Amaral
Para llegar a algo as¨ª hay que tener, y de qu¨¦ manera, arte, mucho arte
En los a?os noventa, si me quedaba una noche en casa es porque me sent¨ªa medio muerto. En esa ¨¦poca conoc¨ª a Eva, la camarera del Azul, un bar de Zaragoza del que no era nada f¨¢cil salir el ¨²ltimo. Era delicada y callada, estudiaba, tocaba la bater¨ªa y pon¨ªa buena m¨²sica en el Azul. Ella recuerda la noche de 1996 en la que aparecieron por all¨ª Pen¨¦lope Cruz, Goya Toledo y Javier Gurruchaga despu¨¦s de ver a Michael Jackson en La Romareda.
Un d¨ªa de 1997 Eva Amaral y su novio, el guitarrista Juan Aguirre, llegaron a Madrid, con una mano delante y otra detr¨¢s. Entre las cosas que hicieron para salir adelante destaca el n¨²mero de Eva cuando se disfraz¨® de Super Mario en El Corte Ingl¨¦s. En 1998 Pancho Varona produjo su primer disco, que les permiti¨® vivir noches tan imborrables como aquella en la que actuaron para los tres camareros y los dos clientes de un garito de Vitoria.
No se dejaron vencer por los malos tiempos y luego han sabido sobrevivir muy bien al ¨¦xito arrollador. Jos¨¦ Antonio Labordeta sosten¨ªa que la gente de Arag¨®n es ¡°muy mirada¡±, una bonita forma de describir su nula arrogancia. En eso, y en su obstinaci¨®n por saltar al vac¨ªo una y otra vez, Eva y Juan son muy aragoneses.
La pareja tambi¨¦n ha logrado alguna obra maestra en su vida ¨ªntima: fueron novios durante ocho a?os pero la ruptura sentimental no hizo ning¨²n da?o, sino casi todo lo contrario, a la relaci¨®n profesional y, lo que es a¨²n m¨¢s sutil, a la complicidad afectiva. Para llegar a algo as¨ª hay que tener, y de qu¨¦ manera, arte, mucho arte.
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