?Qu¨¦ hay detr¨¢s de los bodegones policiales de objetos robados, armas y droga?
La artista Sof¨ªa Montenegro ha hablado con la Polic¨ªa Nacional para saber c¨®mo se disponen las piezas, qu¨¦ mensaje quieren lanzar con ellas y por qu¨¦ hacen abanicos con los billetes incautados
Las han visto por la tele: grandes concentraciones de pistolas, ametralladoras, pasamonta?as, billetes (sobre todo de los morados y los amarillos), materiales explosivos o sustancias estufacientes. Las muestran con orgullo en los medios de comunicaci¨®n las diferentes Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, incautadas, tras una operaci¨®n policial, a criminales y malhechores. Su fin es primordialmente informativo.
Un martillo, misteriosas cuerdas, armas cruzadas, abanicos de dinero, docenas de pasaportes id¨¦nticos, explosivos, crucifijos¡ todo sim¨¦trica y perfectamente ordenado
Pero donde el ciudadano de a pie ve una notable actuaci¨®n policial y una disposici¨®n de peligrosos objetos muy ordenados sobre una mesa, Sof¨ªa Montenegro (Madrid, 1988), a trav¨¦s de su mirada de artista, vio unas im¨¢genes que trascend¨ªan lo puramente informativo y policial para llegar a tener cierta dimensi¨®n est¨¦tica. As¨ª comenz¨® su proyecto Incautos, una obra que recoge multitud de estos bodegones y les a?ade un breve v¨ªdeo art¨ªstico-documental en el que agentes de la polic¨ªa y del arte profundizan en la naturaleza de estas im¨¢genes. Al fin y al cabo, comisarios hay de dos tipos: de polic¨ªa y de arte.
?C¨®mo se crean estas disposiciones de objetos? "No existe un protocolo definido para ordenar el material incautado, ni personas especializadas en hacerlo", cuenta la artista, "lo suelen montar los mismos agentes que realizan cada operaci¨®n. Lo que me llam¨® la atenci¨®n es que, tal vez sin quererlo, estas personas reproducen ciertos patrones est¨¦ticos recurrentes". Cada d¨ªa absorbemos infinidad de im¨¢genes, art¨ªsticas y no art¨ªsticas, y da la impresi¨®n, viendo estos escaparates (que as¨ª se llaman), que muchas afloran de las mentes de estos polic¨ªas a la hora de colocar los objetos.
PINCHA AQU? PARA VER ALGUNOS BODEGONES POLICIALES
Pasan cosas raras en estos bodegones: los objetos de la vida cotidiana llegan a cobrar una nueva dimensi¨®n, m¨¢s siniestra: un martillo en el caj¨®n de casa sirve para clavar clavos, sobre una de estas mesas parece autom¨¢ticamente destinado a romper una crisma. ?Y para qu¨¦ se han usado esas misteriosas cuerdas? Son disparaderos de la imaginaci¨®n. A veces la mera repetici¨®n del mismo objeto en cantidades fuera de lo com¨²n ya le proporciona un aura de sospecha; es el caso de ver perfectamente ordenados docenas de pasaportes id¨¦nticos. Tienen que ser falsos, seguro. Junto a las armas o explosivos aparecen tambi¨¦n objetos inocentes: tel¨¦fonos m¨®viles, ordenadores, perfumes, obras de arte, destornilladores, plantas y hasta juguetes.
"Es interesante el hecho de que no solemos conocer muchos detalles sobre el uso que se ha dado a estas cosas, pero podemos tratar de adivinar los hechos que hay detr¨¢s", dice la artista. Por ejemplo, si vemos esv¨¢sticas, pu?os americanos, parafernalia fascista, es seguro que es algo relacionado con actividades neonazis. Si solo aparecen ordenadores y otros gadgets, ser¨¢ un delito tecnol¨®gico. Cuernos, chismes m¨¢gicos, crucifijos y heavy metal: cosa de sectas sat¨¢nicas. Si hay mucha droga, pues eso, problemas de droga.
"Estas im¨¢genes son un toque de atenci¨®n", dice uno de los polic¨ªas. "Es como el eslogan de 'fumar mata', que es m¨¢s para los no fumadores, porque los fumadores ya no le hacen caso"
?Y los destellos art¨ªsticos? "Se ven cosas muy curiosas: armas cruzadas, abanicos de dinero, montones de billetes de los que emerge algo as¨ª como una flor. Es habitual que se cuide mucho la simetr¨ªa y se tenga en cuenta cierta jerarqu¨ªa", dice Montenegro. Entre las cosas m¨¢s curiosas se encuentran disposiciones de tupperware de colores, o de plantas, o de coches formando figuras como en un concesionario. Uno de los expertos en arte entrevistados se?ala la evidente inquietud archiv¨ªstica o muse¨ªstica que muestran estos agentes de la ley. Coinciden en que, de alguna manera, las im¨¢genes de naturalezas muertas que residen en el imaginario colectivo tienen una influencia evidente en estos escaparates. "El arte va impregnando otros ¨¢mbitos", se?ala la creadora.
Llevar a cabo su trabajo no fue f¨¢cil para la artista: "Contact¨¦ con la polic¨ªa, pero como no est¨¢n acostumbrados a que les contacten artistas con estos fines, no entend¨ªan muy bien qu¨¦ inter¨¦s pod¨ªa yo tener en estos escaparates", explica. Finalmente pudo entrevistar a la portavoz de la Polic¨ªa Nacional. Ahora la obra, seleccionada junto con otras nueve para los Circuitos de Arte Joven que organiza anualmente la Oficina de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid, se puede ver en la Sala de Arte Joven de la capital hasta el 19 de marzo, en una muestra comisariada por Virginia Torrente. "Me gustar¨ªa seguir trabajando en el proyecto", dice Montenegro, "por ejemplo entrevistando escaparatistas que comenten qu¨¦ inter¨¦s tienen estas disposiciones desde el punto de vista del marketing". Precisamente este trabajo tiene un antecendente: el film del artista Harun Farocki Stilleben (1997) en el que trazaba las relaciones entre las im¨¢genes publicitarias de los a?os 80 y 90 y la representaci¨®n de los objetos cotidianos en los cuadros de los maestros flamencos del XVIl.
"Estas im¨¢genes son un toque de atenci¨®n", dice uno de los polic¨ªas en el v¨ªdeo, "es como el eslogan de 'fumar mata', que es m¨¢s para los no fumadores, porque los fumadores ya no le hacen caso. Con estos bodegones la polic¨ªa le dice a la gente: 'si hac¨¦is alguna de estas cosas es posible que os pillemos". Un patr¨®n recurrente es que el escudo policial siempre tiene un lugar preeminente. Puede ser de la Polic¨ªa Nacional, la Polic¨ªa Local o la Guardia Civil, e indica qui¨¦n ha llevado a cabo la operaci¨®n. "Es algo as¨ª como una firma corporativa", concluye Montenegro.
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