Paladar viajero
Para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro¡±, sentenci¨® la poeta estado?unidense Emily Dickinson en el siglo XIX, en cuyos albores la edici¨®n de libros de viajes solo era superada por los de teolog¨ªa. El inter¨¦s por conocer otras culturas floreci¨® con la llegada del ferrocarril, a la que se sumar¨ªan la del barco de vapor y, con la aparici¨®n del petr¨®leo y el motor de combusti¨®n, el autom¨®vil y el avi¨®n, ya entrado el siglo XX. En 100 a?os, los tremendos avances acaecidos en el transporte cambiaron la movilidad y, con ella, el concepto de viaje, estimulado por la aparici¨®n de tours organizados, el apogeo de los alojamientos para dar cama, comida y servicios a los nuevos turistas y la creaci¨®n de tabernas en las estaciones de trenes, puntos de atraque y parada que albergaban a los viajeros.
Pero no es hasta los a?os cincuenta del siglo pasado cuando se inicia el verdadero despegue del sector tur¨ªstico, propiciado por la instauraci¨®n de la jornada laboral de 40 horas y el mes de vacaciones, en un contexto de mejora de las condiciones de trabajo y despunte de la econom¨ªa. As¨ª, el incremento de las infraestructuras y medios de transporte p¨²blico, como la construcci¨®n de autopistas, junto a la disminuci¨®n del precio de los autom¨®viles y la regulaci¨®n del transporte a¨¦reo dieron paso a una nueva cultura del ocio y, con ella, a un turismo masivo que no ha dejado de crecer. Si en 1950 la cifra de viajeros que cruzaron una frontera fue de 25 millones, en 2014 alcanz¨® los 1.133 millones, y las previsiones de la Organizaci¨®n Mundial del Turismo es que se lleguen a los 1.800 millones de turistas en 2030.
Esta presencia masiva de visitantes, junto a incontables oportunidades, trae consigo un equipaje cargado de retos. A la prosperidad de un sector que genera reciprocidad cultural, promoci¨®n internacional, creaci¨®n de empresas, empleos e ingresos derivados de las exportaciones y ejecuci¨®n de infraestructuras, le acompa?a tambi¨¦n en este viaje el impacto generado por una acelerada transformaci¨®n social, cultural y medioambiental. La cara B del turismo la podemos apreciar en el trabajo temporal y la baja capacitaci¨®n de muchos trabajadores, la disoluci¨®n de las identidades locales, la transformaci¨®n irreversible de los entornos, el crecimiento urbano excesivo, la regresi¨®n de los espacios naturales o la propagaci¨®n de im¨¢genes estereotipadas. Los antecedentes nos han ense?ado que, en innumerables ocasiones, el crecimiento se ha sustentado sobre la socializaci¨®n de los inconvenientes ¨Cerosi¨®n del medio natural, generaci¨®n de residuos o agotamiento de recursos¨C y la privatizaci¨®n de los beneficios.
Por el contrario, la sensatez nos indica que es posible hacer converger sostenibilidad con desarrollo tur¨ªstico. Esta actividad ayudar¨ªa a promover la sensibilizaci¨®n sobre la singularidad hist¨®rica y cultural de los destinos. Solo de esta forma el turismo ser¨¢ una herramienta de cambio social, tolerancia y bienestar que elimine barreras y propicie el intercambio cultural entre diferentes. De lo contrario, solo nos quedar¨¢n las p¨¢ginas de los viejos libros para vagar por espacios ajenos al nuestro, m¨¢s all¨¢ de los centros comerciales y los establecimientos de fast food.
Verduras gratinadas con bechamel sin harina
Ingredientes
Para 4 personas
Las verduras
- Una coliflor
- Un br¨®coli
- Sal
La bechamel
- 400 mililitros de leche desnatada
- 30 gramos de kuzu (una hierba utilizada en la cocina tradicional china)
- Nuez moscada (al gusto)
- Pimienta blanca (al gusto)
- Sal
Las l¨¢minas de ajo
- 3 dientes de ajo
- 36 gramos de aceite de oliva
Instrucciones
1. Las verduras
Separar la coliflor y el brócoli en ramilletes y limpiar en abundante agua. Cocer en agua hirviendo con sal hasta que estén tiernas. Enfriar en agua con hielo. Escurrir. Reservar.
2. La bechamel
Disolver la hierba kuzu en la leche desnatada fría. Cocinar a fuego muy bajo removiendo constantemente hasta que espese. Retirar del fuego. Agregar la nuez moscada rallada, la pimienta blanca molida y la sal.
Reservar a temperatura ambiente tapada con un papel de cocina transparente en contacto para prevenir la formación de pieles almidonosas.
4. Las l¨¢minas de ajo
Cortar los dientes de ajo en láminas finas. En una sartén a fuego bajo, tostar las láminas de ajo en el aceite. Retirar del fuego y reservar.
5. Acabado y presentaci¨®n
En una fuente apta para horno, servir la coliflor y el brócoli. Aliñar con las láminas de ajo y su aceite. Cubrir las verduras con la bechamel. Gratinar en un horno medio hasta dorar. Retirar y terminar con perejil picado. Servir.
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