'Furor': el programa de los noventa que todas las cadenas copian
Con Alonso Caparr¨®s en GH VIP, vuelve el recuerdo de este concurso de chicos contra chicas, famosos haciendo el rid¨ªculo, m¨²sicas horteras y el p¨²blico gritando "?qu¨¦ bonito, qu¨¦ bonito!"
"?Popurr¨ª, popurr¨ª!". No hubo un lema m¨¢s repetido en Espa?a a finales de los 90. Los ni?os lo gritaban en el patio del colegio, los adolescentes lo cantaban en el instituto y los que pasaban de la treintena -?qu¨¦ viejos parec¨ªan y qu¨¦ j¨®venes nos sentimos ahora!- aprovechaban la excusa para hacer el ga?¨¢n, que es algo que siempre ha triunfado mucho en Espa?a. Y todo gracias -o por culpa- de Furor, aquel despiporre convertido en programa de televisi¨®n que consigui¨® alzarse como un ¨¦xito absoluto los s¨¢bados por la noche. Total, ?qui¨¦n quer¨ªa ver Noche de fiesta -otro gran cl¨¢sico- cuando pod¨ªa encontrarse con un nutrido grupo de famosos venidos arriba mientras entonaban la peor selecci¨®n de canciones posible? Aquello no era un guilty pleasure. ?Era maravilla pura hecha prime time!
La vuelta a televisi¨®n de Alonso Caparr¨®s, maestro de ceremonias y juez ?implacable? del formato, ha hecho que los nost¨¢lgicos dejemos escapar una lagrimita rememorando las bondades de Furor. ?Si hasta Televisi¨®n Espa?ola se ha sacado de la manga un 'exploit' presentado por Eva Gonz¨¢lez! Claro que sin el exceso musical, estil¨ªstico y conceptual del original. Son otros tiempos, demasiado correctos para el desenfreno de los noventa.
Por el plat¨® de Antena 3 -?qu¨¦ gran oportunidad dej¨® pasar Telecinco!- pasaron actores, toreros, cantantes, presentadores, deportistas y todas las socialit¨¦s del momento cuando todav¨ªa no sab¨ªamos ni lo que era una socialit¨¦. No hab¨ªa nadie que no quisiera formar parte del ¨¦xito de la temporada. Ni siquiera el rid¨ªculo consegu¨ªa frenarles. Algo parecido a lo que ocurre ahora con 'El Hormiguero'. Entretenimiento blanco le llaman.
"All¨ª se cre¨® ese "?qu¨¦ bonito, qu¨¦ bonito!" que todav¨ªa se escucha en las gradas de p¨²blico de algunos programas"
Los famosos sab¨ªan que en Furor iban a estar tranquilos. Cantando y subi¨¦ndose encima de la mesa, s¨ª, pero con su intimidad y sus asuntos resguardados. ?As¨ª cualquiera va a televisi¨®n! La mec¨¢nica, de hecho, no pod¨ªa ser m¨¢s sencilla. Diez rostros populares de muy diverso pelaje compet¨ªan en equipos con el ¨²nico objetivo de machacar al sexo contrario. Ya saben, hombres contra mujeres, machos contra hembras, el sue?o del heteropatriarcado m¨¢s t¨®pico. Para ello, cada equipo iba superando una serie de pruebas de lo m¨¢s absurdo y sin ning¨²n tipo de rigor -desde recitar poemas hasta repetir trabalenguas- obteniendo puntos para alcanzar la victoria. Pero, claro, todo tiene su castigo. Los perdedores deb¨ªan enfrentarse a un 'popurr¨ª' de canciones que deb¨ªan interpretar de la forma m¨¢s exagerada posible. Y ah¨ª, claro, es donde la noche cobraba sentido...
Ver a famosos desga?itarse, subirse encima de la mesa, arrancarse la corbata -porque, s¨ª, los hombres acud¨ªan con corbata y americana a este tipo de formato- y rodar por el suelo para ganar su punto -?o minipunto!- se convirti¨® en el fen¨®meno de la temporada. Un ¨¦xtasis global que hizo que el p¨²blico se pegase al televisor en una noche tan complicada como la del s¨¢bado. Nadie quer¨ªa perderse Furor. ?Normal! All¨ª se cre¨® ese "?qu¨¦ bonito, qu¨¦ bonito!" que todav¨ªa se escucha en las gradas de p¨²blico de algunos programas. Algo tan aparentemente sencillo como ver a unos famosos haciendo el ganso consigui¨® grabarse en el subconsciente del espectador hasta tal punto que sigue vigente veinte a?os despu¨¦s. Eso solo ocurre con los formatos de culto. ?O es que no hay aqu¨ª nadie que sue?a cada d¨ªa con volver a ver Confianza ciega?
Furor consigui¨® adelantarse a todo. Hizo que Alonso Caparr¨®s entrase en el plat¨® bailando -volvemos, de nuevo, a El Hormiguero-, puso a los famosos contra la cuerdas cuando esto todav¨ªa no se hab¨ªa convertido en lo habitual, sent¨® en el sof¨¢ al ni?o y a la abuela y roz¨® el 30% de audiencia. Eso s¨ª, la f¨®rmula se quem¨® tan r¨¢pido como lleg¨®. Tampoco hay tantos famosos, ni siquiera tantas canciones. El programa dur¨® tres temporadas y desapareci¨®. A?os despu¨¦s trataron de reflotarlo en las cadenas auton¨®micas, sin ¨¦xito, y hasta crearon una especie de obra de teatro, con el propio Caparr¨®s como presentador, titulada Habemus Furor. Tampoco hac¨ªa falta. Mejor qued¨¦monos con el recuerdo original. ?O presionemos a Atresmedia para que suba todos los programas a su plataforma digital! Maldita nostalgia, ?cu¨¢ndo nos dejar¨¢s tranquilos? La verdadera enfermedad del siglo XXI.
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