembras en distintos espacios de apareamiento. De media, estos donjuanes con plumas, visitaron ocho lugares en los que, intu¨ªan, pod¨ªan encontrar posibilidades de c¨®pula. El m¨¢s tozudo lleg¨® a pasar por 24 de esos sitios en los que, de media, los machos solo permanec¨ªan 1,2 d¨ªas, prolongando su estancia si el n¨²mero de hembras era mayor.
En 2012, Kempenaers ya hab¨ªa registrado otra cualidad extraordinaria de los playeritos relacionada con sus h¨¢bitos de apareamiento. Siguiendo a 149 p¨¢jaros, a los que fue capaz de medir la actividad cerebral, observ¨® que pod¨ªan aguantar sin apenas dormir durante el tiempo en que las hembras son f¨¦rtiles. Uno de los machos estudiados lleg¨® a estar activo durante el 95% del tiempo casi tres semanas. En aquel trabajo tambi¨¦n se observ¨® que la falta de sue?o les compensaba: los individuos m¨¢s activos acapararon m¨¢s hembras y produjeron m¨¢s cr¨ªas.
La distancia media recorrida por cada uno de estos animales era de 3.000 kil¨®metros
Javier de la Puente, bi¨®logo del programa Migra de SEO/BirdLife, que se dedica a hacer seguimiento de aves, reconoce el valor del trabajo. ¡°Es algo sobre lo que se ten¨ªa idea, pero no se hab¨ªa demostrado como han hecho ahora. Es un proyecto que ha contado con unos recursos enormes y que es importante para entender el comportamiento de las aves y facilitar las labores de conservaci¨®n¡±, explica. De la Puente comenta que, aunque la mayor parte de las aves se aparean en un sitio y permanecen en pareja, hay otras que tienen comportamientos similares. Las codornices, por ejemplo, van subiendo desde el S¨¢hara y buscando pareja por el camino, primero en Marruecos, luego en Andaluc¨ªa y contin¨²an en su camino hacia el norte.
Este tipo de comportamiento, explican los investigadores del Max Planck, tiene consecuencias sobre la especie. Al no permanecer en un lugar fijo, hay poca diferenciaci¨®n gen¨¦tica y no es f¨¢cil que aparezcan nuevas especies distintas a la original adaptadas a las condiciones de un ambiente concreto.
Las nuevas tecnolog¨ªas, como los dispositivos de cinco gramos que se incorporaron a los playeritos para analizar su comportamiento, van a permitir conocer como nunca antes las vidas de p¨¢jaros como estos, que rondan los 100 gramos. Adem¨¢s de ofrecernos historias fascinantes, esta informaci¨®n ser¨¢ una herramienta para conocer la biodiversidad del planeta y protegerla. ¡°Ahora, hay especies que pasan en Espa?a cuatro meses al a?o, y no sabemos qu¨¦ hacen o d¨®nde van cuando est¨¢n fuera. Con la tecnolog¨ªa actual, si hubiese recursos, se pueden lograr cosas como lo que se ve en este art¨ªculo de Nature¡±, concluye.
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