Ara?as que surcan mares y cielos
Las estrategias de estos animales para colonizar nuevos h¨¢bitats son la peor pesadilla de los aracnof¨®bicos
A veces llueven millones de ara?as en Australia. En mayo de 2015, las tierras de las Mesetas del Sur se cubrieron de telara?as ca¨ªdas del cielo. Grandes extensiones quedaron emblanquecidas y a sus habitantes les sali¨® alguna cana de m¨¢s. Con los hilos de seda viajaban, cual paracaidista, las peque?as ara?as, un ej¨¦rcito del aire que es la peor pesadilla de los aracnof¨®bicos. Este fen¨®meno masivo no es habitual, aunque ciertamente estos artr¨®podos sin alas pueden volar. El vuelo ar¨¢cnido o ballooning es un modo de transporte que usan para recorrer grandes distancias y colonizar nuevos territorios. De su viaje traen souvenirs que, durante un tiempo, flotan en el aire. A contraluz, se ven los hilos bailar. Por su belleza, algunos los llaman los hilos de la virgen, otros por su repugnancia, los llaman las babas del diablo. Al mejor naturalista de la historia, en cualquier caso, no le dejaron indiferente.?
En una ma?ana de noviembre de 1832, cuando el Beagle se encontraba navegando por la costa este del r¨ªo de La Plata, un joven Charles Darwin qued¨® anonadado al contemplar la cubierta del bergant¨ªn llena de ara?as voladoras. En su diario describi¨® con asombro c¨®mo despegaban: ¡°He observado repetidamente a estas peque?as ara?as elevar sus abd¨®menes, disparar los hilos y luego salir volando horizontalmente con una rapidez inexplicable¡±. Normalmente, para realizar el vuelo ar¨¢cnido se encaraman en el punto m¨¢s alto de una saliente, se ponen de puntillas apuntando con el abdomen hacia arriba y sueltan varios hilos al aire. Al ser tan livianos, con un poco de viento se elevan f¨¢cilmente ejerciendo una fuerza contraria al peso de la ara?a. Entonces, como un chiquillo levantado por una cometa en un d¨ªa de vendaval, los artr¨®podos de ocho patas despegan bruscamente. Este curioso fen¨®meno sucede cuando hay corrientes de aire ascendiente provocadas, a menudo, por el calentamiento del suelo despu¨¦s de un per¨ªodo de lluvias.?
Parece razonable pensar que las ara?as diminutas, ya sean cr¨ªas, machos o especies peque?as, son las ¨²nicas que practican el ballooning. No obstante, se han observado hembras del g¨¦nero Stegodyphus de m¨¢s de 100 miligramos y 14 mil¨ªmetros en pleno vuelo. Por otra parte, tambi¨¦n se han encontrado ara?as surcando los cielos en d¨ªas sin viento y a m¨¢s de 4000 metros de altitud. En estas circunstancias, las corrientes termales no son explicaci¨®n suficiente. Peter Gorham de la Universidad de Haw¨¢i propone que en el vuelo ar¨¢cnido tambi¨¦n intervienen fuerzas electrost¨¢ticas. Las telara?as contienen muchas mol¨¦culas que, con el roce tras abandonar las hileras, se cargan negativamente repel¨¢ndose entre s¨ª. Al mismo tiempo, la atm¨®sfera se comporta como un campo vertical negativo que interact¨²a con los hilos y es suficientemente potente para transportar ara?as de cierto tama?o. Esta teor¨ªa explicar¨ªa por qu¨¦ a¨²n con brisas suaves las ara?as pueden alzar el vuelo.?
Para realizar el vuelo ar¨¢cnido, las ara?as se encaraman en el punto m¨¢s alto de una saliente, se ponen de puntillas apuntando con el abdomen hacia arriba y sueltan varios hilos al aire
Dejarse llevar por el viento (o la electricidad) suena demasiado bien. El destino es la tierra prometida o, por el contrario, la muerte. Entremedio dictando sentencia acechan p¨¢jaros hambrientos y se extienden los mares. Aunque, por suerte, si las ara?as aterrizan en el agua, tiene posibilidades de sobrevivir. No solo vuelan tambi¨¦n navegan. Cuando llega el momento, cambian el paraca¨ªdas de seda por una sofisticada vela y contin¨²an con su viaje. Mientras las patas hidrof¨®bicas las mantienen a flote, elaboran un conjunto de posiciones y movimientos para atrapar la brisa. Seg¨²n la especie, el repertorio abarca desde caminar sobre el agua, la simple elevaci¨®n de un par de patas o el extra?o levantamiento del abdomen a modo de vela. Algunas ara?as incluso liberan hilos en el agua como si fueran ancoras para reducir la velocidad o para agarrarse a un objeto flotante que les sirva de balsa. La cuesti¨®n es llegar a tierra firme.?
Tras siete meses de la erupci¨®n del volc¨¢n Krakatoa en 1883, lo ¨²nico vivo que encontraron los cient¨ªficos en la devastada isla fue una ara?a. Cincuenta a?os m¨¢s tarde, habitaban en el lugar cerca de cien especies de ara?a diferentes. Gracias a que pueden migrar por tierra, aire o agua, son uno de los primeros animales en colonizar nuevos h¨¢bitats, tales como una isla volc¨¢nica o un bosque reci¨¦n quemado. En poco tiempo, las ara?as se convierten en los principales depredadores del ecosistema. Con sus hilos de seda tejen trampas mortales as¨ª como sistemas de desplazamiento poco convencionales.
Oscar Cus¨® (@oscarcuso) es bi¨®logo, director y guionista de documentales de naturaleza, ciencia e historia. Ha trabajado en diferentes series y largometrajes para cadenas como la BBC, National Geographic o TVE.
Historias Naturales es una secci¨®n dedicada a las curiosidades cient¨ªficas de los seres vivos. Una serie de reportajes donde se narran las historias que rodean a la flora y la fauna, desde sus leyendas y lun¨¢ticas concepciones hasta los descubrimientos m¨¢s recientes. Un viaje del mito a la ciencia para descubrir las maravillas del mundo salvaje. El t¨ªtulo de la secci¨®n juega con el plural para convertir la Historia Natural - concepci¨®n cl¨¢sica de Biolog¨ªa - en cuentos, en relatos, en narraciones¡ en Historias Naturales.
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